Luis María ANSON
Todos los Gobiernos de España durante 300 años se han equivocado. Menos mal que ha llegado Zapatero para reparar el error, enviando a Moratinos a visitar Gibraltar. Eso supone el reconocimiento de hecho por parte de nuestra nación de una situación que nos ofende y que colisiona con lo dispuesto por la ONU. Una concesión más de Zapatero I el de las mercedes que reparte sus dádivas a manos llenas y en todos los escenarios.
Para mayor inri, los jefecillos locales se han dedicado en las últimas semanas a insultar a España y a sus dirigentes, sabedores de la debilidad de Zapatero. No se debió hacer nunca ninguna concesión territorial a Gibraltar y mucho menos la del aeropuerto. No se debió permitir posteriormente su funcionamiento. No se debió abrir la verja. Debió reducirse Gibraltar a una hirsuta base militar, a una colonia inhóspita. En lugar de eso se ha convertido en un territorio próspero, en un paraíso amparador de tráficos prohibidos, abierto al mundo sin restricciones. Pocos negocios más pingües, pocas situaciones más ventajosas, hoy, que ser gibraltareño. Con grandes dosis de cinismo, el Parlamento británico decidió hace pocos años que Gran Bretaña ampararía siempre la voluntad del pueblo gibraltareño, lo que no hizo, por ejemplo, en Hong Kong, colonia que entregó sin pestañear al gigante chino. La política española en lugar de hacer invivible la Roca, la ha convertido en un paraíso. La voluntad de los gibraltareños sólo puede ser la de permanecer en la colonia y mantener su statu quo.
Y en semejante situación se produce el nuevo desatino de Moratinos y de su jefe, dispuestos ambos a consolidar la situación de la colonia para ludibrio de los 300 años en los que hemos mantenido nuestros derechos. El Gibraltar español queda para los ilusos, los reaccionarios y los fachas. (ElImparcial)
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