Martes , 05-01-10
El que Al Qaida trate de atacar intereses norteamericanos no es noticia. Hace años que lo sabemos. Si nuestros periódicos dedican páginas a hablar del tema en estos días es porque se ha producido un encadenamiento de hechos alarmantes sobre el estado de la seguridad norteamericana.
A pesar de que un banquero nigeriano había advertido a la CIA de que su hijo se estaba convirtiendo en un terrorista, a pesar de su curiosa agenda de viajes, se le dejó embarcar en un avión hacia Estados Unidos sin adoptar mayores controles.
A ello se suma el que muy probablemente entre los que le prepararon para convertirse en un terrorista suicida estaban antiguos inquilinos de Guantánamo, liberados ante la presión del Capitolio por no haber cargos suficientes para enjuiciarlos.
A ello se suma el que muy probablemente entre los que le prepararon para convertirse en un terrorista suicida estaban antiguos inquilinos de Guantánamo, liberados ante la presión del Capitolio por no haber cargos suficientes para enjuiciarlos.
Este cúmulo de errores apuntan contra el presidente estadounidense, Barack Obama; de ahí la contraofensiva demócrata tratando de justificar lo injustificable y aprobando medidas de dudosa utilidad para dar la sensación de que se está actuando.
La inteligencia norteamericana no cesa de acumular fracasos, incluidas sus imaginativas aportaciones sobre el programa nuclear iraní. Contra Bush vivían mejor, pero ya hace un año que no se le ve por la Casa Blanca y la realidad sigue siendo la misma.
Obama trata de abandonar los campos de batalla, mientras los radicales se ocupan de demostrar que pueden llenar el vacío de poder allí donde se produzca.
Obama trata de abandonar los campos de batalla, mientras los radicales se ocupan de demostrar que pueden llenar el vacío de poder allí donde se produzca.
Los viejos dilemas que caracterizaron los años Bush emergen con impertinencia sembrando de dudas las aspiraciones demócratas de reducir su presencia internacional. Si Estados Unidos no asume el liderazgo en la persecución de Al Qaida en la Península Arábiga, ¿quién lo va a hacer? La cruda realidad es que lo que no hagan ellos nadie lo hará. Pueden movilizar a otros, pero su liderazgo sigue siendo imprescindible. (Florentino Portero/ABC)
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NOS LO MERECEMOS.
Pero ¿no eran Bush y Aznar los principales culpables de los ataques terroristas? ¿No era la respuesta legítima y comprensible al imperialismo fascista-capitalista?
Este tipo de idiotez es común entre los progres. Dado su carácter de virus, el progresismo repite parecidas idioteces (no son exactamente iguales porque se producen mutaciones que respetan las particularidades idiosincráticas) en todos lados. Los americanos tienen a su Michael Moore, entre otros payasos. Aquí tenemos a los de la ceja. Pero solamente son la punta del iceberg.
Esta cuadrilla de sectarios no tendrían la importante repercusión que tienen sin un buen caldo de cultivo. ¿Cuál es? En nuestro caso, la cultureta progre y su primo hermano el nacionalismo periférico antiespañol. La Alianza de Civilizaciones. Educación para la Ciudadanía. La Memoria Histórica. El 'cordón sanitario'. El Pacto de Tinell. Las subvenciones al rojerío militante. El control sectario de la gran mayoría de los medios de difusión, en parte por la idiotez persistente y ganada a pulso de los políticos populares. Etcétera.
Este aromático magma de 'buenismos' idiotas, que no impide sembrar el odio contra 'la derecha extrema, o sea, el PP', para que un descerebrado le de una patada a Hermann Tertsch y lo envíe al hospital, es el caldo de cultivo de esta huída de la realidad, de esta conversión paulatina de las personas en niños permanentes. Incapaces de asumir sus responsabilidades y afrontar de cara la realidad, sea dura o no lo sea.
Por cierto, no olvidemos que el catalán Ramón Bagó, un prócer catalán, importante hombre de empresa y lleno de 'seny' hasta las cejas, dijo: 'Habría que matar a todos los del PP'. Conviene recordar estas cosas.
Se está creando una sociedad que no prima ni valora (y así se comprueba en el desastroso sistema educativo que padecemos) el esfuerzo, la disciplina y el mérito. Por lo visto, es de derechas. Estas cosas son competitivas y ser competitivo es de derechas. Los niños no deben incurrir en estos males propios de la mentalidad capitalista. El rojerío progre quiere 'buen rollito'. ¡Que nadie es más que nadie, tú!
Por cierto, hay mucho imbécil suelto que no entiende el significado de esta frase. O peor, lo entiende mal. No lo digo para mis lectores que lo entienden perfectamente sino para los que se asoman a estas páginas con odio, indignación y desprecio.
En una sociedad democrática, nadie debe ser más que nadie en el sentido de que todos somos y debemos ser iguales ante la ley. Pero en boca de un 'rojo militante' suele querer decir que 'todos somos iguales'. Esta bazofia intelectual tiene gravísimas repercusiones. Es el caso, como decía, del sistema educativo. Si creen, como muchos creen, que nadie debe destacar por encima de otro, por sus propios méritos, nos encontramos con estudiantes que no reciben el reconocimiento de sus méritos. Lo que es muy grave porque es una injusticia. Porque se le desanima a ser mejor. O sea, se fomenta la igualdad a la baja, la igualdad mediocre.
Por eso es importante que las personas que no han caído en el pozo de la estupidez progre, hablen en voz alta y, además, transmitan a sus hijos valores que les harán mañana (si se esfuerzan y no hay contratiempos imprevistos) en hombres y mujeres de provecho. Gente responsable, capaz de asumir su responsabilidad como algo inevitablemente ligado a su libertad. Conscientes de que la vida tiene momentos maravillosos pero que, también, puede ser muy dura. Asumir ambas cosas permite la 'construcción' de seres humanos auténticos (no 'niñatos' y 'niñatas') que hacen que la vida sea mejor, para ellos mismos y para los demás..
Le felicito si piensa así.
Por cierto, el peligro terrorista permanece. Sin Bush, sin Aznar. Aunque nos pusiéramos de rodillas. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oir.
Sebastián Urbina.
1 comentario:
Ya pensaba hace un año que la izquierda europea iba a echar de menos a Bush. Era perfecto para culparle de todo, y el representante del capitalismo imperialista culpable de todos los males. Cierto es que hizo muchas cosas mal (la legalidad internacional no era su fuerte, y Guantánamo no ayudaba), pero resulta que no era el único malo. ¿Qué pasa con las cárceles secretas en China? Ah! No! Que esas son comunistas y en el fondo es por el bien de la Humanidad y para conseguir un mundo mejor...
Demagogias aparte, resulta que Obama llega a la Casa Blanca con el "Yes, we can", un eslógan vacío. Y que cuando se enfrenta a la gestión y a la política real pierde enteros en su valoración en las encuestas. Menos mal. La izquierda de aquí no se enfrenta a la gestión para no bajar puntos en las encuestas. Obama es más inteligente, tal vez por eso ha decepcionado a muchas mentes estúpidas. Yo espero que haga lo que tenga que hacer, y que lidere lo que tenga que liderar para que los de los burkas y la sharia no se carguen la civilización occidental. A pesar de los que reniegan de ella y se fustigan por lo malos que somos. Que hagan lo que quieran (yo siempre les recomiendo ir a vivir a Zimbabue o a Arabia Saudí). Pero yo doy gracias por seguir viviendo en un lugar y en un tiempo en que se respeta mi dignidad y mis derechos, aunque cada vez menos.
Si la izquierda progre e igualitarista prefiere un mundo en que todos seamos iguales (eso sí, a la fuerza) con su pan se lo coma...
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