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De Juana vivirá debajo del piso que habita una víctima de ETA.
Este Gobierno de talante hace que los maltratadores no puedan vivir (ni acercarse) cerca de sus vcítimas, lo que me parece muy bien. ¿Y qué pasa con los terroristas? ¿Son gente de paz? ¿Quiénes dan más asco, los que lo permiten, o los que apoyan a quiénes lo permiten? ¿País de mierda? ¿Gobierno de mierda?
Sebastián Urbina.
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A Francisco Marcos Marín, profesor de Lingüística Hispánica en la Universidad de San Antonio, Texas, no le parece ingenua esta decisión del Gobierno. «El mecanismo lingüístico del eufemismo ha funcionado siempre. El ser humano, por una razón profunda y antropológica, le ha dado un gran poder a la palabra; por eso el poeta era como un sacerdote y se pensaba que el nombre de las cosas es la cosa misma. Lo que pasa es que este gobierno se lo debe de estar creyendo todavía, porque el lenguaje no modifica la realidad, sino la percepción que tenemos de ella. Por eso, lo que hace Zapatero es perverso», afirma.
En este mismo sentido se expresa Wenceslao Castañares, que es profesor de Teoría de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid: «Los políticos han llegado a creer en el poder performático de las palabras, como si se pudiesen hacer cosas milagrosas con ellas, taumatúrgicas, y eso es falso, porque con las palabras no se puede cambiar la realidad, y es que hay una realidad exterior al lenguaje, como decimos los semiólogos, una realidad resistente que no se pliega a las palabras». Desde este punto de vista, negarse a utilizar la palabra «crisis», dice Castañares, «es patético porque responde a una estrategia de comunicación». (LaRazónDigital)
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