La movilidad geográfica es inexistente en España a pesar del inmenso paro
España mantiene una escasa movilidad geográfica. Tan sólo 48.282 personas trasladaron su residencia de una comunidad autónoma a otra el último año.
Gabriela D. Figuls - Madrid - 27/07/2009
Los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar ratifican que en España no se producen grandes movimientos de población interregionales. A pesar de que la tasa de desempleo se ha disparado al 17,9% (la peor en 11 años), la búsqueda de trabajo no está siendo un incentivo suficientemente poderoso, para que las personas residentes en una comunidad decidan trasladarse a otra, al menos hasta ahora.
Las mujeres son las menos dispuestas. El 56% de los movimientos migratorios entre comunidades lo realizaron varones frente a un 46% por parte de las féminas.
Los datos del INE confirman la tendencia de trasvase de población desde las regiones del interior a la costa. En 2008, la Comunidad Valenciana se situó a la cabeza del ranking: 17.139 personas procedentes de otras comunidades decidieron instalarse a vivir allí. Por detrás, Andalucía con 5.540 personas, seguidas de Baleares con 3.695 y Murcia con 3.001.
En sentido inverso, las comunidades autónomas en las que hubo mayor número de personas que decidió trasladar su domicilio fueron Madrid con 25.660 personas, Cataluña con 10.608 personas, Castilla y León con 3.960, País Vasco, con 3.700, Galicia, con 1.377 y Extremadura con 1.267. El cambio de ciclo económico sí está provocando, en cambio, variaciones en los movimientos de la población que decide venir a España. En 2008, llegaron al país 443.930 personas. Se trata de un número importante pero que supone una disminución notable (61,34%) respecto al año anterior.
La Comunidad de Madrid sigue siendo el principal polo de atracción del flujo de migración extranjera. El pasado año, uno de cada cinco nuevos residentes extranjeros se establecieron en la capital y su región. Por detrás quedaron las comunidades costeras: Andalucía con 87.891 personas, Comunidad Valenciana con 69.013, y Cataluña con 39.847.
Baleares y Canarias fueron las únicas autonomías que revirtieron su tendencia, debido a la mala coyuntura económica que atraviesan. Los datos del INE revelan también que Madrid juega un importante papel como foco receptor de población inmigrante pero también emisor de población hacia otros territorios. En el último ejercicio, 25.560 dejaron Madrid para instalarse en otra comunidad.
Sin embargo, la capital y su región recibieron a 101.447 extranjeros, uno de cada cinco que llega a España. En este sentido, Castilla la Mancha se ha visto beneficiada por la cercanía a la capital de España de ciudades como Toledo y Guadalajara, y de sus viviendas más baratas y su menor coste de vida.
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Seguramente hay una diversidad de variables, históricas y sociológicas, que ayudan a explicar este curioso fenómeno. Pero uno de ellos es el enfermizo énfasis en la obsesión identitaria que se ha fomentado en estos últimos treinta años. Con otras palabras, la conversión de España en una reino de taifas.
Sebastián Urbina.
1 comentario:
Sr. Urbina: ¿A qué se refiere usted con la expresión "obsesión identitaria"? ¿A las personas que teniendo una identidad, no desean que les sea suplantada? ¿A aquellas personas que "obstinadamente" perpetran el nefando vicio de querer utilizar lenguas -de forma oficial- que no son la castellana -residiendo en España-?
Para conocer la movilidad geográfica y laboral, simplemente debería repasar cuales han sido los movimientos migratorios entre diferentes territorios españoles durante el último siglo. Puede que le sorprenda que muchos de estos flujos se han realizado hacia lugares que, bajo su percepción, padezcan la "obsesión identitaria". ¿Por qué han ido hacia esos lugares "patológicamente" identitarios tantas personas de bien?
Le invito a que acceda a la página web del "Museo de Historia de la Inmigración de Cataluña": www.mhic.net. Comprobará como personas de muy diferente signo, a lo largo de los siglos, han decidido afincarse en Cataluña, para pasar a ser catalanes.
Si alguien tiene miedo de desplazarse a otro lugar para trabajar y como consecuencia de ello, acabar siendo de ese lugar, debería revisar qué clase de prejucios limitan su propia libertad. La movilidad debe ejercerla cada cual libremente, asumiendo responsablemente las consecuencias de sus decisiones.
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