jueves, 7 de enero de 2010

DISTRITOS UNINOMINALES.

Rafael Aizpún Viñes


Los distritos uninominales (DiarioLiberal.com)

En los días previos a las primeras elecciones democráticas del año 1977, un candidato de una provincia periférica se presentó en la sede madrileña de un partido de reciente constitución, para formalizar la presentación de las listas. Le recibió el encargado del negociado y le espetó de buenas a primeras que el número uno de la lista por esa provincia era un personaje de relumbrón de la dirigencia nacional; y que el extremo no era negociable. La respuesta del candidato provincial fue:
" De acuerdo. Será para mí un honor competir con él en las urnas".

Y a continuación se dirigió con paso decidido hacia la puerta.

Puerta a la que no llegó, pues el funcionario del partido se lo impidió, alegando que se le había malinterpretado, que la cosa no era como para ponerse así, que se podía negociar… ¡Y tanto que se podía! El audaz candidato consiguió el número uno de la lista y designar a todos los demás. Y el “paracaidista” tuvo que presentarse por una provincia castellana, eso sí, como cabeza de lista.

No creo que esta anécdota se haya repetido en los treinta años siguientes. Las circunstancias han variado de tal manera que ya no caben desplantes toreros por parte de los aspirantes a aparecer en las listas electorales. Y la más importante de todas es que las subvenciones estatales a los partidos políticos son cobradas por los aparatos de los partidos. Su razón de ser es cobrar las subvenciones estatales para controlar la redacción de las listas, y controlar la redacción de las listas para cobrar las subvenciones estatales.

Aquí están, pues, presentadas las dos circunstancias que permiten la corrupción de nuestra democracia y la caída en lo que algunos llaman la partitocracia. Por eso mi propuesta concreta de reforma del sistema se basa en la laminación de ambas: la lista y la financiación estatal.

Mi propuesta es ir al sistema de distritos uninominales de los anglosajones. En una circunscripción unipersonal no se pueden hacer “listas”. Por lo que el aparato de los partidos es ineficaz. El candidato se la juega con sus convecinos cada cuatro años y cada día de esos cuatro años.

Los candidatos ingleses, tanto si están en la Cámara de los Comunes como si aspiran a estar en ella desde la Oposición, dedican un día a la semana a visitar a sus electores. El contacto personal es íntimo. Van puerta por puerta pidiendo el voto para las elecciones siguientes, explicando su postura ideológica y política, y preguntando a los posibles votantes sus peticiones e inquietudes. El corolario que se sigue es que se imposibilita el transfuguismo, porque a ver quién es el guapo que traiciona a sus vecinos descaradamente y se atreve luego a salir a la calle…

Por otro lado, de nada servirían los distritos uninominales si el maná del dinero público siguiera llegando a los candidatos a través del aparato del partido. Por eso mi propuesta es acabar con las subvenciones estatales e ir en cambio a un estímulo fiscal de las donaciones privadas. Y todo ello con un control público y transparente en el que se supiera en todo momento quién ha donado y cuánto a qué partido político.

Veo la solución a este problema en la autorización de una única cuenta bancaria de todo partido que se registre en el Registro de Partidos Políticos, residenciada en el Banco de España y accesible al público en general. Afortunadamente, Internet nos ofrece los instrumentos para hacer este control en tiempo real.

En resumen, hay que volver a los tiempos heroicos, en los que el candidato, que aportaba al partido su reputación y sus votantes personales, se las tenía tiesas a los gerifaltes burocratizados.

1 comentario:

Frasquillote dijo...

Creo que aqui no funcionaria. No tenemos el esquema etico-moral de los anglosajones. Aqui esto se conocía como caciquismo.
Perdón: Aqui es España.
Saludos