Dos libros / El espíritu del cambio de siglo XVI-XVII
27 de Julio de 2009 - 08:47:50 - Pío Moa
En la primera mitad de este año he publicado dos libros: la reedición de Los orígenes de la guerra civil, aprovechando su décimo aniversario, con un prólogo de Stanley Payne y un "Epílogo para universitarios"; y Franco para antifranquistas en 36 preguntas clave. En cierto modo, uno conduce al otro. En el primero quedaba documentalmente demostrado que los socialistas y separatistas catalanes, auxiliados por casi toda la izquierda, asaltaron la república y un gobierno legítimo y democrático de derecha, con intención explícita de iniciar una guerra civil; y –entre otras cosas– que Franco defendió entonces la legalidad republicana. El segundo libro es, en muchos aspectos, una consecuencia desarrollada del primero.Los orígenes, dice amablemente José María Marco, revolucionó la historiografía sobre la república y la guerra. Pudiera haber algo de ello, por cuanto hoy casi nadie, ni los más fervientes izquierdistas, hablan de la república, de Azaña, de la izquierda y del Frente Popular con la alegre desenvoltura de hace unos años. Y sin embargo es evidente que Marco se equivoca. El libro no fue seguido de un debate, sino de una lluvia de insultos, y tampoco ahora, con su reedición, ha habido más comentario escrito que el de José María Marco. Lo mismo ocurre con Franco para antifranquistas, del que en vano buscarán ustedes recensiones o artículos críticos en ningún medio impreso. Quienes desconozcan el brillante mundo intelectual hispano podrán pensar lo peor, pero se equivocan: en realidad todos esos intelectuales y críticos se hallan tan absortos en cuestiones de tanta enjundia y profundidad, que no pueden prestar atención a minucias como estos libros: no tienen ustedes más que leer esas revistas y suplementos de diarios para comprobar su increíble altura. Además, muchos de esos historiadores, sobre todo de derechas, confiesan que ellos ya sabían de sobra lo que dicen mis libros, obviamente nada originales. Lo que pasa es que disimulaban esos saberes, por una cuestión de modestia.
Hace poco, un insigne catedrático me trataba de "autor menor". Hombre, soltar una obviedad así resulta impropio de un cátedro. Comparado con la pléyade de fantásticos intelectuales que hoy dan esplendor al país, como ese mismo cátedro, por no ir más lejos, ¿quién podría ser otra cosa que "menor"? Y aun ínfimo. No podemos sino felicitarnos de vivir en un país de tantas maravillas.
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Típico de la izquierda. Si alguien escribe algo que no es de su agrado, o pone en cuestión los sagrados dogmas de la izquierda, las reacciones son siempre las misma. Primera: ¡es un facha! Segunda: ninguneo generalizado con algún comentario despectivo, sin leer el libro en cuestión. Por supuesto. No hay duda. La izquierda es moralmente superior. ¡Facha el que lo dude!
Sebastián Urbina.
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