(Para hacer frente a esta izquierda engreída e irresponsable de la que habla Porta Perales, se requiere un público políticamente maduro -o más maduro que el actual- y una derecha que no hable sólo - o casi- del precio de la leche.
Ejemplo de inmadurez política la tenemos en el famoso debate Solbes/Pizarro. Solbes mintió, a manos llenas, pero dijo cosas agradables de oir. Buenas noticias. Pizarro dijo la verdad, pero los nubarrones y sacrificios que anunciaba no eran simpáticos. Perdió.
La derecha española es ideológicamente pobre, salvo honrosas excepciones. A pesar de que el pensamiento liberal conservador es superior al pensamiento socialista. Siempre que se enfrenten dos realidades. No es jugar limpio enfrentar una realidad (el mercado y la democracia real) con la utopía de izquierdas. La idealidad siempre gana a la realidad. Si hay gente con inmadurez suficiente como para no ver la trampa.)
Izquierda buena y derecha mala
A un lado, la izquierda. Al
otro, la derecha. Señala el tópico que la izquierda, a diferencia de la
derecha, es partidaria de la transformación social y se revuelve contra
la injusticia. La izquierda, o el cambio. La derecha, o el inmovilismo.
Sigue el tópico. La izquierda defiende que el futuro de todos los seres
humanos ha de ser mejor que su presente y todos tienen derecho a
participar en la distribución de la riqueza. A la contra, la derecha
cree que hay factores que explican y justifican diferencias en la
condición y destino de los seres humanos, y antepone el interés de
determinados grupos a cualquier proyecto de renovación social.
La
izquierda progresista frente a la derecha reaccionaria. Señala el tópico
que la izquierda protege los intereses de los desfavorecidos, apuesta
por el progreso y la innovación, promueve sociedades tolerantes y
pluralistas. El revés: la derecha. La izquierda, o la generosidad, el
progreso, la tolerancia y la pluralidad. La derecha, o el egoísmo, la
involución, la intolerancia y la uniformidad. La izquierda buena y la
derecha mala.
Cuando alguien habla del desvanecimiento de la dicotomía
izquierda /derecha, se arguye que eso ocurre porque la izquierda pierde
sus «verdaderas señas de identidad». Cuando la ciudadanía vota a la
derecha, hay quien mantiene que el pueblo, por decirlo diplomáticamente,
es de corto entendimiento. De lo cual se deduce que compartir ideas con
la derecha equivale a contaminación, corrupción o ignorancia
ideológicas. Tópicos.
En la más generosa de las hipótesis, la izquierda Norberto Bobbio en Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política,
1995 concede que lo propio de la derecha es la libertad, y lo
característico de la izquierda, la igualdad. ¿Qué nos dice Norberto
Bobbio? Dos cosas.
Primera: la izquierda busca la igualdad material no
solo la igualdad ante la ley para alcanzar una sociedad en que la
libertad formal devenga real al asociarse con un modo de vida digna que
satisfaga derechos económicos y sociales como la salud, la educación y
el trabajo. Segunda: la derecha recela de la igualdad material y de la
libertad real y solo defiende la libertad formal.
La generosidad de
Norberto Bobbio se traduce en la continuación renovada del tópico. A
saber: la izquierda es la única que, realmente, desea un futuro mejor,
más digno y más libre para los ciudadanos. ¿Una derecha siempre
retrógrada e inmovilista y una izquierda siempre renovadora y avanzada?
Hay cosas que no se pueden decir impunemente. Y se dicen. A pesar de las
lecciones de la Historia.
D ¿Por qué en el plazo de dos siglos lo derecho lo
recto, lo justo, lo fundado y lo izquierdo lo torcido, lo injusto, lo
infundado han intercambiado el significado? ¿Por qué hemos llegado a un
maniqueísmo y doble vara de medir que suele connotar positivamente a la
izquierda y negativamente a la derecha?
Porque la izquierda está
ganando la batalla ética gracias al yudo moral que practica. La
izquierda lanza un órdago a la derecha esgrimiendo una promesa trufada
de ética. La izquierda desde El Manifiesto de Euston de 2006 a los
documentos de la Fundación para los Estudios Progresistas Europeos, por
ceñirnos al presente promete un mundo mejor y más justo para todos. La
izquierda habla de los derechos políticos, económicos, sociales y
culturales, de los derechos laborales como fuente de derechos humanos,
de la solidaridad, de las políticas sociales, del desarrollo económico
para la libertad y contra la opresión económica estructural, de la
necesidad de evitar la degradación del medio ambiente, de la
redistribución equitativa de la riqueza, de la igualdad plena y
generalizada.
Para hacer realidad la promesa, la izquierda buena debe
ganar la partida a la derecha mala. Esto es, hay que «acabar con los
mitos y promesas neoliberales» (Ernst Stetter, secretario general de la
Fundación para los Estudios Progresistas Europeas). Y ello ¿reformar el
capitalismo o reemplazarlo por no sabemos qué? para que se «permita a
la gente sacar partido a su vida». La izquierda, fuerza benefactora por
excelencia, promete la vida digna previa liquidación de los mitos y
promesas neoliberales de la derecha malhechora.
En otros términos, la
derecha es una fuerza política que deteriora la vida de la gente al
supeditar su actuación a los designios del mercado. La derecha, o la
Internacional Capitalista, se ha llegado a decir. Así las cosas, ¿cómo
competir con quien se presenta avalado por la ética de unas propuestas
que nos ofrecen algo parecido a la utopía felizmente realizada? ¿Cómo
competir con quien se presenta más moral, honesto,
sincero, abnegado y altruista que nadie? La izquierda buena y la derecha
mala. El tópico continúa. Y ello más allá de unas propuestas en estado
de promesa permanente, pese al infortunio propiciado por la izquierda
gobernante.
En cualquier caso, la izquierda ha conseguido transmitir
la idea de una derecha en pecado original permanente y sin posibilidad
de redención. El yudo moral de la izquierda ese acosar a la derecha con
la bandera de la ética para sacar réditos políticos tiene dos
objetivos: connotar negativamente a la derecha y culpabilizarla por los
males del presente.
¿La izquierda? Haga lo que haga, siempre encuentra
quien le ría las gracias. Decía Josep Pla que «en este país, hay una
manera cómoda de hacer una vida suave, tranquila y regalada: consiste en
afiliarse al extremismo razonable y lavarse las manos, pase lo que
pase».
¿Qué puede hacer la derecha para neutralizar el tópico y
el yudo moral de la izquierda? ¿Qué puede hacer la derecha para
contrarrestar a una izquierda callejera y populista que, en beneficio
propio, apela a los prejuicios de unos y halaga los oídos de otros con
una demagogia que, en el mejor de los casos, no lleva a ninguna parte, y
en el peor atiza las bajas pasiones que conducen al desprestigio de la
política y el político con lo que ello acarrea? ¿Qué pueda hacer la
derecha para anular la estrategia de la dramatización de una izquierda
que emite un discurso atemorizador dotado de violencia simbólica?
No
basta la afirmación frente a una izquierda que nos ha dejado a la
intemperie gracias a la mala gestión y el derroche. No basta con
limitarse a gestionar la crisis. Hay que hacer algo más. Frente a una
izquierda que ha elaborado su relato para el tiempo de crisis esa
narración tramposa que asegura que la derecha utiliza la crisis para
destruir conscientemente derechos sociales y democráticos e imponer los
intereses de determinados grupos en detrimento de la mayoría: el tópico
que no cesa, la derecha ha de hacer lo propio con un relato que
explique lo que ocurre y aglutine en lugar de disgregar. Relato no hay
política sin ideas que desvele los peligros del lugar común y la
intención de quien, irresponsablemente, se despreocupa de las
consecuencias de sus propuestas cuando las hay y acciones. Que muestre
que se puede hacer frente a la crisis de forma distinta a como promete
una izquierda sin discurso movida por el oportunismo. Una izquierda
engreída e imprudente que causa más problemas de los que resuelve. No es
un tópico.
MIQUEL PORTA PERALES (ABC)
1 comentario:
Es que el "mal menor necesario" de las tesis del conservadurismo liberal acerca de que la "desigualdad natural" entre personas que permite a unas pocas "talentosas" y "esforzadas" acumular riqueza en detrimento de una mayoría, de manera "honesta" y de acuerdo a unas reglas (las de mercado) es una GRAN MENTIRA. O al menos en este país. Y si no atención al descaro con el que roban algunos (Última entrega: ACUAMED-ACCIONA-FCC).
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