PAÍS DE MIERDA.

PAÍS DE MIERDA.

Aunque sólo un 7,4% de los profesores reconoce haber sufrido alguna vez una agresión física por parte de los alumnos, el 54,4% afirma haber recibido insultos, un 32,4% amenazas y el 97,9% ha visto episodios de violencia de sus pupilos entre sí.

El estudio fue realizado durante el pasado curso entre 1.223 profesores de Secundaria, 240 de Andalucía. El 50,2% reconoce que el temor a una agresión le provoca un nivel de estrés alto o muy alto. Vea la nota de FETE-UGT sobre el tema.

La incidencia de la violencia escolar en la salud laboral de los docentes es muy alta y, pese a que los episodios de agresiones físicas a profesores son minoritarios, "el profesor ve el clima, en los medios se da mucha publicidad, y ese miedo potencial es terrible para el profesional", explicó ayer en Sevilla la secretaria de Salud Laboral de FETE-UGT, Lydia Asensio. Nada menos que el 48,7% de los profesores encuestados ha estado de baja alguna vez en los últimos cinco años y, en el caso de las bajas de menos de tres días o de más de 10, un 22% vinculan el motivo de su ausencia al estrés.

Después del miedo a una agresión lo que más estrés provoca en los profesores es la falta de respaldo de los padres ante problemas de disciplina de sus hijos en clase. Un 24% de los encuestados asegura haber sido insultado alguna vez por familiares de alumnos, un 19,2% amenazados y un 4% agredidos.

El síndrome del "quemado"

Pero son los conflictos con los alumnos y de éstos entre sí, mucho más habituales, los que más afectan al profesorado. El principal problema entre profesores y alumnos es el de conductas que impiden el normal desarrollo de la clase, que van acumulando estrés en el docente "y cuando lleva 15, 20 ó 30 años se produce el síndrome del profesor quemado.

El secretario andaluz de FETE dijo que "la solución no es echar" a estos alumnos que obstaculizan el aprendizaje de los demás "porque muchos es lo que buscan" sino que "son necesarios educadores, orientadores, formar al profesorado en técnicas de resolución de conflictos y que se reconozca el principio de autoridad del docente, que no es la panacea pero ayuda".

La encuesta, realizada en colaboración con la Universidad Complutense, revela que los profesores de los centros públicos perciben más conflictividad que los de los privados que, según los responsables de FETE-UGT, esconden el problema. Aunque los sindicalistas aprueban con notable las medidas de las administraciones públicas, no tienen más remedio que reconocer que los niveles de estrés percibidos en el profesorado hacen dudar de su eficacia. (Antonio Barreda/Pedro de Tena/LD)

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PAÍS DE MIERDA.

Con la educación (es un decir) pasa algo parecido a lo que sucede con el paripé económico. Vivimos una crisis de caballo. El gobierno socialista envía tres folios a los partidos de la oposición (es otro decir) una hora antes. Todo vomitivo. Por parte del gobierno socialista es un insulto y una meada a los políticos que forman parte de la comisión económica.

Por parte de los meados, es una falta de dignidad no haberles tirado los papeles a la Salgado, Pepiño y Sebastián. ¡Tres folios de generalidades! ¡Una hora antes! Espero que, en el exterior, no se enteren. Pero lo sabrán y se hartarán de reir. Y nos las harán pasar canutas para prestarnos dinero. Es lo que nos merecemos. No somos de fiar.

Si pasamos de la crisis que no es crisis a otros ámbitos, las cosas huelen igual. Los adolescentes impresentables y malcriados tienen atemorizados a los profesores. Sus padres (o mejor, sus padres y madres, sus progenitores y progenitoras) son tan idiotas que les han mimado hasta el vómito. Han salido pequeños-grandes dictadores, amigos del botellón, el buen rollito, el condón y el taca-taca. ¡Que trabajen los tontos!

¿Cómo pueden los padres y madres, vascos y vascas, españoles todos y todas, ser tan rematadamente imbéciles? ¿Y qué decir de la casta política? Incapaces de poner orden porque no es 'popular'. Trampear y consensuar. Eso les gusta. Y la moqueta. Y las comisiones. Y no tener líos, que son dos días.

En resumen, tenemos lo que nos merecemos. Somos un país de tercera. Si ya estamos en la cola de Europa en calidad educativa (informes PISA), ahora estaremos (eso parece) en la cola de Europa en solvencia económica. De la mano de Grecia. Rectifico. Peor que Grecia. ¿Por qué?

Porque, a pesar de que ellos son unos cenizos progresistas, como aquí, al menos no tienen 17 reinos de taifas. Los griegos son griegos y se sienten griegos. No tienen el mezquino problema de estar avergonzados de su propia bandera, de su propio himno. Son capaces de tener un proyecto común. Nosotros no. O sea, somos la mierda de Europa. Esto no significa que no haya magníficas individualidades. Las hay. Tampoco significa que no haya buenas empresas, incluso a nivel internacional. Las hay. El problema es de conjunto y de coordinación para llevar adelante un proyecto común.

Por citar sólo un ejemplo. Se está minando a marchas forzadas la unidad de mercado. Esto es gravísimo. Pero parece que no pasa nada. Como el gravísimo problema de educación. Parece que no pasa nada. No se oye a los padres, por ejemplo, entonar un mea culpa por la parte de responsabilidad que les corresponde. A fin de cuentas, son sus hijos. ¿O no?

No me siento compatriota vuestro. Que os den. Tampoco me siento compatriota de los que roban y esquilman las arcas públicas. Ni de los demagogos y separatistas. O sea, lo de siempre.

'Todo pueblo tiene el gobierno que se merece'. Si puede elegirlo.

Sebastián Urbina.