jueves, 28 de enero de 2010

EL OASIS.







MATRIX Y EL CINE EN CATALÁN.


Sin duda, el rasgo más llamativo del cine catalán es que no existe. Una singular evidencia empírica que, huelga decirlo, no ha supuesto impedimento para que las autoridades locales procediesen a cometer una muy exhaustiva regulación de la industria cinematográfica propia y ajena. Nadie descarte, pues, otra inminente normativa catalana a propósito de la conservación, uso y disfrute de los bosques tropicales. O algún reglamento de Carod imponiendo pautas vinculantes al subsector de los transbordadores espaciales. Al cabo, si Paraguay dispone de su propia escuadra de guerra sin poseer ninguna salida al mar, ¿por qué no iba la Generalidad a regular los estudios de Hollywood o las lluvias monzónicas, si se terciase?

Así, aprovechando que Europa apenas cuenta con doscientos idiomas vernáculos de estricto uso doméstico, el tripartito acaba de ordenar a las majors el doblaje de todas sus cintas al catalán. Los yanquis, sépase, restan muy advertidos: caso de no obedecer sin rechistar, se prohibirá al punto la exhibición de su cine en las cuatro provincias de la demarcación. "O yo y mi lengua propia o el caos", amenaza don José. Con semejante espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas, pocas situaciones de pareja zozobra deben haberse vivido en la secretaría de Estado y en la propia Casa Blanca desde la crisis de los misiles con Cuba.

Y es que, en Cataluña, el cine, predica la Generalidad, está llamado a constituir fiel, preciso, exacto reflejo de la realidad tal como ni es, ni ha de ser. En consecuencia, procede imponerle el funesto bilingüismo que ellos mismos se enorgullecen de haber extirpado en colegios e institutos. Pero ni con ésas. Y es que la gente, cuando se sabe libre, revela un insolente sesgo a proceder como le viene la gana. Y por alguna razón en extremo enigmática, casi nadie en Matrix muestra interés por asistir a más ficciones narradas en catalán. Un detalle baladí que, lejos de llevar a rectificar a Montilla, llevará a la quiebra a las salas obligadas a programarlas. Parece mentira. Como si a estas alturas aún no hubieran comprendido que una dictadura, por pequeña y ridícula que se antoje, no puede imponerse a medias. Prohíbanos el español también en los cines, hombre. Desengáñese, don José: no hay otra solución. (José Garcia Domínguez/LD)

1 comentario:

María dijo...

Con lo que los productores hollywoodienses se están planteando dejar su carrera. Y directores y actores. Se rumorea que Clint Eastwood no rodará otra película hasta que se la doblen al catalán y se la dejen estrenar en Cataluña. Scorsese y Tarantino parece que le seguirán los pasos. Robert de Niro, Hilary Swank y George Clooney se plantean hacer una huelga de hambre si no se les garantiza que su voz vaya a oirse con la vocal neutra y la e abierta. En fin, caos en Hollywood ante la posibilidad de que las pelis no se estrenen en Cataluña, que como todo el mundo sabe es un mercado importantísimo para ellos.
A los que igual no les hace tanta gracia es a los que proyectan las películas. Que además de no tener público en catalán se arriesgan a perder las cintas. Pero como esta panda de ineptos paranoicos juegan con el dinero de los demás y no con el suyo a la hora de legislar, les da lo mismo.
Y al público, que le den si se queda sin ver cine. Para que luego salga Sinde a luchar contra la piratería. Ni piratas ni originales, la cuestión es dar por saco al ciudadano.
¡Vaya panda!¿Y estos se creen moralmente superiores?