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domingo, 24 de julio de 2011
RUBALCABA Y LOS MUERTOS
RUBALCABA Y LOS MUERTOS SOCIALISTAS.
En la tarde del viernes, una explosión sacudía el centro de Oslo, al estallar un coche bomba junto a un edificio oficial. Dos horas después, un pistolero abría fuego contra los adolescentes que se encontraban en un campamento de verano organizado por el Partido Laborista de Noruega. El balance de víctimas del doble atentado, por el que ha sido detenido un noruego de 32 años vinculado a grupos de extrema derecha, es de casi cien víctimas mortales.
El hecho ha causado una enorme conmoción no sólo en Noruega, que jamás había vivido una tragedia semejante en el último medio siglo, sino en toda Europa. Líderes y gobernantes de todos los partidos ha hecho ya llegar sus muestras de solidaridad al gobierno del país nórdico. Entre esos líderes que han expresado sus condolencias al pueblo noruego se encuentra el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no ha podido evitar, sin embargo, volver a dejar clara su catadura moral.
En un acto con las Juventudes Socialistas, Rubalcaba dejó caer ayer que el atentado de Oslo "duele más" porque los muertos pertenecen a un partido de la misma familia política que el PSOE.
Esas declaraciones han provocado una avalancha de críticas en Internet, debido al sectarismo implícito en sus palabras. ¿Qué quiere decir el señor Rubalcaba? ¿Que si los muertos hubieran pertenecido al Partido Conservador noruego le habrían dolido menos? En otras palabras: ¿está diciendo el señor Rubalcaba que a él no le duelen los muertos en cuanto seres humanos, sino dependiendo de su adscripción ideológica y que, por tanto, no todos los muertos son iguales? ¿Debemos deducir de eso que los crímenes y los asesinos son más o menos repugnantes, dependiendo de cuál sea el color político de los objetivos elegidos?
Y, sin embargo, yo creo que esas críticas están errando el tiro.
A mí también me parecen repugnantes las palabras de Rubalcaba. Pero no porque sean sectarias, sino porque son mentira. Porque no creo que a Rubalcaba le duelan ni poco ni mucho los muertos socialistas.
El 6 de febrero de 1996, dos pistoleros de ETA asesinaban en San Sebastián, de un tiro en la cabeza, a Fernando Múgica Herzog, dirigente histórico del PSOE vasco y hermano del ex ministro de Justicia Enrique Múgica. Pero Rubalcaba no ha tenido reparo en negociar con aquellos que utilizan ese y otros asesinatos para conseguir sus fines políticos.
El 22 de febrero de 2000, ETA asesinaba en Vitoria, mediante un coche-bomba con 20 kilos de explosivo, al portavoz socialista en el Parlamento vasco, Fernando Buesa, y a su escolta, el ertzaina Jorge Díez. Pero Rubalcaba ha hecho cuanto estaba en su mano para que el brazo político de los asesinos de Fernando Buesa sea legalizado.
El 29 de julio de 2000, el socialista Juan María Jáuregui Apalategui, ex-gobernador civil de Guipúzcoa, murió tras ser tiroteado en el café del frontón Beotibar, de Tolosa. Pero Rubalcaba ha permitido que Bildu controle la diputación foral de esa provincia de la que el socialista Jáuregui fue gobernador.
El 21 de noviembre de 2000, ETA asesinó el ex ministro socialista Ernest Lluch en el garaje de su domicilio en Barcelona, de dos tiros en la nuca. Pero Rubalcaba ha consentido que Bildu maneje un presupuesto superior a los 2000 millones de euros, tras las últimas elecciones municipales.
El 20 de marzo de 2001, ETA asesinaba de otro tiro en la nuca al socialista Froilán Elespe Inciarte, teniente de alcalde de Lasarte. Pero Rubalcaba no ha movido un dedo para evitar que Bildu esté hoy presente en tantos ayuntamientos en los que los no nacionalistas llevan años jugándose la vida.
El 21 de marzo de 2002 el concejal socialista en el Ayuntamiento de Orio, Juan Priede Pérez, fue asesinado de un tiro en la cabeza por dos terroristas de ETA. Pero Rubalcaba no ha sido capaz de hacer nada para castigar a los culpables de un chivatazo que dio al traste con una operación dirigida a desarticular el aparato de extorsión de ETA.
El 7 de marzo de 2008, Isaías Carrasco, ex-concejal del PSE en Mondragón era asesinado en plena campaña de las elecciones generales. Pero tres años después, y gracias a la política impulsada por Rubalcaba, la organización criminal que asesinó a Isaías Carrasco se jacta en su último boletín interno de haber ganado la batalla de la ilegalización.
¿Que a usted le duelen los muertos socialistas, señor Rubalcaba? ¡No fastidie, hombre! Si le dolieran lo más mínimo, habría hecho algo para evitar que sus asesinos triunfaran.
O al menos no habría hecho tanto para ayudar a esos asesinos a conseguir su triunfo.
Usted no es que sea sectario, señor Rubalcaba. Usted lo que es, es un hipócrita. (Blog Luis del Pino)
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