ES HORA DE ACTUAR.
ES HORA DE ACTUAR.
Karl Popper se oponía a
la filosofía lingüística del positivismo lógico por su idea de que no existen
auténticos problemas filosóficos, que éstos son únicamente lingüísticos y que
la tarea de la filosofía consistiría, exclusivamente, en analizar el lenguaje.
Si trasladamos esta
idea crítica de Popper a la política española desde la Constitución de 1978
hasta nuestros días, podríamos decir que los dos grandes partidos PP/PSOE- los
que han gobernado España desde entonces- se han dedicado al aparcamiento
sistemático de los grandes problemas políticos. Analizándolos en el mejor de
los casos, pero actuando como si no los hubiera. Se han dedicado a pasar según
las conveniencias y oportunismos del momento. ¿Cómo? Consenso y cesión
permanente.
Y no se trata de negar
la importancia del consenso. Recordemos que los consensos, o los pactos,
permitieron la redacción de la Constitución de 1978. Una Constitución ‘para
todos’ y no solamente para unos frente a otros. Aunque UCD y el PSOE jugasen un
papel más importante que el resto de participantes.
En el Título Preliminar, artículo dos: ‘La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.’
Los consensos pueden
ser sobre fines y sobre medios. El fin principal sería garantizar la
convivencia democrática dentro de la Constitución y las leyes. Los medios para
conseguirlo serían, obviamente, democráticos. Pero estructurados en poderes
autonómicos fundamentados en la indisoluble unidad de la Nación española y la
soberanía nacional, que reside en el pueblo español.
¿Pues bien, qué ha
sucedido para que nos encontremos en esta grave situación actual? Ha sucedido,
resumidamente, que se ha producido un fraude político tanto en los fines
básicos como en los medios. Fraude y deslealtad en los fines básicos porque los
separatistas- antes llamados nacionalistas periféricos- han desvirtuado, o
desobedecido, la Constitución, las leyes y las sentencias judiciales firmes,
cada vez que les ha convenido.
Por otra parte, la ley
electoral, que no han querido modificar PP/PSOE, ha dado y sigue dando, un
poder injusto y sobredimensionado a los separatistas, dados sus votos. Es decir,
se dan ventajas inmerecidas a los que han mostrado repetido desprecio por la
Constitución y por España. Y han utilizado su papel de ‘bisagra’ para aumentar
su poder, sus deslealtades y chantajes.
El PP y el PSOE han
utilizado el consenso y la cesión permanente. Cada uno con su respectiva cuota
de responsabilidad política. Pero ha sido un falso consenso. Lo que se ha
producido, en realidad, ha sido una cesión- teóricamente consensuada- de
poderes, competencias y dinero hacia las ‘autonomías separatistas’. O sea,
fraude en los medios.
¿A cambio de qué?
Supuestamente, a cambio de paz social y lealtad constitucional. Pero no se ha
conseguido ni lo uno, ni lo otro.
Es un lamentable
engañabobos decir que los separatistas catalanes y vascos proporcionaron estabilidad
política a España. Los separatistas tenían, desde el principio, un plan de
‘construcción nacional’, que no cabe en la Constitución española. O sea, fueron
desleales desde los primeros momentos.
Este proceso de
‘construcción nacional’- vasca y catalana- requería diferentes pasos y
velocidades en diferentes momentos. A medida que se sentían más fuertes
aumentaban sus quejas, exigencias y deslealtades. ¿Ayudar a la gobernabilidad
de España? Un chiste de pésimo gusto.
El verdadero consenso,
no este falso, desleal y fraudulento consenso, pretende y materializa una mayor
coordinación y solidaridad entre las partes de un todo, es decir, España. Sin
embargo, los separatistas han sido, sistemáticamente, desleales. Los demás
españoles no teníamos ningún ‘hecho diferencial’ que llevarnos a la boca. Ser
español es un desdoro. De modo que sólo nos quedaba pagar y callar. Como
mandaban PP/PSOE.
Este equivocado
consenso, que no merece tal nombre, a lo largo de más de 35 años, nos ha
conducido a esta grave situación actual. Digámoslo en dos palabras. La
mediocridad política y la falta de sentido nacional español de PP/PSOE han
permitido que los separatistas incumplan lo que les ha venido en gana. Encima,
bien vistos por la prensa progre y acomplejada.
Recordemos algo
inaudito en cualquier democracia digna de este nombre. Nada menos que el
Consejero de Presidencia y número dos del Presidente Artur Mas, Francesc Homs,
decía textualmente- el pasado mes de Julio- que ‘el Gobierno de Cataluña no
acepta que la legalidad son los otros’. O sea, no acepta la Constitución
española.’
Llevan décadas
engañándonos con el ‘diálogo’. Pero los responsables máximos de este engaño no
son los separatistas. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que esto
es lo que se podía esperar de ellos. No, los principales responsables de este
drama político son el PP y PSOE.
Y lo que es más grave.
Los que se presentan como alternativa regeneradora, Podemos y sus marcas
blancas, son peores. Demos las gracias a Tsyriza, el ‘partido hermano’ de
Podemos, por habernos dado una clara muestra de su incompetencia e
irresponsabilidad. Han llevado a Grecia al borde del abismo. ¿Serán los
españoles tan políticamente inmaduros como los votantes griegos de Tsyriza?
Basta, pues, de falsos
consensos y falsos diálogos. Es hora de actuar. Con la ley en la mano, pero
mirando de frente a los graves problemas. Los españoles tenemos la obligación
de obedecer las leyes. Y las autoridades competentes tienen el deber de
aplicarlas. Y si los políticos no respetan su juramento o promesa de cumplir y
hacer cumplir la Constitución, no son dignos de representarnos. Carecerían de
legitimidad de ejercicio. ¿Sería esto una democracia?
De momento, un golpe de
Estado en Cataluña. ¿Seguirán cediendo
PP/PSOE y ofreciendo nuevos ‘encajes’?
Sebastián Urbina.
(Publicado en El Mundo/Baleares- 18/Septiembre/2015.)
6 comentarios:
No hube de pagar ni un duro. Cuando murió mi madre, que en paz descanse, heredamos un millón exacto de pelas y su piso. Era el año del Señor de 1993 y presidía la Generalitat don J. Pujol, todavía hoy “molt honorable”, creo (o, al menos, no he leído en ninguna parte que se le haya descabalgado de ese tratamiento). Ahora, con el, según dicen, no menos “molt honorable” don A. Mas como presidente de los secesionistas catalanes, muere la viuda de mi suegro y deja su piso y una pequeña cantidad de euros. Bueno, pues nos ha costado la broma un ojo de la cara y la yema del otro: más de seis mil euros entre el notario y el impuesto de plusvalía del apartamento, sito en un pueblo de la costa barcelonesa. Dinero que hemos abonado con poco entusiasmo teniendo en cuenta que ese gobierno autonómico ha suprimido la pequeña subvención que cobraba uno de mis hijos, afecto de TDAH y trastorno límite de personalidad, y porque, admito que puedo estar equivocado, esa pasta va a invertirse en la construcción de “un país nuevo” que a mí me la trae al pairo y, a la vez, me tiene sumamente inquieto.
Todo esto me ha llevado a considerar que, más bien pronto que tarde, estaré contribuyendo, como todos, todos los españolitos, a pagar con mis impuestos y tasas diversas la pensión de esa criatura, como está ocurriendo en otros casos, como con los señores Pujol, Zapatero, Montilla... Y dándole vueltas al tema, vengo en reparar que también con mi dinero, y el de todos los españolitos, estoy manteniendo a unos sindicatos callados como sordomudos ante el “procés” y alegremente compramos los productos y alimentamos la cuenta de resultados de las empresas que se anuncian en la televisión más abrazada a la causa.
En definitiva, y ahora que tanto se habla del derecho a decidir y de reescribir nuestra Constitución, me pregunto si no es llegado el momento de reconsiderar las exageradas compensaciones y pensiones vitalicias de nuestros supervisores de nubes, cuando no abiertos traidores a la Patria, así como las subvenciones desde el dinero público que mantienen a unos sindicatos de muy poca verosimilitud y decencia. Entre otras muchas medidas, que la actual coyuntura ha abierto un horizonte insospechado de posibles y necesarios cambios. O así me lo parece.
P. S.: Por un Parlament no controlado por secesionistas.
Estoy con usted.
Totalmente de acuerdo, por un parlamento representativo, cambio de la Ley electoral, o Senado o CCAA, por la eliminación de privilegios, por la racionalización del tamaño y competencias del aparato político, por el control de la inmigración y por la pena de cárcel a los traidores a los intereses de la Nacionn(además de que devuelvan el monto de lo que han robado y con ello se pague la deuda que los partidos han contraído con las entidades bancarias para crecer como tumores malignos). Además, no me siento representada por ninguno de los botarates con ambición y poca capacidad que pretenden gobernar.
Yo tampoco.
Y lo malo es que se creen que hacen algo que esta bien hecho,solo recordarles que la Dictadura se fue hace años...Muchos de ellos cumplieron con un deber,que ahora ya no existe,de Jurar Fidelidad a la Bandera Española.La Mili, se acuerdan de ella? me hizo coincidir con muchos jóvenes catalanes, jamas oi que se quejasen de ello.Me diran que lo hacían obligados,pero no me vale,eramos jóvenes y queríamos vivir,vivir todas las experiencias . Salud
Y Amábamos..la Bandera Española
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