(¿Reaccionarán alguna vez los catalanes?)
· Más porquería en el estercolero de Convergència
EDITORIAL
Al menos, hasta que la Justicia haya hablado. Porque es impresentable que un individuo denunciado formalmente por corrupción ante los tribunales mantenga un cargo público, y aún más si ese cargo es el mando de las fuerzas de seguridad de su comunidad autónoma. Los datos que hoy aportamos son inequívocos. En Cataluña funcionaba un negocio ilícito sobre la base de las subastas de viviendas. El procedimiento incluía sobornos a las fuerzas de orden público.
El consejero de Interior no sólo no habría perseguido el delito, sino que, según las imputaciones de los denunciantes, se habría lucrado con el vaivén de sobornos. Hablamos de cantidades superiores a los 284.000 euros en 2010, que hay que sumar los más de 100.000 euros ventilados el año anterior. Las revelaciones de LA GACETA incluyen, además, extremos particularmente odiosos: connivencia formal de los delincuentes con la Policía, acusaciones de maltrato doméstico, etc. Añadamos las denuncias que el lector ya conoce sobre las cuentas en Suiza de los Pujol y Mas. El paisaje que resulta de todo esto es estremecedor: un escenario de corrupción institucional como nunca antes se había visto en España.
(La Gaceta)
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