Abascal responde a Iglesias: 'Que venga a pegarme si tiene bemoles'
Iglesias
pide "disculpas" por "no romper la cara a los fachas" de la televisión y
pide una "cacería" para aplicar la "justicia proletaria". El líder de
VOX recoge el guante. (La Gaceta)
¿GUERRA DE GENERACIONES?
(José Maria Carrascal/ABC)
¿GUERRA DE GENERACIONES?
¿Y
si no fuera una guerra ideológica la que se está librando, sino una
guerra de generaciones, de jóvenes contra mayores, los unos asaltando la
fortaleza del poder con el descaro de los pocos años, los otros
defendiéndola con todos los medios y experiencia a su alcance? Porque
diferencias ideológicas no hay tantas.
Podemos es la versión radical de la izquierda, que, si se la mira bien, no trae nada nuevo, más bien trata de volver a sus raíces originales, y esos planes asustaburgueses, esas amenazas truculentas, esos insultos inflamados son tan viejos como la Revolución Francesa con sus viejas haciendo punto al paso de los condenados a la guillotina.
Mientras, Ciudadanos intenta presentarse como la derecha más civilizada, como el conservadurismo más amable, como el centro del centro, lo que quiere decir que tiende la mano tanto a un lado del espectro político como al otro. Es más, tengo entendido que Iglesias militó en sus comienzos en el PSOE (¿o fue en IU?) y, visto que aquello era lo más parecido posible a un escalafón en el que se ascendía por quinquenios, no por méritos, se lanzó a hacer la guerra por su cuenta, mientras que Rivera militó en las Juventudes del PP catalán, ocurriéndole lo mismo.
¿Tiene algo de extraño que esos dos jóvenes audaces y ambiciosos quisieran romper las aguas estancadas de la política española con una carga de dinamita en los dos grandes partidos que se repartían la tarta? Hay que tener en cuenta, además, algo que suele olvidarse: la Transición dura ya tanto como el franquismo y España ha cambiado tanto como en aquel. La crisis económica y la corrupción brindaban la oportunidad ideal para dar el golpe de mano.
Fue Ortega el primero que apuntó la idea de que las generaciones son la maquinaria de la historia para hacer mover la política. «Cada generación tiene su perspectiva de la vida, de cómo abordar y cómo resolver los problemas, distintos a los de la generación anterior», dice en su «Método histórico de las generaciones». ¿Es esto lo que está ocurriendo en España? ¿Que las nuevas generaciones, esas que encuentran taponadas las salidas por las generaciones anteriores y tienen que contentarse, en el mejor de los casos, con contratos temporales, sueldos bajos o irse al extranjero, son las que protagonizan ese «asalto al cielo» del que hablaba Iglesias? Todo apunta a que se trata de un choque generacional más que de ninguna otra cosa. Basta oír a los «emergentes» hablar de «la casta».
De ser así, estaríamos en medio de esa larga e imparable marcha de la Historia de que habló Hegel, o sea, nada de que alarmarse. Pero para ello necesitamos saber si Iglesias y Rivera traen algo realmente nuevo o se trata sólo del clásico «quítate tú, para ponerme yo», que significaría quedarnos como estábamos o incluso peor, que también se ha dado en la marcha de la humanidad.
Porque, hasta ahora, lo único que nos ha ofrecido Podemos es lo más rancio de la izquierda, ensayado desde la Comuna parisina en 1870 hasta los experimentos griego y venezolano recientes, mientras Ciudadanos nos dice que está dispuesto a entenderse con todos. Original, ninguno.
Podemos es la versión radical de la izquierda, que, si se la mira bien, no trae nada nuevo, más bien trata de volver a sus raíces originales, y esos planes asustaburgueses, esas amenazas truculentas, esos insultos inflamados son tan viejos como la Revolución Francesa con sus viejas haciendo punto al paso de los condenados a la guillotina.
Mientras, Ciudadanos intenta presentarse como la derecha más civilizada, como el conservadurismo más amable, como el centro del centro, lo que quiere decir que tiende la mano tanto a un lado del espectro político como al otro. Es más, tengo entendido que Iglesias militó en sus comienzos en el PSOE (¿o fue en IU?) y, visto que aquello era lo más parecido posible a un escalafón en el que se ascendía por quinquenios, no por méritos, se lanzó a hacer la guerra por su cuenta, mientras que Rivera militó en las Juventudes del PP catalán, ocurriéndole lo mismo.
¿Tiene algo de extraño que esos dos jóvenes audaces y ambiciosos quisieran romper las aguas estancadas de la política española con una carga de dinamita en los dos grandes partidos que se repartían la tarta? Hay que tener en cuenta, además, algo que suele olvidarse: la Transición dura ya tanto como el franquismo y España ha cambiado tanto como en aquel. La crisis económica y la corrupción brindaban la oportunidad ideal para dar el golpe de mano.
Fue Ortega el primero que apuntó la idea de que las generaciones son la maquinaria de la historia para hacer mover la política. «Cada generación tiene su perspectiva de la vida, de cómo abordar y cómo resolver los problemas, distintos a los de la generación anterior», dice en su «Método histórico de las generaciones». ¿Es esto lo que está ocurriendo en España? ¿Que las nuevas generaciones, esas que encuentran taponadas las salidas por las generaciones anteriores y tienen que contentarse, en el mejor de los casos, con contratos temporales, sueldos bajos o irse al extranjero, son las que protagonizan ese «asalto al cielo» del que hablaba Iglesias? Todo apunta a que se trata de un choque generacional más que de ninguna otra cosa. Basta oír a los «emergentes» hablar de «la casta».
De ser así, estaríamos en medio de esa larga e imparable marcha de la Historia de que habló Hegel, o sea, nada de que alarmarse. Pero para ello necesitamos saber si Iglesias y Rivera traen algo realmente nuevo o se trata sólo del clásico «quítate tú, para ponerme yo», que significaría quedarnos como estábamos o incluso peor, que también se ha dado en la marcha de la humanidad.
Porque, hasta ahora, lo único que nos ha ofrecido Podemos es lo más rancio de la izquierda, ensayado desde la Comuna parisina en 1870 hasta los experimentos griego y venezolano recientes, mientras Ciudadanos nos dice que está dispuesto a entenderse con todos. Original, ninguno.
(José Maria Carrascal/ABC)
3 comentarios:
La violencia es monopolio del género humano, que no se olvide el de la casta con coleta de diseño.
Sionista
L a justicia proletaria la tendríamos que empezar a aplicar a los de la casta como tú, los proletarios con título estamos hasta el gorro de los listillos de la clase con carné y mucha jeta que se lo llevan crudo en mierdolandia, es decir el país de bandas depredadoras que habéis montado con basura- cultura como justificación de vuestra vida regalada, caraduras.. Ahora ración triple.
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