DERECHOS Y VOTACIONES

 

 

 DERECHOS Y VOTACIONES.

 

(Utilizaré un ejemplo del profesor de Filosofía del Derecho, Ronald Dworkin. Supongamos que en una urbanización, los que allí viven, deciden construir una pista de tenis. Todos colaboran y cuando la tienen terminada hacen una reunión en la que asisten las cien personas mayores de edad que allí viven y que participaron en la mencionada construcción.

 

Alguien solicita votar si el negro que vive en la urbanización, y que también ha participado en la construcción de la pista de tenis, pueda jugar en la citada pista. Se vota y el resultado es: 99 votos en contra de que el negro pueda jugar al tenis, y un voto a favor. Aplastante mayoría democrática.

 

¿Democrática? No. ¿Por qué? Porque los derechos son triunfos frente a la mayoría. Y el negro tiene derecho a jugar al tenis en la pista mencionada. No hay votación que pueda tumbar esto. Si es que se quiere adoptar una votación democrática. Si alguien no entiende esto es que tiene graves carencias democráticas y de comprensión de lo que significan los derechos individuales.

 

Termino con una pregunta. ¿Es democrático violar las leyes democráticas?

 

¿Tenemos derecho, los españoles no separatistas, a que el gobierno democrático impida la violación de las leyes vigentes?

 

Yo creo que sí. Si Rajoy y Sánchez- por ser mayoritarios y a título de ejemplo- no hacen todo lo que está en su mano para impedir la violación de las leyes, e incumplen su promesa o juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución, tendrán mi más profundo desprecio.

 

PD. Ya puestos, los catalanes- si se les va la olla- podrían votar que los castellanohablantes, defensores de la vigente Constitución, no puedan participar en las elecciones a Presidente de la Generalidad, y se les prohíba hablar en español en la vía pública. Si son mayoría, perfecto. Y tiro porque me toca. ¿No?)

 

 

"Este gobierno municipal siempre estará al lado de lo que democráticamente decidan los vecinos de la ciudad y el pueblo de Cataluña", afirma la alcaldesa de Barcelona, Colau.

 (Crónica Global)