lunes, 18 de enero de 2010

¡QUÉ ASCO DE PAÍS!



Actualizado Lunes , 18-01-10 a las 19 : 49
Tras más de un año de lucha burocrática y diligencias judiciales, la profesora agredida por una alumna en el Instituto de Educación Secundaria de Teror, Esther Rodríguez, habló hoy de la sentencia que ha llevado a la joven a estar condenada a un año de libertad vigilada, explicando que desde el momento en el que se produjo el suceso hasta ahora no ha recibido «ningún tipo de apoyo de la Consejería de Educación".
Rodríguez, en una rueda de prensa, ha afirmado que se tuvo que "buscar la vida", como le dijo la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias en ese entonces, el 29 de octubre de 2008, y "llorar sola en casa", pues nadie la escuchaba ni siquiera varios sindicatos a los que acudió.

La profesora señaló que, aunque la sentencia le deja satisfecha en el ámbito jurídico -es la primera vez en España que se tipifica como delito pegar-, en el resto de ámbitos prefiere «no pronunciarse».

A su juicio, el Gobierno de Canarias "no ha hecho nada en este asunto". "Tardé mucho tiempo en recuperarme de las secuelas físicas y aún quedan las psicológicas. Es doloroso pensar que cuando ocurren estas cosas la culpa es, automáticamente, de los profesores", agregó.
A pesar de que la sentencia excluye de culpas al Ejecutivo regional, el abogado del sindicato Interinos y Sustitutos de Canarias (Insucan), Antonio Perera, aseguró que en breve se abrirán nuevas vías para reclamar a la Consejería responsabilidad patrimonial en este asunto.

Nuevos casos
Por su parte, el representante de Insucan, Ernesto Perera, aseguró que en el Archipiélago “están en curso otras sentencias de similar naturaleza a la de Teror, una en Fuerteventura que podría ver la luz en este 2010, otra en La Palma y una tercera en Tenerife”.

Los hechos denunciados se originaron en el pasado 29 de octubre de 2008, alrededor de las 9.30 horas, en el citado centro educativo del municipio de Teror (situado en el interior de la isla). A esa hora, Esther Rodríguez se encontró en los pasillos con la alumna denunciada y, en función de sus labores como profesora de guardia, le preguntó por los motivos por los que se encontraba fuera de su aula en plena hora lectiva. A raíz de las declaraciones de la denunciante en el juicio -celebrado el pasado 10 de diciembre en juzgado de Menores Número Uno de Las Palmas-, la alumna comenzó a discriminar verbalmente a la tutora para después agredirla con un puñetazo en la cara que la tiró al suelo.

Rodríguez, que en la actualidad sigue tomando ansiolíticos, fue intervenida ese mismo día en el Hospital Materno Infantil de la capital grancanaria. De momento, sigue dando clases en el mismo centro, aunque recalcó que del centro “tampoco he recibido respuestas de apoyo hasta la fecha”.
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¡QUÉ ASCO DE PAÍS!

¿Por qué creen que las autoridades, los sindicatos y todo quisque ha dado la espalda a esta profesora? Una primera respuesta, no muy descaminada, es que son poca cosa como seres humanos. ¿Por qué? Porque, como Vicente, van donde va la gente. Con otras palabras, no quieren ser políticamente incorrectos, no quieren significarse. No quieren desviarse de la corriente. ¿Y eso qué es?

En una sociedad políticamente inmadura, como la española (en general), el 'buenismo', la 'alianza de civilizaciones' o el diálogo' sin límites, mola mucho. Dan ganas de llorar aunque es preferible, por motivos de salud, reirse de tanta idiotez y cobardía. Porque de eso se trata.

Recordemos el terrible atentado terrorista en Madrid. Once de Marzo de 2004, en Atocha. Entre las múltiples reacciones destaca una que siempre me ha producido una fuerte repugnancia. La idea central es: '¿Qué hemos hecho para merecer esto?' Un cobarde de película del Oeste no podría hacerlo mejor. En fin, yo creo que la sociedad española actual, aparte de las virtudes que indudablemente tiene (como en toda sociedad, el paisaje no es blanco o negro) atesora una enfermedad contagiosa y despreciable: es profundamente cobarde.

Esta repulsiva cobardía se nota no solamente en los gobiernos que tenemos (el caso Alakrana, por ejemplo) sino en las reacciones ciudadanas. En general, la población no quiere saber nada de conflictos externos. Como un niño pequeño que se refugia en las faldas de su madre ante la presencia de un peligro, como un avestruz que mete la cabeza en la arena, se niega a ver la realidad.

La mayoría rechaza enviar, por ejemplo, soldados a Afganistán. Nos cae lejos. Ni nos va ni nos viene. Es falso, por supuesto. Resulta, además, que los demás países occidentales cuentan con nosotros. El problema del terrorismo islamista no se limita a Afganistán sino que amenaza a Pakistán, que es potencia nuclear. Vivimos, debería ser obvio, en un mundo globalizado. En todos los sentidos. También el terrorismo está globalizado.

Pero una sociedad cobarde prefiere ir con la cabeza gacha y no mirar de frente. No desafiar a los que nos quieren matar. No levantar la voz porque podrían enfadarse. ¡No corras que es peor! ¡Es patético!

Y de ahi podemos pasar al caso que nos ocupa. Apoyar a esta profesora, injustamente agredida, podría intepretarse como un apoyo a 'la autoridad'. No es bonito. Es más políticamente correcto apoyar a la pendona que le agredió. O, simplemente, pasar del tema. Y dejar que la profesora se pudra. En su soledad. Aunque tenga razón. ¡Qué más da!

Ya sucede en los 'territorios comanches'. Todo el mundo se hace nacionalista para no tener problemas. Y el que que se resista, ya sabe lo que le espera. Recordemos a Boadella. Ha tenido que marcharse de Cataluña. Del Oasis.

Sebastián Urbina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en lo que dice. Para mi, la correccion politica , y eso que denominan buenismo, no son mas que rollos patateros y demagogicos, que han conseguido meter en la cabeza de mucha gente que lo toman como si de un dogma religioso se tratara.

Desde mi punto de vista, los medios de comunicacion -principalmente la tv- tienen mucha culpa en esto, con su labor continua de comecocos y adoctrinamiento -sin exculpar con ello a quien se deja lavar el cerebro o adoctrinar en la cobardia, al fin y al cabo cada uno es responsable de su vida y sus actitudes-.
No creo que estas generaciones actuales hayan salido asi por azar.