INTOLERANCIA, RACISMO Y XENOFOBIA.
Esteban Ibarra, director de
Veamos primero qué es esto de la intolerancia. Según el diccionario de
¿Dónde podemos situar la intolerancia? ¿Es lo mismo la falta de respeto que provocar la discriminación, el odio o la violencia? Además, tenemos un problema añadido. ¿Hay que respetar cualquier práctica u opinión que sea diferente a la nuestra? Si, por ejemplo, el Sr. Sierra cree que rechazar la práctica de sajar el clítoris a las niñas es una muestra de intolerancia, no hablamos el mismo idioma. Y no podemos entendernos.
Artículo 510. 1. Los que provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía, serán castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.
Si está de acuerdo con lo que digo es posible que nos entendamos. Pero, en este caso, no podemos quedarnos ahí. Tenemos que afrontar el problema de los límites.
¿Qué tal la práctica por la que las mujeres tienen que taparse la cara, como en el caso del burka? ¿Qué tal con la práctica por la que a los ladrones les cortan las manos? Etcétera. Por tanto, hablar de intolerancia es sólo el principio. Hay que aclarar muchas cosas.
En conclusión, el problema es: ¿debemos respetar todas las prácticas? Claramente no. Entonces, tenemos que justificar los casos en que, tales prácticas, no deben aceptarse.
Si pasamos al racismo,
Nos queda la xenofobia: ‘Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros’. Por supuesto, no es necesario que sean todos. Algunos xenófobos odian a los extranjeros pobres, pero no a los ricos. Otros odian a los extranjeros negros, pero no a los blancos. Otros odian a los extranjeros negros, sean ricos o pobres. Otros, solamente si son pobres. Otros, odian a los blancos, especialmente si son norteamericanos o israelíes.
En fin, hay de todo. Estas conductas son irracionales e injustas. Las personas son responsables de sus actos. No del color de su piel o de su origen.
Finalmente, resulta muy extraño que el Sr. Sierra afirme que la ‘Europa democrática se conjura frente al avance de la ultraderecha y el neofascismo’. Esta es una vieja milonga. Ignoro si el Sr. Sierra se lo cree de verdad, o si lo dice porque resulta progre. En ambos casos sería lamentable. Aunque peor, todavía en el segundo caso.
Recordemos, por ejemplo, a los antiblogalizadores. Una de las reuniones del Banco Mundial que tenía que celebrarse en Barcelona, fue suspendida (y luego tuvo que celebrarse en París) por miedo a la violencia del movimiento antiglobalización. Pero ¡claro!, esta es una violencia ‘buena’.
En esta línea de ‘idiotez comprensiva’ podemos situar a José Vidal-Beneyto (filósofo, sociólogo y politólogo, nada menos) que dice: ‘el que grupos anticapitalistas eleven el listón agresivo de las manifestaciones no es razón suficiente para criminalizar su acción’. ¡Vaya por Dios!
Pero los mayores orgasmos progresistas se produjeron en Seattle (1999) y en Porto Alegre (2001). Por supuesto, los Movimientos Anti-Mundialización Neoliberal hicieron de las suyas. Ya me entienden. Pero era una violencia buena. Contra el capitalismo salvaje y el neoliberalismo sin alma.
Terminemos. De toda la gentuza totalitaria (nazis, fascistas y comunistas), son estos últimos los que menos han entonado el mea culpa.
Esto lo escenificó el comunista francés Robert Hue, en un programa de televisión: ‘... reconocemos los horrores relatados en el Libro Negro del Comunismo; pero, estos horrores no tienen nada que ver con el comunismo. Son su perversión. No se derivan de él, lo traicionan’.
¿Cuál es la conclusión? Que el comunismo (a diferencia, por cierto, del nazismo y el fascismo) es bueno por definición. Es decir, si hay algo malo en su historia, no es comunista. Si es bueno, sí es comunista. ¡Fantástico!
Esta idiotez se la he oído a un abogado de izquierdas (habitual en las tertulias televisivas) que es culto e inteligente para la mayoría de las cuestiones que trata. Pero al hablar de socialismo comete la misma tontería. Si es malo, no es socialismo. Sólo es socialismo si es bueno. Con otras palabras, sólo hay que temer a ‘la ultraderecha y el neofascismo’ que nos invade. La izquierda es buena, por definición. Y si se pone agresiva hay que comprenderlo. Es por una buena causa.
Así ganan siempre. Por eso se consideran moralmente superiores. Mientras los demás traguen estas milongas, seguirán igual.
Sebastián Urbina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario