EN PELOTAS.

EN PELOTAS.

Los nudistas se sienten discriminados. Reclaman que no se les estigmatice creando "guetos" en las playas. Las asociaciones en defensa del nudismo y la desnudez han pedido que se deje de perseguir esta práctica y reclaman que no se creen zonas exclusivas para ellos en las playas españolas porque consideran que se convierten en "guetos" y se sienten discriminados.

Una cosa es desnudarse en público (en la playa, por ejemplo), y otra tratar de metérsela doblada a la gente. Para no hacerlo hay utilizar el lenguaje sin distorsiones interesadas. Este es el caso de la utilización de ‘discriminación’ y ‘gueto’ por parte de los nudistas, para describir su martirio. El artículo 14 de nuestra Constitución dice: ‘Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacionalidad, sexo, religión opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social’.

El Tribunal Constitucional ha establecido que no toda distinción es discriminación. Cualquier sociedad, y más las sociedades complejas, están llenas de distinciones que no son, necesariamente, discriminaciones. También dice el TC que en cualquier alegación de discriminación, será también necesario aportar un término válido de comparación; de esta forma, entre otros supuestos, habrá de acreditarse por el actor la existencia de un tratamiento distinto al recibido por otros trabajadores en situación idéntica.

Pues bien, no estamos en situaciones idénticas. Unos enseñan, públicamente, el pimiento y el perejil, y otros lo esconden tras un bañador. Los usuarios de bañador no exigen que los nudistas abandonen sus principios, además del bañador. Solamente piden que si les gusta mostrar sus encantos al respetable público, lo hagan en lugares diferentes a los que no desean mostrarlos. En cambio, parece ser que los nudistas quieren imponer su natural presencia. Tal vez es que no quieren privarnos de contemplar tanta belleza.

Además, si se admite que en las playas puedan ondear al viento los aparatos sexuales ¿por qué no en las piscinas? Sinceramente, no me apetece contemplar los pimientos colgantes de mis congéneres en una piscina. Por otra parte, muchos padres consideran que sus hijos pequeños no deben participar de esta contemplación de genitales varios. Si es que los padres tienen algo que decir en la formación de sus hijos. A menos que lo deba decidir el partido. O el Estado. ¡Qué sabemos nosotros, ciudadanos de carne mortal, de estas cosas tan complicadas!

¡Qué lo decida Bibiana Aido por nosotros!

Y luego está la cuestión de los ‘guetos’. Dice el diccionario de la RAE, en su tercera acepción: ‘Barrio o suburbio en que viven personas de un mismo origen, marginadas por el resto de la sociedad’. O sea, se trate de judíos o no, la cuestión central parece ser la ‘discriminación’. Ahora bien, los nudistas, al hablar de ‘guetos’ quieren recordarnos, al menos subliminalmente, las dramáticas situaciones de los judíos o de minorías despreciadas y marginadas por el resto de la sociedad.

Por favor, no exageren. El que no les dejen mostrar sus perendengues por todos los sitios no justifica que se hagan las víctimas. Para empezar, el nudista está socializándose, voluntariamente, con sus congéneres despelotados. Disfruten y no se lamenten. Si, además, quieren conectar con más gente, que salgan del cruel y horrible gueto (eso sí, cubriendo sus atributos) y en el chiringuito cercano pueden tomarse una cerveza con calamares. Rodeado de gente con el calzón puesto.

Vivimos en una sociedad en la que mucha gente disfruta haciéndose la víctima. De este modo, tiene que haber culpables, que seríamos el resto de los mortales con el calzón puesto. Pero los culpables siempre deben algo. Están en deuda. Pero esta vez no cuela. Lo siento. No me dan lástima. Trato de compararles con los judíos marginados por los nazis y siento que les estoy insultando. A los judíos.

En fin, disfruten de su nudismo, pero no es necesario restregarlo a los demás. Traten de ver la cuestión desde el otro lado. Con independencia del legítimo derecho de los padres a no desear el despelote ajeno para sus hijos pequeños ¿por qué los usuarios del calzón estamos obligados a contemplar la exhibición hortofrutícola de los demás?

Sebastián Urbina.