domingo, 1 de septiembre de 2013

DECEPCIÓN

  
 (Sigue la caída en intención de voto del Partido Popular. Y sigue la caída en intención de voto del Partido Socialista. Ya me da vergüenza escribir 'obrero español'.

O sea, hundimiento- a mayor o menor velocidad- del bipartidismo que nos invade. ¿Qué futuro político nos espera?

Decepción. ¿Quién iba a pensar que, con holgada mayoría absoluta, Rajoy sería tan políticamente cobarde? 

La herencia de Mariano será muy mala. Para él, para su partido y para España.)





RAJOY Y LA BAJADA DE IMPUESTOS: COMO BROMA NO ESTÁ MAL.
  • Por octavo año consecutivo, el Partido Popular ha celebrado la apertura simbólica del curso político al pie del castillo pontevedrés de Sotomayor. Como el PP está ahora en el Gobierno, la presencia de Mariano Rajoy confiere al acto particular relevancia, como la fiesta de UGT en el pueblo minero leonés de Rodiezmo cobró mayor interés mediático por la presencia en ella del entonces presidente Rodríguez Zapatero, hasta que éste dejó de acudir porque el deseado mitin propagandístico amenazó los últimos años de poder socialista con convertirse en todo lo contrario. 

    En el caso del Partido Popular, el presidente Rajoy ha enfrentado la difícil situación en que se encuentra el país con un discurso marca de la casa, en el que ha destacado los aspectos más optimistas de la situación económica y ha hecho un anuncio que ha obtenido el efecto buscado, que era suministrar un buen titular para los periódicos y los programas informativos audiovisuales: el año que viene, dijo, volverá a Sotomayor para anunciar una bajada de impuestos.

    Rajoy consumió la mayor parte de su discurso en algunos asuntos económicos que han marchado más que aceptablemente bien: aumento de las exportaciones, bajada de la prima de riesgo, éxito del turismo. No ha habido novedades, pues, en este sentido, pero es explicable que el presidente del Gobierno se cuelgue la medalla de estos éxitos, de los que todos nos alegramos. 

    Sin embargo, sus silencios han resultado tan ensordecedores como sus palabras: ninguna mención al caso Bárcenas –salvo, quizás, una referencia implícita y oblicua a que “otros se empeñen” en distraer al Gobierno de su objetivo económico–, y no sólo silencio total sobre las provocaciones amenazantes de los partidos separatistas catalanes y vascos, sino un elogio sin excepciones a todas las Administraciones en el esfuerzo de reducir el déficit público, justo el día que se publicaba que la Generalidad de Cataluña gastará 30 millones de euros (equivalentes a 5.000 millones de pesetas) en comprar urnas para su consulta soberanista. Ha habido otras omisiones, pero estas dos son, a nuestro juicio, las que de ninguna manera tenían que haberse producido.

    En cuanto a la bajada de impuestos, la marca de la casa ha brillado con luz propia: que en septiembre de 2014 Rajoy aparezca en Sotomayor para anunciar una vaga “bajada de impuestos” significa que esa bajada ocurrirá en 2015, y los contribuyentes la notarán (en el caso del IRPF, por ejemplo), en su declaración de 2016. Como broma, no está mal; pero es que no estamos para muchas bromas de esta naturaleza, que se convierten en humor negro si, sensu contrario, interpretamos que, mientras no se anuncie la bajada de impuestos, éstos seguirán subiendo.

    (edit. La Gaceta)

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