Las sucias mentiras del catalanismo.
CATALUÑA ESPAÑOLA.
El nacionalismo que, por
tres décadas, ha gobernado Cataluña ha pretendido presentar a esta comunidad
como un territorio sin lazos comunes con el resto de España, ajeno a sus
costumbres y señas de identidad. Pero la realidad es tozuda y, más allá del
empeño soberanista en reinterpretar la historia, el alma catalana es también
española. Y por mucho debate independentista que se pretenda azuzar, es
imposible arrancar unas raíces lingüísticas, comerciales y culturales
compartidas durante siglos. Como a continuación demuestra ABC a través de diez
puntos, hay más razones para compartir que para separar. Porque Cataluña se
escribe con «ñ» de España.
1. El idioma. El castellano es lengua oficial en Cataluña, como lo
es también el catalán. Y aunque el Estatuto de Autonomía de 2006 introdujera la
precisión de que el catalán es la «lengua propia» de esta comunidad, lo cierto
es que el español es el idioma materno de un amplio sector de población. En
concreto, el castellano es la lengua más utilizada por los residentes en esta
comunidad, un 46%, mientras que el catalán es el idioma de uso en un 36% de la
población. El 12% habla las dos lenguas por igual. Así lo indica un informe de
la Generalitat sobre usos lingüísticos correspondiente a 2010. Castellano y
catalán, lenguas hermanas, son parte indisociable de Cataluña, una riqueza que
ni las sanciones ni las imposiciones van a destruir.
2. Historia común.
A diferencia de Escocia, cuyo
referéndum es tomado como ejemplo para apoyar una consulta sobre la independencia
por el nacionalismo catalán, Cataluña nunca fue un reino separado del resto de
España. Tampoco una nación, concepto de moderno cuño. Sí fue un Principado con
instituciones propias, pero integrado en la Corona de Aragón junto a lo que hoy
son las comunidades balear y valenciana. El catedrático de Historia de la
Universidad Autónoma de Barcelona, José Enrique Ruiz-Domènec, asegura que
Cataluña nunca fue independiente porque estaba integrada en la Corona de
Aragón. Por ejemplo, si Pedro II, conde de Barcelona, fue elevado a la
categoría de Rey no es porque Cataluña fuera un reino, sino porque el soberano
de la Corona de Aragón lo era.
3. Contribución
española. El dinamismo de
Cataluña, su potencial económico y las páginas más brillantes de su historia no
se explican sin España y la contribución del Estado. Las exposiciones
universales de 1888 y 1929, o los Juegos Olímpicos de 1992, los tres hitos que
explican la configuración de la Barcelona moderna son acontecimientos que no
hubiesen sido posibles en una Cataluña desgajada de España. Las grandes
infraestructuras de transporte, que ahora precisamente se enarbolan desde el
nacionalismo como un agravio, son contribución directa del Estado, desde el
Puerto de Barcelona, en fase de crecimiento y clave en desarrollo económico de
la comunidad, hasta la ampliación del Aeropuerto de El Prat, 1.500 millones de
inversión que garantizan el potencial de la instalación hasta los 50 millones
de pasajeros/año. Sin ir más lejos, en abril de 2013 entrará en funcionamiento
la conexión del AVE entre Barcelona y Perpiñán, quedando conectadas con alta
velocidad las cuatro capitales de provincia catalanas con Madrid y Francia.
4. Negocio en
España. Aunque la
internacionalización de la economía catalana es cada vez mayor, el mercado
español sigue siendo el principal destino de los productos y servicios
producidos u ofertados en o desde Cataluña. De igual forma, y aunque si se
contabilizan únicamente los bienes, las ventas internacionales superan a las
que se realizan al resto de España, la balanza comercial arroja un saldo
positivo de unos 22.000 millones favorables a Cataluña, más de un 10% de su
PIB. Por contra, la balanza comercial con el extranjero es negativa. Sin ir más
lejos, Cataluña vende al resto de España cinco veces más de lo que lo hace a
Francia, una demostración de que el conocido como «efecto frontera», pese a la
libre circulación de bienes y servicios dentro de la UE, sigue existiendo. La
empresa catalana sigue dependiendo del que es su mercado natural, España.
5. Cultura. Más allá de la interminable lista de catalanes
universales que, de Dalí a Pla pasando por Juan Marsé, Carmen Amaya, Pau
Casals, Antoni Tàpies, Jaume Plensa, Montserrat Caballé, Joan Miró y otros
tantos han llevado la cultura y el arte más allá de cualquier frontera, los
lazos culturales que mantienen unida a Cataluña con España son tan fuertes como
esa lengua común, el castellano, en la que muchos escritores catalanes han
desarrollado buena parte de su carrera. Los nombres pesan, sí, pero también los
datos, y un detalle significativo es el que afecta a la industria editorial y
que arroja que de cada diez libros publicados en España, cinco provienen de las
editoriales barcelonesas, y el 70% de los catalanes lee en castellano.
Barcelona sigue siendo la gran imprenta del libro en castellano.
6. Ciencia. Tras del vertiginoso impulso de la producción
científica catalana de estos últimos años está también España. La reconocida
excelencia de los centros de I+D catalanes, acreditada por la trayectoria de
primeras espadas mundiales como los científicos Josep Baselga, Joan Massagué o
Eduard Batlle, es fruto, en parte, de los fondos estatales y europeos para
investigación que recibe esta comunidad. Los últimos datos de los que dispone
la Generalitat, facilitados a ABC, demuestran que prácticamente la mitad de la
financiación que obtiene Cataluña para actividad científica procede del Plan
Nacional de I+D y de programas marco europeos. En 2010 (último ejercicio del
que se disponen datos concluyentes), la aportación de la Generalitat para I+D
fue de 955, 6 millones de euros, la del Gobierno de 706,2 millones y la de
Europa, de cerca de 160 millones. Huelga decir que sin las dos últimas
partidas, una hipotética Cataluña independiente, separada de España y de la UE,
difícilmente tendría una investigación de nivel.
7. Hábitos. Pese a la insistencia del nacionalismo en laminar
cualquier expresión popular que suene a España, Cataluña comparte con el resto
del país un acerbo común, que se expresa en múltiples campos: las
peculiaridades de la gastronomía local se funden en un gusto compartido, con
platos que viajan de una a otra región, tanto como la pasión común por la
celebración y la fiesta colectiva. Otro ejemplo, el gusto por los toros, una
afición tan arraigada en Cataluña como perseguida con saña por un nacionalismo
que acabó consiguiendo su veto en la comunidad a través de una resolución en el
Parlament.
8. Deporte. La eclosión del deporte español, asentada sobre las
bases de aquel inolvidable 1992, no se entiende sin la aportación catalana. La
lista de deportistas nacidos en esta tierra o que se han formado en esta
comunidad y que han paseado la bandera española por todo el mundo es
larguísima, desde la inagotable cantera de pilotos de motociclismo a una fecunda
escuadra de tenistas, de la cima del baloncesto mundial a decenas de campeones
en múltiples modalidades deportivas. Capítulo aparte merece el fútbol, donde la
rivalidad Barça-Madrid es, casi se puede decir, uno de los productos españoles
más internacionales. Por no hablar de la selección española de fútbol, donde la
participación de jugadores catalanes ha sido fundamental en sus éxitos.
9. Población de
toda España. Una amplia mayoría
de catalanes han nacido en otras comunidades autónomas. Según datos correspondientes
a 2011 publicados por el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), uno de
cada siete residentes en Cataluña nacieron en el resto de España, es decir, 1,4
millones (la población catalana asciende a 7,5). Los flujos migratorios de los años
50 y 60 son una de las causas de esas cifras. El colectivo más numeroso es el
andaluz (654.285), seguido del extremeño (134.094) y del aragonés (110.303).
Idescat también revela que los 20 apellidos más habituales en Cataluña son de
origen español. El más habitual es García, que llevan 170.818 personas, lo que
representa una tasa de 22,64 por cada mil habitantes. Le sigue Martínez
(119.231 personas, 15,80 por cada mil habitantes), López (114.352), Sánchez
(103.044), Rodríguez (99.884), Fernández (99.884), Fernández (97.658), Pérez
(92.708), González (91.548), Gómez (56.663), Ruíz (50.234)...
10. Policía y
Guardia Civil. Cataluña dispone
de Policía autonómica, pero también tienen competencias los cuerpos y fuerzas
de seguridad del Estado, como la Policía Nacional y la Guardia Civil, en
ámbitos tan importantes como el terrorismo o la delincuencia organizada. La
desarticulación del comando Barcelona evitó nuevos ataques de ETA en Cataluña a
principios de este siglo. Velar por la seguridad de los catalanes ha costado la
vida a miembros de estos dos cuerpos destinados en Cataluña. Asimismo, los
gobiernos catalanes han tenido que recurrir al Ejército español en situaciones
de emergencia como nevadas, incendios forestales y reconstrucción de obras
civiles. A modo de ejemplo, la permanencia del cuartel militar en Talarn
(Lérida) es defendida por alcaldes de distinto color ideológico.
(Carbajo-Rojo/ABC).
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