viernes, 7 de diciembre de 2012

SINVERGÜENZAS. CAT


(Ya no es una cuestión de matices, más o menos discutibles. Se trata de la desvergüenza de mentir como bellacos, de forma sistemática. Llevan años desobedeciendo sentencias judiciales firmes, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo. Porque no les dan la razón en la cuestión lingüística. Es decir, atacan la libertad de los castellanohablantes y estos altos tribunales no les dan la razón. ¿Qué hacen? No cumplir las sentencias. Así entienden la democracia.
Esta gentecilla que desprecia la democracia, se atreve, además, a insultar a España y a los españoles. Encima, exige dinero para no caer en la bancarrota. Y Mariano se lo da (dinero de los españoles) sin poner condiciones. Ni siquiera que obedezcan la ley y las sentencias judiciales firmes. Mariano es cómplice de estos delincuentes políticos.
Mentirosos, chantajistas y victimistas. ¡Qué tropa!) 




SINVERGÜENZAS. CAT

Duran pide la dimisión de Wert por «el peor ataque al catalán desde la muerte de Franco.

El líder de CIU en el Congreso sostiene que la lengua catalana «es el nervio de la realidad nacional» de Cataluña. (ABC).

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 MÁS BASURA CATALANISTA.
 
Critica la Ley de Wert. (ld)

Gaspart (que fue Presidente del fútbol club Barcelona; más que un club): "Los catalanes volvemos de Madrid mucho más independentistas''.

 

 Estos impresentables catalanistas argumentan (?) de la siguiente manera. Si haces todo lo que yo quiero, incluido permitirme desobedecer las leyes y las sentencias judiciales, no te crearé problemas. Por ahora.

Si, por el contrario, no haces todo lo que yo quiero, me volveré más independentista, más chantajista, victimista, y te crearé todos los problemas que pueda. 

Dan ganas de beber y beber cava catalán. ¿Verdad?

 

2 comentarios:

misael dijo...

Sebastián,

Es curioso que el Durán y el Gaspar, con los años se han vuelto "descaradamente" más pro-independentistas. Ni ellos mismos se reconocen.

Saludos

Arcoiris dijo...

No sólo Rajoy. Todos los Gobiernos habidos desde la muerte de Franco, todos los Gobiernos de España han sido colaboradores necesarios y más o menos entusiastas de los nacionalistas gallegos, vascos y catalanes. Todos, en mayor o menor medida han contribuido a su crecimiento ininterrumpido y, quizás, imparable. Dejar en manos de las minorías secesionistas la exclusiva competencia en educación y en información/propaganda, no se le ocurre ni al que asó la manteca; a menos que desde la sombra, disimuladamente, contribuyan a la desmembración de la nación española. Aquí quiero recordar una definición de partido político (y su consecuencia, un equipo de gobierno): “Es el consejo de administración de los intereses de determinadas burguesías.” ¿Cuáles son, en nuestro caso español, esas burguesías para las que trabajan los partidos y los gobiernos? Lo que creo que está fuera de toda discusión es que para nosotros, el pueblo, no están ni se les espera, y que esas vainas de “el pueblo soberano” y que “el poder reside en el pueblo” no dejan de ser sarcasmos finos y tropos chapuceros.
Los parlamentos vasco y catalán (dejaré de lado a los gallegos porque no he estudiado suficientemente su caso como para opinar con objetividad) no son representativos de la realidad demográfica respectiva, es decir, no son democráticos, aunque sean la consecuencia de unos procesos electorales digamos que "asimétricos". En Cataluña hay un catalán “pata negra” por cada cuatro, quizás mejor, cinco ciudadanos. En la lista de primeros apellidos más frecuentes, según fuentes oficiales (Idescat), el primer apellido catalán, Vila, ocupa el puesto 21 o 22, después de los García, Rodríguez, etc. Hoy en día, el nombre más común impuesto a un recién venido a esta comunidad es el de Mohamed. En el ahora llamado País Vasco, pasará algo parecido o peor; visitando sabinetxea.org, uno se entera de que “… en tan sólo diez años, entre 1887 y 1897, Bilbao duplicó su población…, Baracaldo la triplicó… y Sestao llegó a multiplicarla por nueve…” (a costa de la inmigración desde otras provincias españolas, claro). Otrosí: V. Blasco Ibáñez firma en la primavera del 1904 su obra “El intruso”. En ella, Goicochea, uno de sus personajes, confiesa: “… Nuestra empresa es algo difícil por la continua inmigración de gentes, que traen con ellas las malas costumbres de España. Lo peorcito de cada casa, que viene aquí a trabajar y hacer fortuna. Son intrusos que toman por asalto el noble solar de Vizcaya. Cada vez son más: en Bilbao hay que buscar casi con candil los apellidos vascongados. Todos son Martínez o García, y se habla menos el vascuence que en Madrid…” Pese a todo, han conseguido gobernar sus comunidades y legislan para la exclusiva conveniencia de los intereses de las minorías secesionistas.
Los Gobiernos de España nos han conducido a la situación actual. A ellos les corresponde mover ficha, responsablemente.