(La izquierda ya no tiene ideas. Sólo enemigos'.
Alain Finkielkraut.)
EL ODIO DE LA IZQUIERDA.
20-XII-2012
Una izquierda extrema y dispuesta a todo
La algarada que se ha producido en el Parlamento gallego este miércoles
no es una anécdota sin importancia; bien al contrario, es un síntoma de
un problema que viene aquejando a la sociedad española desde hace algún
tiempo, y que no hace sino agravarse: la existencia de una izquierda muy radicalizada que está dispuesta prácticamente a todo para imponer sus tesis.
Lo hemos visto con fenómenos como el 15-M y en los cercos al Congreso y al Parlamento catalán, en los gritos y pancartas de manifestaciones más o menos concurridas, en la retórica de sujetos como Cayo Lara, Gaspar Llamazares o Xosé Manuel Beiras...
De forma totalmente coherente con su tradición histórica, la izquierda se está aprovechando de las dificultades del sector más débil de la sociedad para generar un clima de crispación y violencia del que sacar tajada. Trata de debilitar la democracia para poder imponer su programa de máximos.
Lo más sangrante es que esta misma izquierda que ahora levanta el tono tiene una tremenda responsabilidad en no pocas de las desgracias que se abaten sobre la ciudadanía. Lo ocurrido en el Parlamento gallego es un ejemplo perfecto: los salvajes que han reventado la sesión se han visto atrapados en unas preferentes emitidas en su mayor parte durante el Gobierno del bipartito, cuando las fuerzas de izquierdas controlaban no sólo las cajas emisoras sino los organismos de la Administración, por ejemplo el Instituto Gallego de Consumo, que podrían haber evitado el problema.
Del mismo modo, mientras se insulta al Gobierno de Feijóo, lo cierto es que, desde que la cuestión de las preferentes ha estallado, el presidente gallego se ha limitado a cumplir con las exigencias que se le hacían desde otras instancias y Administraciones, especialmente desde la UE. Pero eso no les importa lo más mínimo tanto a los agresores como a aquellos que les jalean.
España se enfrenta a una situación económica muy difícil que va a causar, que está causando ya, graves problemas de índole social: con millones de parados y las redes asistenciales tensionadas al máximo, no se puede esperar otra cosa. En este contexto, si hay algo que no necesita nuestro país es una izquierda demagógica, irresponsable y con ribetes claramente violentos y totalitarios que, aprovechándose de aquellos que peor lo están pasando o mintiendo para mantener determinados privilegios, añada leña al fuego de la terrible crisis que padecemos. (edit.ld).
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LA IZQUIERDA TOTALITARIA.
Sebastián Urbina.
Lo hemos visto con fenómenos como el 15-M y en los cercos al Congreso y al Parlamento catalán, en los gritos y pancartas de manifestaciones más o menos concurridas, en la retórica de sujetos como Cayo Lara, Gaspar Llamazares o Xosé Manuel Beiras...
De forma totalmente coherente con su tradición histórica, la izquierda se está aprovechando de las dificultades del sector más débil de la sociedad para generar un clima de crispación y violencia del que sacar tajada. Trata de debilitar la democracia para poder imponer su programa de máximos.
Lo más sangrante es que esta misma izquierda que ahora levanta el tono tiene una tremenda responsabilidad en no pocas de las desgracias que se abaten sobre la ciudadanía. Lo ocurrido en el Parlamento gallego es un ejemplo perfecto: los salvajes que han reventado la sesión se han visto atrapados en unas preferentes emitidas en su mayor parte durante el Gobierno del bipartito, cuando las fuerzas de izquierdas controlaban no sólo las cajas emisoras sino los organismos de la Administración, por ejemplo el Instituto Gallego de Consumo, que podrían haber evitado el problema.
Del mismo modo, mientras se insulta al Gobierno de Feijóo, lo cierto es que, desde que la cuestión de las preferentes ha estallado, el presidente gallego se ha limitado a cumplir con las exigencias que se le hacían desde otras instancias y Administraciones, especialmente desde la UE. Pero eso no les importa lo más mínimo tanto a los agresores como a aquellos que les jalean.
España se enfrenta a una situación económica muy difícil que va a causar, que está causando ya, graves problemas de índole social: con millones de parados y las redes asistenciales tensionadas al máximo, no se puede esperar otra cosa. En este contexto, si hay algo que no necesita nuestro país es una izquierda demagógica, irresponsable y con ribetes claramente violentos y totalitarios que, aprovechándose de aquellos que peor lo están pasando o mintiendo para mantener determinados privilegios, añada leña al fuego de la terrible crisis que padecemos. (edit.ld).
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LA IZQUIERDA TOTALITARIA.
No
es difícil aceptar que el gobierno de Rajoy es débil (a pesar de la
mayoría absoluta) y que, en vez de recortar drásticamente el ineficaz y
costosísismo modelo de Estado, se dedica a vaciar los bolsillos de los
ciudadanos. Penoso y lamentable.
Pero
dicho esto, el comunista de turno, el diputado Garzón, repite las
mismas peligrosas idioteces de siempre. Dice abrumado que 'vamos al
abismo'. Pero ¿de qué abismo habla cuando las experiencias comunistas
han consistido en sangre, sufrimiento, pobreza y eliminación de las
libertades individuales? ¿Cómo se puede ser tan caradura?
Una
cosa es que la casta política española sea, en general, despreciable
(porque nos han llevado a la ruina, económica e institucional) y otra
muy diferente que estos comunistas puedan ser la solución. Espero que no
haya muchos españoles tan totalitarios como este diputado comunista.
Como siempre han hecho los comunistas, llevarían a la cárcel a los
demás. No quieren oposición, ni críticas. Y a callar.
PD. Este comentario fue escrito en Agosto de 2012, pero no hay necesidad de cambiar ni una coma. La izquierda, con las honrosas y escasas excepciones de rigor, es totalitaria y violenta. El problema es si, todavía, hay mucha gente que sigue a esta manada de fanáticos totalitarios. ¿De verdad es usted tan impresentable como ellos? .
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