| Los fiscales estrellas están que se tiran de los pelos. El jefe de los jefes los ha estresado en plena canícula con la decisión de archivar el caso Matas. Ofuscados con Conde Pumpido, por un lado, y desconfiados con el jerarca inmediato, Bartolomé Barceló, por otro. Toma guerra, Caamaño. Es un retrato fidedigno de nuestros fiscales estrellas. De los nervios están desde el día que recibieron la orden de Madrid. Carrau y Horrach han campado a sus anchas hasta ahora con diligencias insostenibles. Tienen colgadas las medallas de una patuela de imputados. Mas ello no significa que todos sean culpables. Sobre Matas tenían y dicen tener indicios. Pero Madrid, es decir, la Fiscalía General, considera que sin pruebas no se sigue adelante. Y es que no se puede eternizar un caso -éste y otros- con presunciones. Ni siquiera con el aliento de los medios afines a la causa anti Matas. Porque esos medios no aportan nada más que las pruebas que han sido filtradas por los propios encausadores. Nada que ver con las denuncias del periódico de papel afín a la derecha sobre otros casos de corrupción, plagadas de datos reales y contrastados.¿Por qué sobre las denuncias de El Mundo no han mostrado el mismo celo? Ambos dos siempre quisieron cazar a la gran pieza. La tuvieron a tiro, tal vez muy próxima, pero con escasa pólvora. Y sin munición no se pudieron llevar el pájaro a la cazuela. Total, que el dueño de la finca les ha ordenado que pongan fin a la cacería del que fuera mandamás de todo el cortijo balear. Quien lo fuera y ya no lo es, que es lo que piensan en Ferraz y algunos pocos con dos dedos de frente del PSIB. El trofeo hubiera sido grande hace meses. Vamos, como lo sería ahora el de Camps, todo un presidente en ejercicio y en comunidad dónde los socialistas no se comen un rosco. Ah, Valencia, tan lejos y a la vez tan cerca para Carrau. El y su compañero de fatigas no van a desistir en su cruzada, con o sin razón, contra Matas. ¿Por principios o por ego? (Mallorcadiario) |
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