El escándalo alcanza proporciones descomunales y
exige ya asunción de responsabilidades y dimisiones. Cada día se
descubren nuevas trapisonderías por parte de los dirigentes andaluces de
la Unión General de Trabajadores. La izquierda española honrada y
seria, que es muy numerosa, enrojece de vergüenza.
El último episodio fue comentario ayer de las redes sociales y de los
medios de comunicación, sin que Cándido Méndez dijera esta boca es mía.
UGT Andalucía facturó a la Junta, que pagó con dinero destinado a la
formación de los parados, 200 maletas con ruedas y estuches de
escritorio como regalo a los asistentes a su Congreso.
Se alteró, además, el contenido de la factura para evitar controles y
despistar a los investigadores. Cada asistente al Congreso de UGT
recibió una maleta con ruedas y un estuche escritorio y a nadie se le
ocurrió preguntar de dónde salía el dinero para sufragar tanto obsequio.
Si a este derroche se le unen las cien trapisonderías descubiertas,
algunas de extraordinaria gravedad, se comprenderá el deterioro de la
imagen sindicalista de UGT en toda España. Ya no valen paños calientes.
La dirección nacional del sindicato tiene que tomar medidas contundentes
y sajar el tumor que se ha desarrollado. En otro caso, la
responsabilidad recaerá íntegramente en Cándido Méndez.
(Luis María Ansón/El IMparcial)
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