martes, 15 de noviembre de 2011

HACIENDA SOMOS TODOS







HACIENDA Y EL SENTIDO DEL RIDÍCULO.



La voracidad de Hacienda no conoce límites, ni siquiera los que establece el sentido común o el más elemental sentido del ridículo. Buena prueba de ello es la multa de hasta 600.000 euros a la que se enfrenta una peña de jubilados del Puerto de Sagunto por el terrible "delito" de jugar a las cartas con apuestas de 20 céntimos la partida. Los viejos se entretienen con estas pequeñas apuestas económicas con las que dan aliciente a las partidas y, de paso, contribuyen a sufragar algunos gastos de la entidad como luz y teléfono.


Sin embargo, el grupo de juego de la Policía Nacional ha irrumpido en la Peña de Amigos de la Tercera Edad del Puerto de Sagunto como si de un casino regentado por la mafia se tratara. La Peña ya sufrió en 2000 una situación similar que acabó en una multa de 200.000 pesetas, aunque al final los tribunales le dieron la razón al señalar que no había ánimo de lucro por lo que obligaron a la Generalidad a devolverles, con intereses, la sanción que les había impuesto.







Sin embargo, la Generalidad y la Policía han vuelto a la carga y en los últimos meses la peña ha sufrido varias inspecciones que han acabado con la prohibición de las partidas que los ancianos hacían tres tardes a la semana y que, con independencia del importe de la multa que pueda acompañarla, puede suponer el fin de la peña por falta de recursos propios.






Es de suponer que los tribunales vuelvan a imponer el sentido común que tanto les ha faltado a los responsables políticos, a los mandos policiales o a ambos. En cualquier caso, resulta asombroso lo ridículamente prusianos y quisquillosos que las autoridades se han puesto en este asunto, cuando, al tiempo, la Generalidad valenciana sigue instalada en el despilfarro público.






En lugar de atosigar a los ancianos, mas le valdría al gobierno autonómico valenciano poner la lupa en qué se gastan el dinero del contribuyente las televisiones autonómicas y cada una de las consejerias, incluida la de Hacienda. Son nuestros políticos los que parece que se jueguen al bingo el dinero del contribuyente, con la diferencia de que ellos no pagan nunca multas por ese motivo. (Guillermo Dupuy/ld)

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