miércoles, 25 de septiembre de 2013

IDIOTAS DE LA OTRA PARTE







(Lo digo en serio. O Mariano tiene una estrategia tan inteligente que soy incapaz de percibirla, o es un gilipollas político.

Gracias a la gilipollez de muchos políticos del PP (prefiero no calificar a los socialistas, en general) Durán Lleida puede tomarles el pelo con propuestas esperpéticas. O sea, la España actual.

¿Y tenemos a ese caballero- que Ansón ha llamado 'cobarde' varias veces- de Presidente? ¿Y ha sido votado por una abrumadora mayoría de españoles?
¡Qué desgracia!)





LA ESTAFA INTELECTUAL DE DURAN LLEIDA.


El reciente artículo de Duran Lleida en La Vanguardia vindicando una tercera vía en la querella secesionista parece haber suscitado cierto alborozo en ese Madrid transversal dispuesto a dialogar de lo que sea, como sea y con quien sea. Duran, político hábil a quien no se puede negar pericia sobrada en el oficio, deja entrever en ese escrito suyo la influencia de dos fuentes doctrinales muy evidentes para el lector avezado: la novela negra americana y la teología escolástica medieval. 

A propósito de la primera, salta a la vista su afán por emular la estrategia canónica de los interrogatorios policiales, el clásico reparto de papeles entre el poli bueno y el poli malo. Así, mientras Mas, Junqueras y los Pujoles escenifican el papel del macarra irascible que no conoce ley ni norma, Duran encarna su alter ego, el del paternal y dialogante protector fingido de la víctima. "Si cedes un poquito, esos brutos dejarán de pegarte. No seas tonto, ríndete". Eso nos susurra el beatífico poli bueno al oído con dulzura infinita.

Y ahí es cuando entra en acción la segunda fuente, que no es otro que el gran Aristóteles y su célebre doctrina del justo medio. Porque Duran no quiere estar ni con España ni contra España. Y a fin de poder morar en el karma del centro, ya se sabe, basta con inventarse los extremos. Sin sonrojo aparente, pues, nos recrea la falaz disyuntiva entre la independencia y una España "recentralizadora, uniformista y asfixiante" (huelga decir que esta última es la que él representa ante el mundo como comisionado internacional de las Cortes). Por eso lo muy perentorio de su tercera vía.

 ¿Y en qué consiste semejante novedad?, se preguntará el lector. Pues nada menos que en postular un modelo confederal.
Hace falta ir un poco más allá de la deshonestidad e instalarse en la simple mala fe para hacer creer a ese público ignaro, la tropa de la cadena, que una confederación sería posible. Pero precisamente eso es lo que pretende el tan celebrado y equidistante Duran. Como sabe cualquier estudiante de primero de Derecho, el fundamento jurídico de una confederación es un tratado internacional suscrito por dos o más Estados soberanos, que siguen conservando su soberanía tras firmar el acuerdo. 

 La Unión Europea es una confederación. La OTAN es una confederación. Pero España solo podría devenir una confederación si previamente Cataluña fuese un país independiente. Por lo demás, el Estado español nunca será una confederación por la sencilla razón de que las confederaciones no son Estados, sino acuerdos jurídicos entre Estados. Engañar a la pobre gente con ese cuento es muy grave. Bien, pues es a lo que se dedica Duran con el aplauso ecuménico del Madrid claudicante. Otra estafa intelectual.

(José Garcia Domínguez/ld).

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EJEMPLO PRÁCTICO DE IDIOTEZ.

Aizpeolea-
Durán no está por la independencia. Hay muchos ciudadanos catalanes que no quieren independencia, pero quieren que se haga algo, unos lo llaman la consulta, otros... quieren que haya 'algo'. 

En El País estamos recogiendo muchas opiniones de intelectuales, catedráticos, en especial intelectuales catalanes. Es una batalla que hay que ganar en Cataluña, no en Madrid.

 En Madrid ya sabemos que la mayoría está en contra. Es clave esa tercera vía. No a la independencia, pero no a no hacer nada. Algo hay que hacer, porque hay que encontrar un encaje de Cataluña en España. Porque algo hemos hecho mal en Madrid.
(Periodista Digital)
 

2 comentarios:

csc212 dijo...

Supongo que la estrategia Rajoy de no hacer nada, esta entroncada en dejar que los nacionalistas se asen en su propio jugo.

A la larga el ciudadano empezará a ver claramente todas las contradicciones que tienen los chicos de ERC... la última y más graciosa la de la doble nacionalidad.

Es difícil enfrentar a un nacionalista fanático, ya que su estrategia siempre gana. Si te enfrentas directamente y le llevas la contraria, gana porque se puede hacer la victima, y si le das la razón, aunque sea en parte, también te gana.

La única forma de ganarles es reducirlos al absurdo, y no hacer caso. Al final ellos mismos se traicionan. E indicarles a la vez que hay un marco jurídico para hacer las cosas.

Lo único que hecho de menos en Rajoy y el PP, es que no les digan a los nacionalistas dos cosas:

a) Que el "derecho a decidir" lo tienen garantizado, y de hecho ya hacen uso de él cada 4 años. Sin interferencias del gobierno y con los mismos o más derechos que el resto de ciudadanos españoles.

b) Que si quieren un referendum y la secesión, o la confederación o cualquier otra entelequia, la forma de plantearlo no es en la calle; sino en el congreso de los diputados solicitando el cambio constitucional correspondiente. Algo como el Plan Ibarretxe.

c) Que si no les sirve el marco legal institucional, la unica opción que les queda es la via Kosovo, secesión unilateral, con todas las consecuencias.

Es complicado mantenerte en el enroque y no salir a cada provocación, pero a la larga el que resiste triunfa.

Quizas soy muy optimista con Rajoy y este gobierno, pero es la única forma que conozco de luchar contra los fundamentalismos. Y el de los catalanes lo conozco de primera mano.... desde pequeñito.

Sebastián Urbina dijo...

Estoy de acuerdo en gran parte de lo que dice. Y yo también les conozco. Los he tenido que soportar muchos años.
Yo no digo que Rajoy deba enfrentarse dialécticamente a estos fanáticos. Es inútil. Lo que digo es que Rajoy debería ahber salido, ya hace tiempo, por televisión, en una hora de máxima audiencia y decir lo que hay que decir. Entre otras cosas: 'Este gobierno y yo mismo, no vamos a permitir que nadie viole la legalidad constitucional. Los españoles pueden estar tranquilos. He jurado obedecer y hacer obedecer la Constitución...
O sea, dejar tranquilos a los españoles. No se trata de convencer a los que nunca se dejarán convencer.