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La perdida de las elecciones de 1933 llevó a la izquierda a una bolchevización, "volviendo al golpismo clásico". Un año más tarde, en octubre del 34, el PSOE da junto a ERC un golpe de estado que fracasó.
Con este contexto la derecha tenía que gobernar y solucionar los problemas existentes en el país y en sus propias filas que empiezan a dividirse, además de hacer frente al nacionalismo catalán.
Una buena solución para Federico y César Vidal hubiera sido una reforma constitucional que no se hizo. De hecho, "Alcalá Zamora mantuvo reuniones con los ministros del gobierno para saber qué había que reformar con más diligencia y curiosamente la respuesta es los estatutos de autonomía", apunta César Vidal. Alcalá Zamora, prosigue César, criticó "en aquella época los privilegios tributarios de Cataluña". Finalmente los embates de los nacionalistas catalanes se contuvieron con la suspensión del estatuto catalán el 2 de enero de 1935.
Un problema más grave era la división entre las filas de la derecha, gobernante en aquel momento. El motivo era la práctica por parte de Alcalá Zamora y de la CEDA del impunismo, dejar sin castigo a quienes se habían alzado en armas en octubre del 34 provocando casi una guerra civil.
La ausencia de castigos hizo que la izquierda "emergiera como vencedora de la derrota de octubre del 34 y la derecha no sabe qué hacer. La CEDA juega al impunismo y a hacer gestos a la izquierda, que no se caracteriza precisamente por su carácter democrático", explica César Vidal.
La división de la derecha se plasma en la creación en diciembre del 35 de Bloque Nacional con Calvo Sotelo a la cabeza. Consideran que "todo es un disparate". Tampoco están contentos "ni el sector monárquico, que tiene un ojo puesto en la posible vuelta de Alfonso XIII, ni el sector fascista, La Falenge ya unida con Las Jons, que además no se llevan muy bien con Calvo Sotelo".
"El régimen – subraya César Vidal - estaba muerto, aunque podía haber aguantado con una reforma constitucional. La puntilla la puso la mentira la historia, la supuesta brutal represión de octubre del 34".
Mentiras de la historia: represión brutal del 34
Para Federico "una de las mentiras de mayor éxito en la historia contemporánea de España es que la represión de la derecha sobre la izquierda golpista del 34 fue brutal".
En anteriores programas de Breve historia de España... en Es la mañana de Federico, César Vidal explicó que la revolución del 34 en Asturias dejó numerosos fusilados: 28 religiosos, 43 militares y 14 paisanos, además de cuantiosos daños materiales cifrados en la destrucción de 58 iglesias, 26 fábricas, 58 puentes, 63 casas particulares, 730 edificios públicos, destrozos en el ferrocarril y las carreteras.
Durante la II República los delitos de rebelión armada estaban penados con la pena de muerte. Vidal apunta que en Cataluña no se ejecutó a nadie. "Pérez Farras fue condenado a pena de muerte y a pesar de que el Tribunal Supremo había emitido un informe contrario al indulto, Alcalá Zamora lo indultó".
En Asturias fueron 12 personas las condenadas con pena de muerte. "Se procedieron a la ejecución de 4: un sargento desertor, un asesino desequilibrado conocido como el Pichilatu y dos revolucionarios sin ningún tipo de cargo". Todos los responsables, especialmente los dirigentes del PSOE, salieron de rositas. "Santiago Carrillo entre ellos porque corrió a esconderse inmediatamente".
Entonces, ¿Por qué triunfó tanto la mentira de que la "represión" había sido masiva, brutal y sanguinaria? César Vidal cuenta que "la prensa extranjera apoyada por la masonería realizó una campaña extraordinaria, tanto que vinieron hasta miembros del partido laborista británico para comprobar si era cierto".
La no represión de octubre del 34 dio lugar a un clima propicio a nuevas revoluciones. "La izquierda llegó a la conclusión de que era el camino para forzar una salida bolchevique. Nos hemos quedado cortos, pensaban. Consideran que alzarse en armas contra la derecha sale barato y el error radicaba en que habían matado poco, explica César Vidal.
A partir de la revolución del 34 "se cuece el modelo de represión de los dos bandos que luego practicarán en la guerra civil. Mientras la izquierda extrae la conclusión de que sectores enteros tienen que ser exterminados, la derecha toma como ejemplo la represión de la comuna francesa en donde no se extermina a un sector sino que se impone un castigo ejemplarizante".
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