EL DISCURSO DE LA DESESPERACIÓN.
José Luis Rodríguez Zapatero ha ejercido de presidente de la UE en una reunión protocolaria en Bruselas. Ha querido suplir la falta de brillo que está caracterizando su presidencia europea con un discurso buenista que ha recogido todos sus tópicos de política exterior. En un momento un periodista le pregunta por el batacazo que se estaba pegando la Bolsa, que entonces perdía tres puntos, y responde que no tiene noticia de la evolución de los mercados. Es una escena que le retrata perfectamente: profiere un discurso inane sobre la bondad del bien y la maldad del mal en el mundo, y no tiene ni noticia de los problemas económicos de su país.
Acaso más intranquilizador resulta su reacción cuando le han preguntado sobre la posibilidad de que la UE se vea forzada a rescatar a España. Ha dicho que es un “despropósito descomunal” dar curso a esa idea, a la que “no da crédito” y la considera “una absoluta locura”. ¿Qué lenguaje subido de tono es ese? Es el de una persona acorralada, que se rebela contra su situación que, por otro lado, no entiende. Es el discurso de una huída hacia adelante. Zapatero considera “intolerable” que el mercado perjudique sus intereses políticos por el hecho de que los ahorradores intenten defender lo suyo. Es una nueva muestra de incomprensión y de desesperación que provoca en el espectador una mezcla de sorpresa y patetismo.
El desplome de la Bolsa se ha producido por el rumor de que dos agencias de rating, Moody’s y Fitch, le van a retirar a la deuda española la calificación máxima que todavía mantienen. No es más que un rumor. Pero los inversores se lo han creído. Porque es perfectamente creíble. Porque esa máxima calificación está ya desactualizada y era dudosa la última vez que se renovó. Porque, y esta es la clave de todo, tenemos un Gobierno que no se ha ganado el crédito ante los agentes económicos, que temen cada vez más poner su dinero en nuestra deuda. Tampoco se ha ganado el crédito frente a otros gobiernos, que observan con impaciencia cómo nuestro Ejecutivo retrasa sine díe las reformas que, antes o después, tendrá que adoptar. Y empieza a perder el crédito ante sus propios votantes que, a tenor de lo que señalan las encuestas, prefieren, en número creciente, quedarse en casa antes de renovar en él su confianza y su voto. Zapatero ha perdido el rumbo y antes de que concluya el año verá cómo los reveses de nuestra deuda le van a forzar a tomar decisiones más duras de lo que él se permite a sí mismo. (Factual)
1 comentario:
"Acaso más intranquilizador resulta su reacción cuando le han preguntado sobre la posibilidad de que la UE se vea forzada a rescatar a España. Ha dicho que es un “despropósito descomunal” dar curso a esa idea, a la que “no da crédito” y la considera “una absoluta locura”. ¿Qué lenguaje subido de tono es ese? Es el de una persona acorralada (...)"
Pues sí, es una posibilidad.
Pero quizás era solo una muestra de (deseable) firmeza ante la especulación:
http://www.expansion.com/2010/05/05/economia-politica/1273051637.html
¿Que cómo algunos medios "respetables" se han creído y han difundido esos rumores?
Podría ser porque se lo creyeron, en cuyo caso adolecieron de cierta falta de rigor.
Pero también podría ser porque hayan dejado el rigor a un lado y hayan optado por hacer uso de un nuevo arma (caída del cielo y puesta en bandeja) con la que criticar al presidente del gobierno de su propio país, aunque en esta ocasión (no sería la primera vez) el arma ataque también a éste ante el resto del mundo, con las consecuencias económicas que eso comporta para la población española.
(Una sugerencia, con todo respeto: actualizar esta entrada, "Desesperados", con la respuesta oficial de Bruselas que enlazo arriba.)
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