(El PP y el PSC deberían reflexionar sobre su fracaso electoral. Si no lo hacen, -y no lo hacen- al menos seriamente- demuestran lo políticamente acabados que están.
No ha sido casualidad. Se lo han buscado.
¡Ánimo CIUDADANOS!)
Ciudadanos de Primera.
Ciudadanos es un fenómeno español. Que nadie se equivoque.
SIENDO líder del PPC, Josep Piqué acogió la
aparición de Ciudadanos tildándolo de partido de extrema derecha. Hoy el
entorno de Alicia Sánchez-Camacho se empeña en demostrar lo
izquierdista que es Albert Rivera. Pero el joven partido, con siete años
de vida, no nació en el siglo de las coordenadas ideológicas caducas
donde las grandes maquinarias electorales «posicionan» sus siglas antes
del voto para regresar inmediatamente al espacio común de gestión de
intereses donde los liberales suben impuestos y los socialistas congelan
pensiones.
Ciudadanos nació porque un grupo de
intelectuales catalanes, muy especialmente Arcadi Espada, decidió acabar
con una anomalía: que el nacionalismo careciera de oposición en
Cataluña, que nadie en la vida política osara negar ya sus premisas.
Articulada esa oferta y alcanzadas las instituciones, a Ciudadanos y
sólo a Ciudadanos se debe que el debate político catalán cuente siempre y
en todo momento con una voz que defiende la idea de España sin
complejos y que denuncia en sus justos términos las artimañas, la
infinita demagogia y la estomagante deslealtad del nacionalismo.
Paralelamente, a su líder Albert Rivera, que llegó a su puesto con
veintiséis años, le ha cundido la experiencia parlamentaria, quizá
porque ya venía preparado como campeón nacional de oratoria
universitaria. Ahora mismo, con treinta y pocos, produce desde la
tribuna del Parlamento catalán piezas extraordinarias cargadas de razón y
de sentido que retratan al poder, habiéndose convertido en faro del
constitucionalismo catalán.
Los movimientos de aproximación de Cospedal
vienen condicionados por la ventaja que Ciudadanos está tomando en los
sondeos. El más reciente lo sitúa, con diferencia, como tercer partido
catalán, tras ERC y Convergència.
Primer partido, por tanto, del
constitucionalismo. Está muy bien que se organicen plataformas contra la
secesión. Ya era hora. Pero el PPC va a seguir diluyéndose como un
azucarillo –igual que el PSC– si toma mal la talla a Ciudadanos. Rivera
está curtido en el tipo de pericias que, por las razones que sea, se ha
demostrado más difícil en España: administrar el trato adecuado al
nacionalismo y estimular el regeneracionismo. Es decir, las dos
principales herramientas para recuperar una España delicuescente.
Ciudadanos es un fenómeno español. Que nadie se equivoque.
No debe verse como un peligro para el PPC o el
PSC, sino como la emergencia de una realidad que PPC y PSC ya no
manejan. Ni siquiera sintonizan con ella. Lo importante no es la
decadencia de esos dos partidos por errores estratégicos continuados; lo
importante es lo emergente: la felicidad de que los constitucionalistas
catalanes hayamos dicho basta para siempre.
Basta de cesiones y
silencios. Basta de regalar todo el espacio púbico. Basta de
manipulación sentimental. Basta de incumplimiento impune de leyes y
sentencias. Esta resolución, socialmente creciente, es la verdadera
plataforma contra el nacionalismo-secesionismo catalán. Nadie se la va a
apropiar para rebajarla, nadie la va a desnaturalizar mezclándola con
Unió.
(Juan Carlos Girauta/ABC)
1 comentario:
Creo que Rivera es la esperanza de los españoles que deseamos estar unidos, y la de los catalanes sensatos que saben que ser catalán es una de las muchas formas que existen de ser español.
¡¡¡¡ANIMO ALBERTO!!!! SOMOS MUCHOS LOS QUE ESTAMOS CONTIGO
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