sábado, 15 de febrero de 2020

EL SOCIALISMO ES MENTIRA







TANTA MENTIRA NO SALE GRATIS.

La ministra del mundo exterior, con su visión cósmica vedada a los terrícolas, se raya cuando le preguntan si el gobierno sigue considerando a Guaidó el líder adecuado para sacar a Venezuela de su actual situación: «He dicho todo lo que tenía que decir», repetía y repetía. ¿Y qué tenía que decir? Que Guaidó es presidente y líder de la oposición.
De entrada sospeché que la ministra era una nueva versión de R2-D2, y que en su programación simplemente no había nada más sobre Venezuela. ¿Qué iba a decir la pobre?

 Luego contemplé la posibilidad de una lectura cuántica de Guaidó: quizá estaba sugiriendo un caso de superposición. Después recordé que la luz se puede comportar como onda y como partícula. Recalé entonces en San Agustín («Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo»), y acabé en la niña de «El Exorcista», cuyo demonio okupa se permite citar a San Marcos con voz de cazalla: «Mi nombre es Legión porque somos muchos».


Esto me pasa por buscarle alguna lógica alternativa a una triste traición, la del Gobierno español al pueblo venezolano, a los Derechos Humanos, a la Unión Europea y al resto del mundo libre, que tiene a Guaidó por presidente encargado y que, por ende, solo puede responder «sí» a la cuestión planteada.

 Por eso acaban de recibirlo con honores de jefe de Estado Trump y el Congreso estadounidense, la canciller Merkel, los primeros ministros Trudeau y Johnson, y el presidente Macron. Justo antes de ser recibido a golpes en Caracas por los agitadores de Maduro, el empleador de Rodríguez Zapatero.




La ministra del mundo exterior juega al rojo, al negro y al cero de la ruleta. Quiere que las democracias nos sigan considerando un socio fiable y, a la vez, complacer a su presidente y a su vicepresidente decantándose más bien por la presidencia de Maduro. Como bien apuntó Alsina, es por este por el que hay que preguntar al gobierno. ¿Es Maduro presidente o no? ¿Eh?


Francia y Alemania no se fían de este gobierno social-comunista y prefieren darle a Polonia el papel protagonista que nos correspondería, con todos los recelos que en la Unión Europea ha provocado la línea política autoritaria de Andrzej Duda y el partido Ley y Justicia, presidido por Jaroslaw Kaczynski. No parece que su etiqueta de ultraderechistas, ni su orientación sobre la muy sensible inmigración, ni sus delirantes zonas libres de LGTBI les alejen del liberal Macron. Ese cuyo supuesto rechazo a Ciudadanos por entrar en gobiernos con el voto de Vox tanto aireó la prensa socialdemócrata. Por cierto, Francia y Alemania también nos han ignorado en los primeros contratos para el desarrollo del futuro avión de combate europeo.


España no va bien, hay que afrontarlo. La jefa de la diplomacia no es muy diplomática y el ministro del Interior exterioriza demasiado su impostura. Dejemos constancia de que, en la última sesión de control al gobierno, mintió. Ya sabemos que eso es lo que define al sanchismo-redondismo, pero algún día nos sorprenderemos del abismo moral que nos separa de las sociedades donde la mentira se paga con el cargo. Especialmente si se vierte en el Parlamento, y respondiendo a la oposición.

 ¿Qué es eso de que Delcy «no entró en espacio Schengen»? Por supuesto que entró, y el ex juez ex prestigioso lo sabe porque no ignora el Derecho. Encastillarse en una mentira tras otra es lo que hará estallar con estrépito el escándalo Delcy. 


A todos los efectos, consultadas las sanciones impuestas por Europa, y también de acuerdo con el Tribunal Constitucional, las zonas de tránsito aeroportuarias son territorio español y, por tanto, espacio Schengen. Tampoco podía Delcy, según las restricciones, volar por el espacio aéreo español. Ese tránsito aéreo debió impedirse desde el mismo momento en que se supo que el nombre de una pasajera se encontraba en los anexos de la Decisión PESC 2017/2074, de Consejo de 13 de noviembre de 2017. Marlaska mintió.


Y sí, el nombre de la vice tirana constaba en tierra porque el sistema PNR (Passanger Name Record) obliga a todos los transportistas aéreos a informar sobre los pasajeros en vuelos con destino a un país miembro de la UE, incluyendo escalas. Así lo establece la Directiva 2016/681 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016. Marlaska mintió.


Eso no se puede hacer en Estados Unidos, ni en el Reino Unido, ni en Francia, por ejemplo. El ministro que lo haga está acabado, y más cuando la verdad es tan fácil de exponer, y tan breve. No escojo esos países por casualidad. Son tres de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y es interesante que su postura coincidente sobre quién es Guaidó (y sobre quién es Maduro) contraste con los otros dos miembros: China y Rusia. ¿Por qué es interesante, y preocupante? Porque es con estos últimos -una dictadura comunista y una autocracia expansionista- con quienes nos han alineado Sánchez, Ábalos, Iglesias y González Laya. Al coro, el resto de Viva la Gente.

Ya teníamos un problema serio con el secesionismo y este gobierno lo ha agravado, poniéndose a desjudicializar, cuando la cosa estaba más o menos encarrilada por la Justicia. Ahora nos han fabricado un problema no menos grave deslizando a España hacia la condición de apestado. Las titulares de Defensa y Exteriores desafían a la primera potencia mundial y la amenazan con la risible represalia de dejar de colaborar militarmente. Luego insistimos en la tasa Google.


Lo pagaremos, lo estamos pagando ya, con aranceles, con informes injustos y nocivos sobre el peligro que visitar España supone para las mujeres. Por no mencionar las advertencias del Departamento de Estado norteamericano por el affaire Delcy: «Tenemos muchas preguntas que vamos a intentar que responda el Gobierno español. Pero ciertamente estos desarrollos no es que sean bienvenidos».


Vamos a ver qué les parece lo de las cuarenta maletas, y si las relacionan con las rutas del oro incluidas en la lista de la oficina de control de activos del Departamento del Tesoro. Ábalos ha mentido siete u ocho veces. Marlaska ha mentido. La ministra del mundo exterior miente en una de sus dos afirmaciones cuánticas, y Sánchez es una cara mentira en sí mismo.


Juan Carlos GirautaJuan Carlos Girauta/ABC/15/2/2020.)
 
 
 
 
MENTIRAS Y MÁS MENTIRAS.

Delcyfilesa (para qué recurrir al Watergate teniendo el PSOE su propia historia de escándalos) empezó con una mentira y ya no ha parado de producirlas. Las fabrica en cadena con la estimable ayuda de la prensa gubernamental. Están las del ministro Ábalos, el Bolas, que insiste en la delicada misión que cumplió y el éxito que supuso evitar un incidente diplomático.

 Algo indispensable, según él, habida cuenta de los muchos españoles que viven en Venezuela y las inversiones de algunas empresas españolas en el país. O sea, que al Gobierno de España le interesa que nuestros compatriotas sigan padeciendo al Gobierno del "exprópiese", que detiene, tortura y ejecuta arbitrariamente. No se lo creen ni ellos. Allí el único interés que nuestro Gobierno está defendiendo es el del PSOE de Zapatero en evitar que vean la luz sus muchos trapos sucios.

 Que él sea el principal mediador no es una casualidad. Por eso el enviado a "evitar el conflicto diplomático" fue el número dos del partido en vez de los mucho más apropiados ministros del Interior o de Exteriores, que sin embargo no pintaban nada allí porque no ocupan cargos en Ferraz.


Nos dice el Gobierno que no ha habido cambio en la postura de España frente a Venezuela, a pesar de que Sánchez ha apeado a Guaidó del tratamiento de presidente interino para rebajarlo a líder de la oposición. Flagrante mentira. Para apaciguar a quienes, aunque socialistas, no comulgan con ruedas de molino, va El País y les dice que sí, que ha habido cambio, pero porque Guaidó no ha colmado las expectativas puestas en él y porque la cúpula de Exteriores, que con Borrell al frente siempre prefirió no reconocer a Guaidó, se ha salido al final con la suya.


 Mentira de las gordas. Claro que la actitud del Gobierno Sánchez ha sido siempre la misma, pero la de defender al régimen chavista. No hubo nunca verdadero reconocimiento de Guaidó, como prueba que la representación diplomática de Venezuela en España fue siempre la de Maduro. Ahora lo único que ha cambiado es que el Gobierno lo admite abiertamente, quizá por atender a una de las demandas que Delcy Rodríguez vino a exigir.


No es que Guaidó no sea capaz de derrocar a Maduro y por eso España se ve obligada a seguir entendiéndose con su Gobierno. Es que Maduro se sostiene gracias precisamente al apoyo de España, que además arrastra con ella a la UE. 
 
Tampoco es casualidad que Borrell haya acabado de jefe de la diplomacia europea. No sabemos la naturaleza de la porquería con la que Maduro chantajea a Sánchez y a todo el PSOE, pero, visto lo visto, sí podemos estar seguros de que es mucha, que huele muy mal y está adherida a socialistas de muy alta alcurnia, que diría Ábalos.


Les va a costar trabajo parar esto. Sobre todo, si Estados Unidos interviene.

(Emilio Campmany/LD/14/2/2020.) 
 
 
 
 
¿CUÁL ES EL SECRETO INCONFESABLE?
 
El dictador venezolano, Nicolás Maduro, ha asegurado que lo que habló su vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en el aeropuerto de Barajas es un «secreto».

 La escueta respuesta de Maduro, que añadió que se trataron cosas «muy interesantes que nosotros estamos desarrollando con otros países amigos del mundo», deja en evidencia al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, que desde el primer momento negó que Ábalos y Delcy Rodríguez hubieran hablado de nada relevante, dado que el titular de Transportes lo único que intentó, según el Ejecutivo, es que la dirigente de la dictadura no entrara en España.

La confirmación de Maduro de que lo tratado en ese encuentro es «secreto»  y «muy interesante» deja desnudos los intentos del Ejecutivo de vender la reunión como un «servicio a España» para evitar una crisis diplomática. 

¿De qué hablaron Ábalos y Delcy Rodríguez? ¿Qué cosas tan interesantes trataron que no pueden ser reveladas? Parece evidente que Nicolás Maduro ha desmontado de un plumazo la torpe estrategia del Gobierno. No sólo ha desnudado sus mentiras, sino que ha multiplicado las sombras de sospecha en torno a un encuentro furtivo que ahora, más que nunca, debe de ser aclarado hasta el último extremo por una  cuestión de respeto a las normas más elementales de la democracia.


 España no es Venezuela y el Gobierno está en la obligación de despejar todas las incógnitas de un encuentro que, por si alguien tenía alguna duda, Maduro ha confirmado que fue «secreto» y «muy interesante».


Tras las declaraciones de Maduro, el Gobierno socialcomunista no puede seguir negando la evidencia, porque la revelación del dictador venezolano supone la confirmación de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha mentido a los españoles. 

Y eso, en democracia, es muy grave. En estas circunstancias, el Gobierno está obligado a contar los pormenores de un encuentro que bajo ningún concepto puede ser secreto. Lo será para Maduro, pero en España todavía funciona el Estado de Derecho.

(Edit.OkDiario/15/2/2020.)
 
- Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/mentiras-y-mas-mentiras-delcy-rodriguez-abalos-zapatero-psoe-guaido-venezuela-maduro-89988/

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