Lunes, 20-07-09
Las posiciones de Montilla representan con nitidez el pensamiento del nacionalismo catalán de izquierdas y derechas, tanto en relación con la financiación autonómica como con el Estatuto catalán que la justifica. Merecen, por ello, una reflexión detenida.
Para Montilla el trato dado a Cataluña en el reparto financiero ha supuesto el reconocimiento de una deuda histórica que tenía España con aquella y la aplicación de un Estatuto que está por encima del TC en la medida de que se trata de un acuerdo entre iguales, entre España y Cataluña.
Con ser esto sorprendente lo es más el hecho de que a los catalanistas les habría gustado que los 4.000 millones concedidos a Cataluña hubieran sido aceptados sin criticas por el resto de las Comunidades y el PP. Más aún, habrían deseado que el acuerdo hubiera sido interpretado como la derivación de una concepción federal del Estado. Leyendo a los comentaristas, favorables a esta tesis, cabe afirmar que para ellos el modelo de Estado tendría que haber evolucionado hacia formas no reconocidas en la Constitución y que ello no ha sucedido por culpa de la intolerancia de los que mantienen una concepción esencialista de España.
A partir de lo que hemos vivido estos últimos días, podemos concluir que a los catalanistas les habría gustado gozar de una situación ventajosa para Cataluña en todos los campos sin tener que sufrir protestas, indignaciones y ataques.
Es decir, que una vez asumidos por todos los españoles los hechos diferenciales de Cataluña como nación esta habría sido la ocasión para aceptar una aplicación de la Constitución como el comienzo de un proceso de federalización. Los nacionalistas catalanes de derecha e izquierda dan la impresión de que no les gusta que el camino que les lleva a la independencia sea pedregoso, lleno de malas conciencias e incluso lesivo para la imagen de Cataluña. Querían un camino de rosas. (C. Alonso de los Ríos/ABC)
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EL CRETINO SECTARISMO CATALANISTA.
Alguien puede preguntarse ¿cómo son tan cretinos? Es decir, y por hablar en plata, es como si a uno le dan por detrás y tiene que sonreir. ¡Encima!
¿Cómo es posible que tantos catalanes (catalanistas en realidad) sean tan cenizos? Porque los treinta años de competencias educativas han sido utilizados para la victimización de Cataluña y el desprecio a España. Por medio de una 'lluvia fina' que ha comprendido, y comprende, la enseñanza, en todos los niveles, prensa, radio, televisión, cultura e incultura. Por supuesto, con un férreo e ideológico control de las subvenciones. Que se lo digan a Boadella.
¿Acaso es casualidad que el rufián Rubianes dijera, en TV3, lo de 'me cago en la puta España' con las desatadas risas periféricas del auditorio y la felicidad incontenida del periodista de turno?
Estas cosas no se improvisan. Les han comido el coco a las jóvenes generaciones y ya son mayoría los que creen las falsedades e idioteces nacionalistas, que siempre pasan por la oprimida y expoliada Cataluña. No es un buen catalán el que duda de estos dogmas. Tampoco es casualidad lo del 'federalismo asimétrico'. Es que son superiores y el resto de los mortales tenemos el deber de reconocerlo.
Por eso, esperaban, con toda naturalidad, que los españoles asintiéramos al desigual reparto autonómico que ha hecho Zapatero para asegurarse los votos del Tripartito catalán y conseguir la estabilidad parlamentaria que necesita.
Una de las maneras de profundizar en la idiotez es mirarse el ombligo, de forma sistemática y obsesiva. Es el camino elegido por los catalanistas. En fin, hacer amigos es su programa inevitable. Y si no les amas, con el calzón caído, eres un españolista de mierda. Un defensor de la 'puta España'.
En el fondo, dan pena.
Sebastián Urbina.
Es decir, que una vez asumidos por todos los españoles los hechos diferenciales de Cataluña como nación esta habría sido la ocasión para aceptar una aplicación de la Constitución como el comienzo de un proceso de federalización. Los nacionalistas catalanes de derecha e izquierda dan la impresión de que no les gusta que el camino que les lleva a la independencia sea pedregoso, lleno de malas conciencias e incluso lesivo para la imagen de Cataluña. Querían un camino de rosas. (C. Alonso de los Ríos/ABC)
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EL CRETINO SECTARISMO CATALANISTA.
Alguien puede preguntarse ¿cómo son tan cretinos? Es decir, y por hablar en plata, es como si a uno le dan por detrás y tiene que sonreir. ¡Encima!
¿Cómo es posible que tantos catalanes (catalanistas en realidad) sean tan cenizos? Porque los treinta años de competencias educativas han sido utilizados para la victimización de Cataluña y el desprecio a España. Por medio de una 'lluvia fina' que ha comprendido, y comprende, la enseñanza, en todos los niveles, prensa, radio, televisión, cultura e incultura. Por supuesto, con un férreo e ideológico control de las subvenciones. Que se lo digan a Boadella.
¿Acaso es casualidad que el rufián Rubianes dijera, en TV3, lo de 'me cago en la puta España' con las desatadas risas periféricas del auditorio y la felicidad incontenida del periodista de turno?
Estas cosas no se improvisan. Les han comido el coco a las jóvenes generaciones y ya son mayoría los que creen las falsedades e idioteces nacionalistas, que siempre pasan por la oprimida y expoliada Cataluña. No es un buen catalán el que duda de estos dogmas. Tampoco es casualidad lo del 'federalismo asimétrico'. Es que son superiores y el resto de los mortales tenemos el deber de reconocerlo.
Por eso, esperaban, con toda naturalidad, que los españoles asintiéramos al desigual reparto autonómico que ha hecho Zapatero para asegurarse los votos del Tripartito catalán y conseguir la estabilidad parlamentaria que necesita.
Una de las maneras de profundizar en la idiotez es mirarse el ombligo, de forma sistemática y obsesiva. Es el camino elegido por los catalanistas. En fin, hacer amigos es su programa inevitable. Y si no les amas, con el calzón caído, eres un españolista de mierda. Un defensor de la 'puta España'.
En el fondo, dan pena.
Sebastián Urbina.
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