Temo que la cesión a los terroristas con la que ha finalizado el secuestro de Vilalta y Pascual acabe igual que el pago a los piratas somalíes. Con el silencio, con la mentira, con la ocultación de la información, sin debate.
Y es que todo el mundo tiene miedo a hablar. Con las honrosas excepciones de algunos columnistas. Miedo a ser acusados de optar por la muerte de Vilalta y Pascual. Miedo a ser tachados de insensibles, aún peor, de brutales. Tanto es así que ni un solo partido político ha puesto en cuestión no ya la cesión al chantaje, sino ni siquiera las impresentables celebraciones de esta terrible derrota del Estado de Derecho, empezando por la rueda de prensa triunfal de Zapatero.
Es cierto que el PP ha pedido una comparecencia de la vicepresidenta De la Vega para explicar las circunstancias de la liberación. Pero no ha dicho absolutamente nada de su propia opinión. Lo mismo que hizo con la cesión a los piratas somalíes. Y es de temer que acabe la historia aceptando una comparecencia en la Comisión de secretos oficiales o, lo que es lo mismo, hurtándonos la información y el debate a los ciudadanos. Y sobre los demás partidos, la reacción es aún peor, puesto que es completamente inexistente, como si la cesión al chantaje no hubiera ocurrido.
Por supuesto que hay un dilema moral en este asunto, que hay argumentos a favor de una posición y otra.
Pero lo que aún es más claro es que los ciudadanos tenemos derecho, en primer lugar, a saber toda la verdad.
Y que hay una realidad insoslayable que afecta al corazón del Estado de Derecho y es que un Gobierno democrático ha cedido al chantaje de los terroristas, los ha financiado con 8 millones de euros y ha liberado a uno de ellos. Y eso, se nos ha explicado siempre a los ciudadanos, está en contra de la ley y de los principios democráticos.
¿Es que no va a recordarlo, plantearlo y defenderlo ni un solo líder político? ¿Tanto miedo tienen?
1 comentario:
Puestos a pensar...
Hay que pagar los favores recibidos. ¿Cuánto costó el 11M? ¿Hubo pago aplazado? Una buena forma de disimularlo sería ésta: el último plazo lo disfrazamos de pago de secuestro..
¿Cómo sino se justifican esas caras risueñas de los secuestrados junto al secuestrador?
No sé. No tengo pruebas de nada, pero ya lo dice el refrán: piensa mal... y te quedarás corto.
¿Estaré yo ahora pensando mal? ¿o bien?
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