Publicado Sábado , 15-05-10 a las 08 : 20 (ABC)
Septiembre de 2006: Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York, que trabajó para el FMI, para la Reserva Federal, para el Banco Mundial y para la Administración Clinton, y que a día de hoy dirige una prestigiosa consultoría privada, va y lanza un pronóstico tremendo. Va y anuncia un crac de las Bolsas y del crédito y una recesión global apabullante.
Le llaman loco de la vida y Mr. Doom (Señor Fatalidad) y le dejan por imposible. Dos años después su fatal pronóstico se cumple a rajatabla y Roubini deviene una estrella.
¿Y saben lo que pronostica en mayo de 2009? Pues que España tiene más puntos para acabar fuera que dentro del euro.
El BCE tiene aún maniobra
Roubini cree que el Banco Central Europeo tiene todavía margen de maniobra frente a la crisis —de hecho, él confía más en la política monetaria que en otros rescates—, pero encuentra insuficiente el plan de rescate de 750 millones de euros vendido por algunos como «el principio del fin» de los malos tiempos.
El gurú no es tan optimista. A su juicio la crisis europea es tan estructural como la americana y no va a remitir a base de apretar los dientes y poner parches. O se acometen serias reformas estructurales, o la unidad monetaria se puede romper, dejando fuera a Portugal, Irlanda, Grecia y España. Unos países que, puestas en fila todas sus iniciales en inglés, dan el «simpático» acrónimo —de uso común entre economistas extranjeros— PIGS (cerdos).
Roubini ha publicado esta semana en Nueva York y en Londres su esperado libro Crisis Economics, que en España se titulará «Cómo salimos de ésta» y aparecerá en septiembre en Destino. Escrito con la colaboración del también profesor de Economía de NYU Stephen Mimm, el nuevo oráculo del único gurú que previó lo que se cocía en Wall Street (y en el resto del mundo) ha sido acogido con enorme morbo, admiración e interés.
The New York Times lo elogia como un soberbio análisis que «pica» de todas las grandes escuelas de pensamiento económico, de Keynes a Marx pasando por Schumpeter, pero sólo se casa definitivamente con una: el sentido común.
En el caso concreto de Europa, Roubini cree que el «núcleo duro» de la UE, sobre todo Alemania, entró en el euro después de una larga década de disciplina fiscal, algo que no puede decirse de los PIGS. Y la crisis ha dejado a los indisciplinados con muchas cosas al aire. El gurú cree que medidas drásticas como las recién anunciadas en España, con todo el sufrimiento que comportan, son preferibles a acabar como Argentina en 2002. Pero ni siquiera está seguro de que con eso sea suficiente.
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LA CONSTANTE MENTIRA DE LOS ROJOS.
Espero que seamos un protectorado de Alemania y así nos salvaremos de acabar como Argentina. Porque somos un país guerracivilista, rencoroso y sectario. Con una derecha (por seguir con la simplificación) mediocre, con preocupantes niveles de corrupción, y sin agallas políticas.
Y una izquierda con pulsiones totalitarias. Ya las mostró en la etapa de Felipe González. Asesinato de Estado y espionaje a todo el mundo, incluído el Rey. Además de 'ocupar' las instituciones, lo que devalúa la democracia a niveles de República bananera.
No tienen escrúpulos. Ya no los tenían durante la II República. Y sus terminales mediáticas rezuman el mismo sectarismo y desprecio por la verdad. En la portada de hoy de El País (periódico independiente de la mañana) se puede leer:
'La extrema derecha y el Supremo culminan su acoso contra el Magistrado. Garzón cae por investigar el franquismo'.
Mienten como bellacos. Pero esto es propio de la mentalidad totalitaria y guerra-civilista de la izquierda española. Con las honrosas excepciones de rigor. Que deberían dejar oír su voz.
Ya lo dijo Gregorio Marañón, que conocía bien a la izquierda de la II República:
'La constante mentira es lo más irritante de los rojos'.
Sebastián Urbina.
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LA CONSTANTE MENTIRA DE LOS ROJOS.
Espero que seamos un protectorado de Alemania y así nos salvaremos de acabar como Argentina. Porque somos un país guerracivilista, rencoroso y sectario. Con una derecha (por seguir con la simplificación) mediocre, con preocupantes niveles de corrupción, y sin agallas políticas.
Y una izquierda con pulsiones totalitarias. Ya las mostró en la etapa de Felipe González. Asesinato de Estado y espionaje a todo el mundo, incluído el Rey. Además de 'ocupar' las instituciones, lo que devalúa la democracia a niveles de República bananera.
No tienen escrúpulos. Ya no los tenían durante la II República. Y sus terminales mediáticas rezuman el mismo sectarismo y desprecio por la verdad. En la portada de hoy de El País (periódico independiente de la mañana) se puede leer:
'La extrema derecha y el Supremo culminan su acoso contra el Magistrado. Garzón cae por investigar el franquismo'.
Mienten como bellacos. Pero esto es propio de la mentalidad totalitaria y guerra-civilista de la izquierda española. Con las honrosas excepciones de rigor. Que deberían dejar oír su voz.
Ya lo dijo Gregorio Marañón, que conocía bien a la izquierda de la II República:
'La constante mentira es lo más irritante de los rojos'.
Sebastián Urbina.
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