jueves, 21 de julio de 2011

INDIGNADÍSIMOS









INDIGNADÍSIMOS, OIGA

Al grito de ‘desobedecemos leyes injustas’ los indignadísimos del 15-M se enfrentan (en Madrid) a las fuerzas del orden porque creen que quieren expulsar a un inmigrante. Les lanzan escupitajos y patadas. Las fuerzas del orden españolas, en vez de arrearles unas buenas hostias, se retiran prudentemente. Son las órdenes de un gobierno de progreso sin regreso. Ya sucedió en la Puerta del Sol. Claro que si hubieran sido simpatizantes del Partido Popular, otro gallo hubiera cantado. 

Resulta que las turbas de izquierda saben, en el acto, que un determinado comportamiento es una aplicación injusta de leyes injustas. Si serán tontos los jueces. Necesitan tiempo y más tiempo para decidir si algo es injusto.
En fin, vivimos en un país decadente. Estas masas justicieras me recuerdan algunas películas del Oeste. De repente, un miembro de la comunidad da el aviso de que un tipo ha robado un caballo. Al rato se enteran todos. Y agarran al tipo que supuestamente robó el caballo. Y si el tipo niega el robo, ni caso. Ellos saben que sí lo robó. Y lo cuelgan.

Las turbas del 15-M no llegan a tanto. Se limitan a hacer justicia (asamblearia), sin esperar a los jueces. 

Si usted tiene la mala suerte de que una cuadrilla de okupas  entre en su casa y les saca a patadas por el culo, ¡prepárese! No le protegerá nadie. Y si los okupas, después de haber entrado ilegalmente en su casa, cambian la cerradura, no pasa nada. Pero si usted, a su vez, cambia la cerradura, aprovechando que los okupas se han ido de copas, le va a caer todo el peso de la ley. 

Tendrá que acudir a los tribunales para que, al cabo de largos meses (con suerte) le devuelvan su piso. Sólo limpio de okupas, porque limpiar el piso tendrá que hacerlo. Y con lejía reforzada, guantes de látex, fregona y esponja metálica.

¿Alguien se extraña de que mucha gente no crea en la justicia? 

Además, somos el país más pacifista de pacotilla de Europa, el más antiamericano, en la cola de Europa en calidad educativa, el de más paro de Europa, el de mayor consumo de cocaína de Europa, el  que permite que los amigos de los terroristas entren en las instituciones democráticas. Para qué seguir. Esto apesta. ¡Elecciones, ya!

Sebastián Urbina.
(Publicado en La Gaceta/Baleares)

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