lunes, 20 de octubre de 2008

ONFRAY Y MARINA.


EL ANTILIBERALISMO DE M.ONFRAY Y J.A.MARINA.


Leo un interesante libro, ‘Antimanual de filosofía’, de Michel Onfray, prologado por José Antonio Marina. El autor es brillante y plantea interesantes reflexiones acerca de muchas cosas que son cercanas al ciudadano de a pie. La educación, la técnica, el derecho, el arte, la historia y un largo etcétera. Leo con interés el libro (y sigo, haciéndolo) pero al llegar a la página 111, y con el sugerente título ‘La guerra continua por otros medios’, aparece lo siguiente:


Utilizando la tecnología con fines humanistas y liberadores, y no inhumanos y liberales, aumentamos el tiempo de ocio y disminuimos las horas pasadas junto al puesto de trabajo en una jornada y en una vida. Allí donde los hombres gastan lo esencial de su fuerza y su energía, una revolución en el mundo de las máquinas permite imaginas una robotización máxima que reduzca el tiempo de trabajo a dos o tres horas por día consagradas a producir las riquezas necesarias sólo para el consumo esencial. Sin más necesidad de un almacenamiento en exceso, la producción contribuye entonces al bienestar de los individuos y no a asentar la tiranía integral del liberalismo’.


Bien es cierto que ya anuncia tales disparates en la página anterior: ‘Es verdad que el esclavo ha existido siempre, y no solamente a partir del momento en que el capitalismo liberal tomó las riendas del destino de Occidente y, más tarde, del planeta’.

Ante esta sarta de barbaridades, es conveniente hacer algunas precisiones.


Primera.

¿A que es bonito trabajar dos horas al día y tener las necesidades cubiertas? ¿Cuáles? Por lo que dice el autor (el prologuista Marina parece estar de acuerdo en todo excepto en las críticas a la religión que hace Michel) se trata de ‘consumo esencial’. ¿Y eso qué es? El problema de las ‘necesidades’ es un problema muy controvertido. Por ejemplo, A. Heller, Elster, Roemer, y un largo etcétera. ¿Piensa despachar el asunto así? No basta. Tenemos que saber qué entiende por ‘consumo esencial’. ¿Comida y bebida? ¿Todos igual? ¿Tratar igual a los iguales? ¿Con qué criterios? ¿O bien, comida, bebida, vivienda, sanidad y educación? ¿Todo ha de ser público o puede intervenir la iniciativa privada? Pero, si es así, querrán beneficios. ¡Ya empezamos! ¿Estarán los beneficios limitados por los políticos? ¿Hasta dónde? ¿Qué haremos con el consumo ‘no esencial’? ¿Qué es?.


En cualquier caso, ¿Quién produce? ¿Lo decide el ciudadano? ¿Se lo dirá el gobierno a través de una planificación estatal? ¿Cómo? ¿Quién controlará la calidad de los productos? ¿Quién y cómo se controlarán los precios? ¿Qué tipo de vivienda? ¿Qué calidad, espacio y ubicación? ¿Lo decidirá el gobierno, o bien lo decidirá el maldito mercado? ¿Qué cantidad de funcionarios serán necesarios para llevar a cabo tamaño control? ¡Cuidado! Si dejamos entrar el mercado ya estamos en el camino de la ‘tiranía integral del liberalismo’. ¡Qué horror!


En la misma página en la que se dicen estas bobadas se cita ¡cómo no! a Herbert Marcuse. Este icono del izquierdismo contracultural fue preguntado, en su momento, acerca de la capacidad del sistema para aguantar tanta subversión. Del rojerío se entiende. Su respuesta fue antológica. ‘Todo lo contrario. Es la constatación de que el sistema es incluso más opresor de lo que creíamos. ¡No hay más que ver lo bien que asimila la subversión!’ Este esfuerzo intelectual que lo dejó con migraña y espasmos faciales durante una semana, facilitó el invento de su famosa expresión ‘tolerancia represiva’. Es decir, el sistema es represivo porque tolera. ¡Olé!


Segunda.

¿Es que no hay lugar para la utopía, podría vocear un enfurecido antisistema? Si, pero con gaseosa. Por poner un ejemplo. La utopía comunista ha dejado en el camino más de cien (100) millones de muertos. Más sufrimiento, pobreza y discriminación. No estamos para bromas macabras y ensangrentadas.


Doy por supuesto que los autores van cargados de buena fe. Pero el infierno está empedrado de buenas intenciones. No se puede engañar a la gente (especialmente a los más inexpertos) con el ofrecimiento de que el paraíso está a la vuelta de la esquina. Solamente lo impide el malvado liberalismo y los que lo apoyan. Estos planteamientos sólo producen frustración, y la frustración facilita la violencia. O sea, si no podemos conseguir el paraíso por las buenas, lo conseguiremos por las malas.


Por cierto, al hablar de ‘consumos esenciales’ dijimos que la escuela podría ser un ejemplo. Pero debemos recordar que las críticas de la izquierda al sistema educativo (preferentemente en los años sesenta) incluían metáforas sobre cárceles. Por ejemplo, la educación consistía en adoctrinar a presos. Para el famoso Iván Illich, (autor de ‘La sociedad descolarizada’) un colegio era peor que una iglesia e incluso peor que un manicomio. ¿También forma parte, todo esto, de las propuestas humanistas y antiliberales del autor del libro?


Probablemente sí. Porque la teoría contracultural cree (contrariamente a los viejos marxistas) que lo importante no está en el ámbito institucional y social sino en el psicológico. Con otras palabras, la cultura controla la economía y la política. O sea, cambiemos la escuela. ¡Ya! Y liberaremos la mente de la tiranía integral del liberalismo. En la década de los 60 se pensó que las drogas ayudaban a esta fundamental tarea. Droga y utopía. Marihuana y LSD.


Pero si el autor afirma la ‘tiranía integral del liberalismo’, ¿qué habrá que enseñar a los niños en la escuela? ¿Antiliberalismo? ¿Es casual que uno de sus epígrafes se titule: ‘¿Por qué vuestro instituto está construido como una prisión’? En esta utopía antiliberal, ¿tendrán opinión los padres? ¿Qué haremos con el artículo 27 de la Constitución española en la que el Estado garantiza la libertad de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que está de acuerdo con sus propias convicciones? ¿Y que dirá Marina?


Tercera.

Los hechos son tozudos. El desarrollo material del último medio siglo ha permitido que se haya liberado de la pobreza a más de 3.000 millones (tres mil millones) de seres humanos. No tiene parangón en la historia de la humanidad. A su vez, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo confirma que la pobreza ha disminuido más en los últimos cincuenta años, a nivel mundial, que en los 500 (quinientos) años anteriores. Y eso se ha hecho con la tiranía integral del liberalismo sin escrúpulos.


Hace pocos días la Vice-Presidenta De la Vega ha dicho (creo que desde Marruecos) que mucha gente creía que la mano invisible del mercado lo solucionaba todo pero ya hemos visto que nos ha llevado al caos. Se ha necesitado, añadió, la mano visible del Estado para restablecer el orden. ¡Que disparates! Lo grave es que muchos la creerán y aceptarán que haya más Estado y menos mercado, menos empresarios y más funcionarios. ¡Y más políticos intervencionistas!


Cualquier persona, con un mínimo de imaginación, puede soñar con mundos felices en el que todos comen perdices. Pero la responsabilidad y la decencia exigen ser más concreto y no vender humo. Por ejemplo: Queremos conseguir este específico objetivo y emplearemos estos medios que enumeramos a continuación. Finalmente, serán necesarios estos sacrificios. ¿Están de acuerdo? Es lo menos que se puede exigir a los liberadores de la humanidad oprimida.

Lo dice con su particular gracejo Woody Allen: ‘Todos queremos saber de dónde venimos y adónde vamos. Pero sobre todo, lo que nos costará el billete’.

Sebastián Urbina.

2 comentarios:

Pau Balaguer dijo...

¿Se puede hoy en dia leer y pensar a Tucidides?¿hacemos como los músicos que interpretan partituras que ni siquiera entienden? ¿somos como escribas en un monasterio?¿tachamos los pictogramas del faraón anterior?¿alguien conoce a Epicuro?¿el pensamiento único existe?¿quien fue diogenes?¿era socrates critico con las leyes espartanas y atenienses?¿es realmente un milagro que todo funcione hoy en dia?¿las ingles y la cabeza relación si la hubiera?

Pau Balaguer dijo...

¿Se puede hoy en dia pensar a Tucidides?¿era Socrates critico con las leyes espartanas y atenienses?¿quien fue Diogenes?¿eran los cinicos enemigos de los sofisticados y refinados sofistas?¿podemos leer y pensar o somos como monjes escribas en un monasterio? o peor... cual escribas egipcios ¿tachamos los nombres del Faraón anterior? la ingle y la cabeza...relación si la hubiera. todas estas preguntas no son ni filosoficas ni retoricas más bien recuerdan al examen del profesor de la peli amanece que no es poco, ante la invasión del pueblo de arriba ¿sublime verdad?