Redacción | Publicado el 27 Julio, 2010 | (MD)
Por suerte, son muchas las voces valientes que, desde la Iglesia, hablan sin complejos sobre la paulatina islamización que sufre Europa y España, y que desde MD venimos denunciando de forma sistemática desde hace años. En declaraciones recogidas por el diario italiano “Il Flogio”, el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha sido objeto de la atención de los medios de comunicación por sus conocidas denuncias de la progresiva islamización de Europa. Monseñor Fernández se defiende de toda crítica por no dejar que en la Catedral de Córdoba recen los musulmanes.
“Si hoy concedo a los musulmanes rezar una vez al mes, el año que viene querrán rezar una vez por semana. Después, consagrarán el lugar de culto y ya no nos permitirán volver a entrar”, afirmó.
La Iglesia católica en Europa debe estar más despierta y alerta
El Islam avanza y los obispos me parece que no están suficientemente preparados. Incluso yo, en la ciudad de Córdoba intento resistir como puedo para poner una resistencia, un muro, pero no es fácil. A menudo pienso que la pregunta que Benedicto XVI lanzó a los obispos españoles en 2005 (yo acababa de convertirme en obispo de Tarragona), cuando nos recibió en el Vaticano durante una audiencia ‘ad limina’: ¿Qué pretenden hacer con los musulmanes? Ninguno supo qué contestar y lo dijimos: No lo sabemos.
El Islam está avanzando en Europa y los musulmanes cuentan con el apoyo de nuestros gobiernos laicos y se aprovechan de los canales de inmigración hacia Europa que nuestros Ejecutivos trazan para ellos. Vienen, tienen hijos y se asientan. ¿Y nosotros? No sabemos cómo comportarnos. Aceptamos muchas de sus peticiones, algunas son legítimas, otras, como rezar en nuestras catedrales, como quieren hacer en nuestra Santa María de Córdoba, no. A menudo, ofrecen espacios de diálogo que no tienen mucho sentido. O mejor, son sin buen sentido. En una palabra: cedemos. Y esto no es justo.
Entre los gobiernos que se postulan favorables a los musulmanes se encuentra el de José Luis Rodríguez Zapatero. “Zapatero tiene un proyecto definido con el Islam”, afirmó el obispo, y “por desgracia, este proyecto se refiere a Córdoba”. Pretende convertir la ciudad en el centro de aquella alianza de las civilizaciones a la que quiere que todas las religiones se plieguen.
Junto con Turquía está llevando adelante este proyecto sin darse cuenta del significado que tiene para los turcos, para los musulmanes, Córdoba. Su sueño es recuperar la ciudad. Ocupar la catedral. Estimular a Europa con su presencia. Zapatero quiere que la Iglesia católica se adapte a su proyecto pero no puede unirse a su alianza pues es una alianza sin Dios en la que Dios está completamente excluido. Una alianza en la que nuestra identidad tiene que hacer sólo una cosa: desaparecer.
Hace dos meses, Zapatero puso en marcha en Córdoba el primer encuentro importante de la alianza. Inicialmente, el presidente español creía que la Santa Sede se iba a adherir. Y de hecho, a la Santa Sede en un primer momento no llegaron mensajes muy claros al respecto. Pero entonces consultamos, hablamos, e incluso el Vaticano entendió lo que era y no envió a nadie. A Zapatero hemos dirigido suficientes palabras como el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, que cuando se le preguntó si la iglesia iba a participar en la cumbre, dijo: “Rotunda y absolutamente no”.
¿Por qué no quiere conceder a los musulmanes que recen en la catedral? “Porque es un chantaje no justificado. Los musulmanes piden poder orar diciendo que durante cuatro siglos, esta fue su catedral y afirman que el esplendor arquitectónico de la Catedral se debe a ellos, a su trabajo.
Yo sostengo estos dos argumentos. Antes de que fuera una mezquita, nuestra catedral era un lugar de culto cristiano. Fue la basílica de San Vicente. Los musulmanes la ocuparon y la ampliaron. Metieron dinero, una gran cantidad de dinero, pero a los arquitectos los trajeron de Damasco y eran todos cristianos. La arquitectura no tiene nada de islámica. Sin embargo, tiene notables influencias cristianas. Por tanto, es un error cultural afirmar que la mezquita es un ejemplo de arquitectura islámica. De musulmán no tiene nada, salvo el dinero que los musulmanes aportaron.
Hoy, los musulmanes y muchas personas que forman parte de la intelectualidad laica del país dicen a la Iglesia católica: “Dejad rezar a los musulmanes en la catedral como un signo de apertura y amistad”. Yo les digo que no se puede dar este “uso compartido” y por ello me acusan de ser integrista. En cambio yo católico defiendo el derecho de los católicos a permanecer en su catedral. Si hoy concedo a los musulmanes rezar una vez al mes, el año que viene querrán rezar una vez por semana. Después, consagrarán el lugar de culto y ya no nos permitirán volver a entrar.
¿Cómo debe establecer el diálogo la Iglesia con el Islam? “Debe regresar al sínodo especial de 1985 cuando el Papa Juan Pablo II explicó la justa interpretación del diálogo interreligioso del Concilio. Después el Concilio hubo demasiadas aperturas. Los musulmanes deben ser aceptados, pero de la manera correcta”.
Los cordobeses se sentirían ofendidos
Sobre esta misma cuestión ya se había pronunciado en noviembre del año pasado el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, cuando era Administrador Apostólico de Córdoba, antes del nombramiento de monseñor Demetrio Fernández. En aquella ocasión monseñor Asenjo se había mostrado convencido de que muchos cordobeses se sentirían ofendidos en sus sentimientos religiosos con el rezo compartido musulmán en la Catedral de Córdoba.
Lo afirmó en una rueda de prensa que convocó para responder al secretario provincial de la UGT-Córdoba, Antonio Fernández, quien había manifestado su apoyo a que los musulmanes puedan orar en este templo puntualmente para reactivar el turismo y generar así unos supuestos beneficios económicos en la ciudad para combatir la desocupación.
Al respecto, monseñor Asenjo dijo que no sabe “qué relación puede tener el rezo musulmán con la creación de empleo” y aclaró que desea “tener una relación fraterna con nuestros hermanos musulmanes y colaborar con ellos en todo lo que significa el servicio al bien común, la lucha por la paz y la justicia”.
“El rezo compartido en el mismo edificio son palabras mayores y esto no generaría más que problemas para nosotros, para ellos y para la ciudad”, señaló el Prelado, que dejó claro que “el diálogo interreligioso no es compartir lugares, salvo casos excepcionales” e insistió en que la Iglesia Católica “cree tener derechos históricos y jurídicos sobre el espacio que ocupa”, y recordó que toda la catedral fue consagrada en julio de 1236 por el obispo de Osma, monseñor Juan Domínguez, por mandato del Rey Fernando III el Santo, cuando entregó la antigua Mezquita al Cabildo Catedral y al obispo.
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Ya no hay excusas. O usted es como Zapatero, o como el inteligente ugestista de marras, o se ha enterado de lo que nos jugamos. Desde que leí todos los libros de Oriana Fallaci, tuve claro que los 'buenistas progres', o son imbéciles, o son unos peligrosos traidores. Esta es la situación. Claro que es más habitual hacer de avestruz. No servirá de nada.
Lo repito, socialismo traidor. Lo que no están de acuerdo (que los hay) que se note. Ya no vale esconderse detrás de las cortinas o esgrimir una inmoral lealtad.
Y lo mismo digo para cualquier otro partido que defienda lo mismo.
Sebastián Urbina.
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