Es un despropósito, un acto de cobardía política y una deslealtad con la Constitución española.
La respuesta por escrito de Mariano Rajoy a la carta enviada por Artur Mas es un despropósito, un acto de cobardía personal y política y una deslealtad con la Constitución Española.
Es un despropósito porque no responde a la clara misiva remitida por el
presidente de la Generalitat. Con la unidad del Estado no se juega. No
se puede ser tibio ni dejar espacios de incertidumbre e interpretación.
¿Qué coño quiere decir con “respetar ese marco jurídico en el que los
Gobiernos hallan su fundamento y legitimidad”? ¿Acaso el Sr. Mas no cita
literalmente cuando dice que el CATN argumenta que “existen vías
legales que posibilitan llevar a cabo la consulta”?
La carta de Rajoy es
un acto de cobardía política y personal por no haber sido capaz de
decirle al presidente de la Generalitat que no puede celebrar el
referéndum. No tiene la valentía necesaria para afrontar el problema.
Una vez más cree que el tiempo le resolverá lo que él es incapaz de
hacer. ¿Para qué se presentó a presidente del Gobierno si no es capaz de
ejercer su función? ¿Acaso lo hizo porque era la única forma de
alcanzar el estatus de ex presidente del Gobierno, lo que de verdad
aspira en esta vida, para así disfrutar de los privilegios que entonces
le serán otorgados?
La responsabilidad política y moral que está asumiendo Artur Mas
de fraccionar y dividir una sociedad, con los peligros que ello
conlleva, cuenta con la complicidad necesaria de Rajoy, gracias a su
actitud pusilánime. ¿Es consciente de la sensación de abandono y
orfandad que sienten todos esos millones de catalanes que legítimamente
también se sienten españoles y que ven en el presidente del Gobierno de
España, con cartas como la enviada, la tibieza y el desamparo?
Muchos
ciudadanos angustiados y Rajoy, como ya conté en LA GACETA (30 agosto
2012), “haciendo amigos”. Trata al Gobierno de la Generalitat como un
igual: “Le invito a que ejerzamos responsablemente nuestra función como
gobernantes democráticos con lealtad hacia los ciudadanos y las
instituciones que representamos”. Rajoy debería saber que para ser un
presidente democrático no es condición suficiente ser elegido por las
urnas. Es imprescindible cumplir la ley.
La carta de Rajoy es una deslealtad a la Constitución que ha prometido
cumplir y hacer cumplir. Con el estilo melifluo de su carta no cumple
con el mandato constitucional de mantener la unidad de España. Ni
siquiera menciona la Carta Magna, ésa que nos dimos los españoles y que
fue votada y apoyada por los ciudadanos de Cataluña. Rajoy pasará a la
historia por ser el presidente del Gobierno con la mayoría absoluta más
inútil y desaprovechada de la historia de España.
(Ramón Cendoya/La Gaceta)
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