martes, 10 de septiembre de 2013

EL ENGAÑO CATALÁN.




 (Acabo de leer que el Ministro de Asuntos Exteriores, Margallo, ofrece un mejor 'encaje' a Cataluña. Para que los catalanes se sientan a gusto en España.

Es intolerable que después de más de treinta años de concesiones, chantajes y deslealtades, el Partido Popular ofrezca a los separatistas antiespañoles un 'encaje' más cómodo. Todavía más cómodo.

Después de años de incumplimiento sistemático de sentencias judiciales firmes que no les gustan. O sea, después de años de reirse de las leyes, de la Constitución y del Estado de Derecho.

Después de recibir más dinero del que merecen, comparándolo con otras Comunidades Autónomas. Después de insultar a España y a los españoles. Recordemos, entre otras mezquindades, los insultos de Rubianes en tv3. Y la posterior manifestación con el lema, 'Todos somos Rubianes'.

Espero que los votantes del Partido Popular se lo piensen bien antes de seguir votando a este partido.

Espero que el Partido Popular sufra un fuerte castigo electoral en las elecciones generales. Al menos. Por el bien de España y de los españoles.

PD. Soy consciente de que los socialistas son, todavía, peores.

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La líder del PP en Cataluña pone de relieve en una entrevista en RNE que la situación en su comunidad es más tensa que nunca. (PD)

Son cosas del 'encaje'.)








 EL ENGAÑO CATALÁN.


Cataluña disfruta de una financiación por habitante superior que Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Madrid, Murcia y la Comunidad Valenciana. Así se desprende de los datos oficiales de ingresos liquidados por las comunidades autónomas en los dos últimos ejercicios cerrados, 2011 y 2012. Entre ingresos por impuestos, tasas, rendimientos patrimoniales y transferencias recibidas, la Generalitat dispuso en el periodo 2011-2012 de unos ingresos medios de 2.627 euros por habitante y año. Andalucía ha percibido un 5,43 por ciento menos; Castilla-La Mancha, un 1,2 por ciento menos; Murcia ha disfrutado de unos ingresos un 10,93 por ciento inferiores a los de Cataluña; y la Comunidad valenciana, un 20,64 por ciento menos.


El nacionalismo catalán viene argumentando que aporta más de lo que recibe. Pero lo cierto es que no es precisamente la Comunidad que más aporta a la solidaridad interterritorial. Si el cálculo se pondera a razón del PIB, Madrid y Baleares salen claramente «castigadas» respecto a Cataluña. Con el actual marco de financiación, Baleares ha recibido en los dos últimos años un 15,15 por ciento menos de ingresos públicos que Cataluña, pese a que su PIB per cápita sólo es un 8,88 por ciento inferior que el catalán. Y aún es más notorio el caso de Madrid, que tiene un PIB per cápita casi un 10 por ciento superior al catalán, y sin embargo entre 2011 y 2012 disfrutó de unos ingresos públicos un 7,29 por ciento inferiores a los que tuvo la Generalitat.


En cualquier caso, en materia de financiación autonómica es perverso aferrarse al argumento del PIB para medir si se aporta mucho a la caja común de la solidaridad interterritorial. Y es que precisamente una de las piedras angulares de la arquitectura del Estado es la redistribución de las rentas vía impuestos, para garantizar las máximas cotas posibles de igualdad entre todos los españoles al acceder a servicios y prestaciones públicas, vivan donde vivan, sean más o menos ricos sus territorios y sus gentes.

Los que dejan de ingresar


Con los datos oficiales en la mano, si la Comunidad de Madrid hubiera tenido el mismo nivel de financiación por habitante que Cataluña, en el bienio 2011-2012 habría disfrutado de unos 2.500 millones más de fondos públicos. Y el Gobierno balear hubiera tenido cada año una media de 444 millones más de los que realmente ingresó en 2011 y en 2012. Las liquidaciones presupuestarias demuestran que, en ingresos, Cataluña sale mejor que otras seis autonomías. Entre ellas, dos que le superan en renta per cápita.


El gran problema de la Generalitat no son los ingresos, sino sus abultados gastos. Las multiplicadas estructuras auspiciadas por el nacionalismo han acabado comprometiendo los cimientos: las arcas de esta Comunidad, que han tenido que ser apuntaladas con el «oxígeno» extra facilitado por el Estado mediante el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). 


Cataluña ha ido engordando la bola del endeudamiento público hasta hacer que a cada catalán, hoy por hoy, pagar la deuda de la Generalitat ya le cueste más de mil euros al año. En 2012, unos 1.050 euros por catalán.

El precio de gastar al debe


En 2010, la autonomía que preside Artur Mas tuvo que desembolsar 2.714 millones por intereses y amortizaciones de su deuda autonómica. Tres años después, esa factura casi se había triplicado: 7.866 millones en 2012, un 190 por ciento más que en 2010.

La crisis destapó las debilidades estructurales: gastos muy superiores a los ingresos, sobreendeudamiento encadenado y al alza año tras año, y al final serios problemas para sostener los compromisos de pago, incluso en servicios públicos básicos. 


Actualmente, Cataluña concentra prácticamente uno de cada tres euros que debe el entramado autonómico español en su conjunto. Entre la administración de la Generalitat y su larga lista de entes y empresas públicas, la deuda supera los 56.000 millones. Es el dato que certificó el Banco de España al finalizar el primer trimestre del presente año, pero cuando acabe 2013 la cifra será claramente superior. La escalada no se ha frenado.


Cataluña supone actualmente el 28 por ciento del endeudamiento total de las comunidades autónomas, incluyendo también a sus empresas públicas. El año pasado, solo en intereses la Generalitat se gastó 1.743 millones. En el trienio 2010-2012, entre intereses y amortizaciones ha tenido que desembolsar casi 17.000 millones de euros. El Gobierno catalán ya tiene que dedicar más dinero a abonar los «recibos» de su deuda pública que a pagar las nóminas de todos sus empleados. Y eso que sus gastos de personal son también de calado: 6.557 millones el año pasado. En 2012, de cada cuatro euros que gastó la Generalitat, uno fue para pagar los intereses y amortizaciones de su abultada deuda pública.
 (ABC)

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