ODIAN A LOS HOMBRES.
El feminismo tiene un concepto curioso de lo que es la igualdad, algo que ha quedado de manifiesto este viernes tras la convocatoria de una manifestación. El objetivo es denunciar los últimos crímenes de violencia doméstica. Hasta ahí todo normal.
Sin embargo, esta manifestación para protestar contra esta violencia tiene requisitos. Tiene derecho de admisión. O eres mujer o no puedes participar en la marcha. Como si todos los hombres fueran culpables o ninguno pudiera denunciar la lacra de la violencia.
"Marcha no mixta contra la violencia machista", dice el cártel de la marcha, que asegura que "nos queremos vivas". (LD)
NI VIOLENCIA DE GÉNERO NI TERRRORISMO MACHISTA.
No debería ser necesario aclarar esto, pero como hay mucho malintencionado lo haré: estoy, como no podía ser de otra forma, radicalmente en contra de todo aquel que maltrate a su pareja; un hombre que haga eso me parece un miserable y los que llegan a asesinar a su mujer -o a su marido- merecen mi desprecio absoluto y, más importante, muchísimos años de cárcel.
Dicho esto, creo que ya va siendo hora de que llamemos a las cosas por su nombre, y el de los execrables crímenes que estamos viendo en los últimos días no es ni violencia de género ni terrorismo machista.
Y no lo es porque estos asesinos no eligen a sus víctimas por su género femenino: las golpean o las matan por la relación que les une o les unía con ellas, no son parte una conspiración para acabar con las mujeres o someterlas a no se sabe qué miedos, sino que dan una respuesta brutal, salvaje y completamente condenable a sus problemas individuales, a sus relaciones concretas y, por supuesto, a su propia maldad y locura.
Lo malo, por supuesto, no son los nombres en sí, sino que desvelan una concepción completamente equivocada de la verdadera naturaleza del problema al que nos enfrentamos, y si el análisis parte de un error radical será muy difícil que podamos solucionarlo.
Exactamente eso es lo que ocurre en España, donde una ideología estúpida que ha malentendido el feminismo ha determinado que la violencia doméstica es un asunto de género, una batalla entre hombres y mujeres, un tema en el que los individuos y sus relaciones particulares no importan y parece que no han existido nunca. De hecho, esta locura llega el punto de restar culpa a los únicos culpables -los agresores y los asesinos- y acusar de los crímenes a una abstracción: "El machismo mata", dicen; pues no: mata este señor y mata aquel criminal.
¿Quiere esto decir que no hay machismo en nuestro país? Por supuesto que lo hay, pero mucho menos del que pretenden hacernos creer las –y los- profesionales del victimismo de género: es un resto de una sociedad que en su mayor parte ya ha pasado y que en lo que queda está a punto de pasar. Curiosamente, donde sí hay machismo es donde menos se denuncia: en determinadas comunidades que en virtud de una malentendida tolerancia o de cierta excepción cultural tienen carta blanca.
Pero salvo esas excepciones puntuales, la mayoría de los hombres no somos maltratadores ni de hecho ni en potencia -y mucho menos asesinos- y no tenemos por qué soportar que sobre nosotros penda una presunción de culpabilidad que es impresentable desde el punto de vista social y aún peor desde el punto de vista penal.
Justo eso es lo que hace una ley que es la consecuencia lógica de esta disparatada ideología oficial admitida por todos los partidos: la de la culpabilidad masculina que consagra la Ley de Violencia de Género, ya más de 10 años en vigor y que nadie se atreve a cuestionar, pese a ser evidente que no ha sido la solución poco menos que mágica que prometía ser.
Pero a los que viven con las viseras de la ideología puestas solucionar un problema no les importa tanto como difundir su discurso de buenos y malos, tener a alguien sobre el que descargar culpas y, ya de paso, encontrar formas de saquear el presupuesto.
(Carmelo Jordá/LD)
(España, de los más gilipollas. Progres, por supuesto.)
(España, de los más gilipollas. Progres, por supuesto.)
ESTUDIO DEL PEW RESEARCH CENTER
España, de los países más manipulados por la ideología de género
Mientras
en África o Asia se defiende el valor de la vida humana o el matrimonio
entre un hombre y una mujer, Occidente se muestra indiferente con
España a la cabeza.
L.G. (La Gaceta)
5 comentarios:
El feminismo radical está haciendo mucho daño a las mujeres
Me alegra que una mujer -tal vez no lo sea- inteligente diga esto. Yo también estoy convencido de ello.
Un daño irreparable....o asi me lo parece....
Sr Urbina:
Soy mujer, ahora soy viuda, pero estuve casada durante 40 años, y en todo ese tiempo mi marido JAMAS ME INSULTO NI ME LEVANTO LA MANO
¿¿¿¿¿¿¿¿¿ TENDRA ESO ALGO QUE VER CON EL HECHO DE QUE YO NUNCA LE DIERA MOTIVOS ???????????????
UVA
Diría que sí.
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