martes, 29 de noviembre de 2011

DEBATE VIDAL/MOA







CÉSAR VIDAL PARECE DESPRECIAR LA HISTORIA.

Cuando yo era comunista, tenía respuesta para todo. Sabía que la historia era una sucesión de conflictos, injusticias y crímenes, en suma, de explotación y opresión con algunos chispazos de genio “progresista”. Pero ese "relato de ruido y de furia” tenía un sentido, contra lo que pensaba Macbeth: se explicaba por la lucha de clases, que finalmente había derivado al enfrentamiento decisivo entre una burguesía necesariamente explotadora y un proletariado que, al derrocar al capital y emanciparse, emanciparía a la humanidad de sus males ancestrales.


 Así lo demostraban los países socialistas donde estaba abolida la explotación del hombre por el hombre, existía una básica igualdad de hombres y mujeres, todos con trabajo asegurado y acceso a la instrucción, donde la ciencia había sustituido a la superstición religiosa y el pueblo se regía por una moral superior. Ante este esquema fracasaban todas las objeciones. ¿Que en los países socialistas habría “problemas”, incluso crímenes? Nada más natural, pues se trataba de una experiencia nueva y sin paralelo en la historia, y no podía salir todo a la perfección desde el principio; aparte del continuo sabotaje y agresión del imperialismo burgués.


 En cuanto a los aparentes éxitos del capitalismo, continuaban basados en la explotación y la superstición, la anarquía del mercado producía desastrosas crisis cíclicas, y bajo una superficie brillante bullían tremendas desigualdades y miserias; y la sociedad se regía por una moral ínfima y engañosa, en la que el triunfo material lo era todo, a pesar de ser accesible, por su propia naturaleza, solo a una pequeña minoría. Los hechos que discordaban del esquema eran descartados como irrelevantes o propaganda burguesa.







A veces tengo la impresión de que don César Vidal sigue un esquema y enfoque análogos, inasequibles a los hechos históricos y con la dudosa metodología correspondiente. Para él, todo está en la Biblia, ya que esta es la palabra de Dios. Es decir, en una determinada interpretación, ya menos divina y más humana, de la Biblia. Así, las Escrituras habrían sido traicionadas y paganizadas por el catolicismo, para ser recuperadas en su pureza por los protestantes, y de ahí un sinfín de bendiciones que don César no se cansa de ponderar, en contraste con las miserias católicas que afligen a España.






El señor Vidal interpreta la Biblia al estilo judeo-protestante (a pesar de las maldiciones y execraciones, a veces con tintes exterminadores, de los líderes protestantes hacia los judíos); cree que en la Biblia se encuentra el espíritu y la bendición del trabajo (a pesar de que también encontramos en ella su consideración como un castigo y los esfuerzos humanos como pura vanidad); que allí nace el pensamiento científico (a pesar de que este nace en Grecia y “renace” en la católica Italia, y que los judíos no destacaron en ciencias hasta tiempos recientes, y siempre adoptando un espíritu exterior, ajeno –aunque no opuesto-- a la Biblia); que las finanzas encuentran también el mismo origen (a pesar de que históricamente toman impulso en países católicos); que la alfabetización procede también de los judíos y los protestantes (olvidando hechos tan decisivos como la labor de los monasterios, de las escuelas catedralicias, o las universidades, todo ello creaciones católicas; o la expansión de la alfabetización no solo en los países católicos, sino también en otras religiones o ideologías, sin relación alguna con la Biblia).


Y ahora encuentra la “primacía de la ley” como otra característica protestante en contraste con los países católicos y muy especialmente con España.






Si uno hubiera de creer a don César, España habría sido de siempre un país de vagos, parásitos e ignorantes voluntarios y sumido, por tanto, en la mayor pobreza y en una ilegalidad rampante. Ya he explicado que solo hay una época, el siglo XIX, en la que España queda significativamente atrasada en el plano económico no solo por relación a algunos –no todos— los países protestantes y a otros católicos, como Francia o Bélgica. El resto del tiempo ha estado entre los más ricos, y el bache del siglo XIX –debido en gran medida a efectos de la invasión napoleónica-- fue superado bajo el franquismo, cuando España vuelve a ingresar en el club de los países opulentos, cosa que parece llenar de pesar a algunos. En mi blog, el señor Lead ha aportado algunas estimaciones generalmente desconocidas, que rompen uno de los mitos más difundidos, sobre todos desde la crisis moral del 98:






En efecto, la generación de riqueza se mide por el PIB (Producto Interior Bruto, suma de los VABs-Valores Añadidos Brutos de todos los sectores productivos). Y el PIB español ha sido, desde hace más de 2.000 años, uno de los 10 mayores del mundo (a veces de los 5 mayores), según las famosas series de PIB/GDP (Gross Domestic Product) retrospectivas del famoso economista (fallecido el año pasado) de la OCDE Angus Maddison. (Blog Pío Moa)

3 comentarios:

Galafrin dijo...

Ya empezaron las peleas intestinas, y esto que todavìa no gobierna el cenro-derecho.

Puede que tenga razòn Pìo Moa acerca del catolicismo en España, pero cuando sepa Latino, Griego, Hebreo, Ruso, Frances incluso Ingles ya podrà opinar en cuanto a Cesar Vidal, uno de los intelectuales mas relevantes y accesibles en Europa, nada menos.
Moa se olvida demasiado frecuentemente su pasado no tan brillante.

Sebastián Urbina dijo...

No es bueno que haya peleas intestinas, si es que se trata de una pelea.

Nadie (yo no, al menos) niega la gran categoría intelectual de C. Vidal.

Y no se está debatiendo el pasado de Moa. La cuestión es si, en esta cuestión concreta, está más acertado Moa que Vidal, o no.

GOMEZ dijo...

Galafrin...¿también habla el 'LATINO'?

Mira, Vidal es en el mejor de los casos un correcto divulgador.
Y ahora más bien se le podría titular de intoxicador. Pues la colección de risibles topicazos lo ha desacreditado ante la mayoría de su antigua audiencia.
Menudo fiasco.