(Mariano Rajoy permite que las Comunidades incumplidoras se salgan con la suya. No solamente no les pasa nada por incumplir el déficit sino que les permite que lo aumenten. Esto supone, básicamente, más gasto público.
Las Comunidades cumplidoras, Extremadura, Madrid, Aragón y Castilla y León, se quedan con cara de idiotas. A pesar de esta peligrosa chapuza, el separatista Arturo Mas, dice que es 'insuficiente'. Y eso que Mariano trata, con esta chapuza, de contentar a los separatistas catalanes. En primer lugar. A ver si se portan bien y no me crean problemas.
¿Se puede ser tan tontito?
PD. Me gustaría cambiar de foto, pero Mariano sigue en la misma línea.)
España
El Gobierno aumenta el límite de déficit de las CCAA del 0,7% al 1,2% del PIB
El nuevo objetivo de déficit
para el conjunto de las administraciones públicas en 2013 pasa del 4,5%
al 6,3% del PIB. Las CCAA y la Seguridad Social tendrán más margen; la
Administración General del Estado se ajusta una décima a la baja, y las
corporaciones locales mantienen el objetivo del equilibrio
presupuestario.
Mas responde que “no es suficiente”. El Gobierno anuncia un amplio paquete de reformas estructurales, que no supondrán una subida el IRPF ni del IVA, pero que afectará a las pensiones.(LVdeBarcelona.).
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En opinión del consejero de Libertad Digital, lo que ha hecho el Gobierno con las nuevas previsiones es "retrasar un trimestre el optimismo". "El Gobierno pensaba que en el tercer trimestre del año se iba a estabilizar la economía y en el cuarto habría algún crecimiento, como pensaba yo. Lo que hace ahora el Gobierno es retrasar un trimestre" el momento de "tocar fondo", ha asegurado.
Para Recarte, "es muy poquito lo que ha hecho hoy el Gobierno". En su opinión, "el -0,5%" para este año "siempre fue irreal" y "el -1% era obligado porque el Gobierno había previsto que este año la Formación Bruta de Capital, es decir, todas las inversiones públicas y privadas, se iban a reducir en relación con 2012 sólo un 2% y eso era muy irreal, siempre pensé que estaríamos cerca del 10%. Ahora el Gobierno lo sitúa entre el 7 y el 8 y eso explica el cambio". Recarte ha estimado en este sentido que el dato del PIB de este año se va a situar entre el "-1,3 y -1,5%".
En cuanto a los datos del paro, ha apuntado que el Gobierno, al llegar al poder, "a lo máximo que podía aspirar era a que España no suspendiera pagos" y que el desempleo se situara en este entorno. "La estabilización no iba a significar un crecimiento del empleo por encima del mínimo que se había tocado", ha considerado Recarte, para quien "era un absurdo" plantearse un paro del 21 por ciento este año.
"El paro va a estar en el 26 ó 27%" teniendo en cuenta "una variable fundamental que no se ha puesto suficientemente de manifiesto: va a haber más paro, pero también va a haber más emigración", ha dicho el consejero de LD, que ha considerado que "es posible que este año salgan de España 400.000 personas".
Para Recarte, las perspectivas dibujadas por el Gobierno son "el mejor de los mundos posibles". "Una cosa es no suspender pagos y otra cosa es crear empleo. La creación de empleo va a ser un proceso muy lento", ha dicho el consejero de LD, al recordar que los "dos motores de creación de empleo" en España desde el franquismo, la construcción y el sector público, "han desaparecido". "Son las otras empresas las que tienen que crear empleo y es muy complicado, no es un tema que se pueda hacer rápidamente como se hizo en los años de Aznar" o en la "etapa de Zapatero" basándose en la construcción y el sector público. "El realismo" hace pensar que "lo mejor que nos puede pasar es que dejemos de caer", ha insistido.
Recarte también ha hablado de la parte positiva de estos datos, que "España está ahorrando más de lo que invierte y se va a poder pagar parte de la deuda exterior". "Ésa es la parte en que soy un poco más optimista que el propio Gobierno", ha indicado.
En cuanto a las reformas impositivas, Recarte ha explicado que afectarán a Sociedades por el fin de las deducciones a grandes empresas y a los impuestos medioambientales y especiales, que para Recarte pueden suponer cambios en la electricidad, el juego y "las tasas de todo tipo que aplica la administración". Para el consejero de LD no va a ser "significativa o llamativa" la subida de impuestos.
En cuanto al gasto público, ha dicho que el Gobierno debería haber hecho "más esfuerzo" en reducirlo, pues un objetivo del 6,3 es "poco ambicioso". "Deberían haber ido al 5,8%", ha considerado.
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El
Gobierno del PP ha consumado este viernes la traición a sus
electores que comenzó en el fatídico Consejo de Ministros del 30 de diciembre
de 2011. Mariano Rajoy,
que llegó a La Moncloa con la firme promesa de no subir los impuestos,
ha elevado todos y cada uno de los tributos a su alcance, algunos de ellos en
varias ocasiones. Y hoy, como remate, ha anunciado la creación de nuevas
tasas, con la excusa medioambiental, y de un impuesto a los depósitos, que
supuestamente pagarán las entidades bancarias.
De esta manera, con la batería de medidas anunciadas por Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, el Ejecutivo popular logra un triste récord: nunca antes en la historia de la democracia española un Gobierno subió tanto los impuestos en su primer año y medio de mandato. De hecho, tras ver lo ocurrido en estos 16 meses, resulta difícil imaginar un Gabinete socialista que hubiera ido más allá en cuestiones tributarias.
Mientras tanto, en las medidas anunciadas este viernes, los recortes de gasto brillan por su ausencia. El Gobierno demuestra que, si tiene que escoger, prefiere cargar el peso de los ajustes que está obligado a realizar sobre el bolsillo de los contribuyentes antes que enfrentarse a una reforma integral de la Administración Pública que cada día es más ineludible. Parece que Mariano Rajoy no quiere ver que, actuando de este modo tan injusto, no sólo no conseguirá sacar a España de la durísima recesión económica en la que está inmersa, sino que, además, está castigando especialmente a su base electoral, la clase media, cada día más asfixiada por la presión impositiva.
Enfrentados a la evidencia de las continuas subidas tributarias, resultan aún más indignantes las apelaciones del Gobierno a su supuesta austeridad. Parece mentira que haya que recordárselo al ministro Montoro, pero en 2012 España no cumplió con el objetivo de déficit pactado con la UE, incluso aunque éste se elevó hasta en tres ocasiones a lo largo del año. Y en las previsiones presentadas hoy se admite sin ningún rubor que los números rojos se mantendrán por encima del 3% del PIB al menos hasta 2015.
En ese año, si se cumplen las previsiones del Gobierno, la deuda pública estará en el 99% del PIB, con todo lo que eso supone. No sabemos si a Bruselas le convencerán estos datos, pero los contribuyentes españoles no pueden estar contentos con unas cuentas públicas que les anticipan un futuro de impuestos altos para abonar la montaña de deuda generada por el despilfarro de sus políticos.
Cuando llegó a La Moncloa, Mariano Rajoy tenía tres mandatos claros de su electorado en materia económica: organizar unas cuentas públicas que, tras ocho años de zapaterismo, estaban a punto de empujar a España por el precipicio del impago, impulsar un programa de reformas que devolviera la economía a la senda del crecimiento y reorganizar un Estado sobredimensionado e ineficaz, en el que las autonomías hacían y deshacían a su antojo, poniendo en peligro al conjunto de la nación con su irresponsabilidad.
Resulta triste admitirlo, pero en el Gobierno del PP, en el que tantos españoles confiaron de buena fe, no ha cumplido con ninguno de sus tres retos. Sí, hay que reconocerle que terminó con el disparatado dispendio socialista y no ha incurrido en absurdos de la magnitud del Plan E. Pero en ningún caso puede decirse que se haya enfrentado al desafío del déficit con la contundencia y la determinación necesarias.
En cuanto a las reformas, este viernes hemos vivido un nuevo y esperpéntico episodio. El esperadísimo nuevo Plan Nacional de Reformas no incluye prácticamente nada que no fuera ya de dominio público, más allá de esa Ley de Desindexación que, aunque positiva, se queda muy lejos de lo que cualquiera hubiera esperado. Es cierto, casi todas las reformas aprobadas por el Gobierno del PP desde diciembre de 2011 van en la buena dirección; pero no es menos evidente que todas ellas se quedan dolorosamente cortas, muy cortas, respecto a las necesidades de nuestra economía.
Por último, el Gobierno parece haber renunciado definitivamente a la reorganización integral de la Administración. Es más, cada semana que pasa parece más evidente la intención de Moncloa de calmar las ansias independentistas catalanas con nuevas concesiones que no sólo no sacian aquellas, sino que actúan como freno de los imprescindibles cambios en la organización territorial y el sistema impositivo.
En resumen, éste vuelve a ser un viernes decepcionante. Uno más. Impuesto de Sociedades, Impuestos Especiales, IRPF (con la ruptura de la promesa de eliminar la subida en 2014). Nueva tasa a los depósitos bancarios. Nuevas tasas medioambientales. Los motivos de queja de los votantes del PP se multiplican. Y lo más triste de todo es que ya han comenzado a acostumbrarse. Un día de estos puede que, simplemente, dejen de esperar nada de aquellos a quienes dieron su confianza hace menos de dos años. (edit.ld)
Mas responde que “no es suficiente”. El Gobierno anuncia un amplio paquete de reformas estructurales, que no supondrán una subida el IRPF ni del IVA, pero que afectará a las pensiones.(LVdeBarcelona.).
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Libre mercado 2013-04-26
Alberto Recarte ha
pasado por los micrófonos de En casa de Herrero en esRadio para analizar las medidas
aprobadas por el Consejo de Ministros este viernes y la modificación de las
previsiones económicas del Ejecutivo.En opinión del consejero de Libertad Digital, lo que ha hecho el Gobierno con las nuevas previsiones es "retrasar un trimestre el optimismo". "El Gobierno pensaba que en el tercer trimestre del año se iba a estabilizar la economía y en el cuarto habría algún crecimiento, como pensaba yo. Lo que hace ahora el Gobierno es retrasar un trimestre" el momento de "tocar fondo", ha asegurado.
Para Recarte, "es muy poquito lo que ha hecho hoy el Gobierno". En su opinión, "el -0,5%" para este año "siempre fue irreal" y "el -1% era obligado porque el Gobierno había previsto que este año la Formación Bruta de Capital, es decir, todas las inversiones públicas y privadas, se iban a reducir en relación con 2012 sólo un 2% y eso era muy irreal, siempre pensé que estaríamos cerca del 10%. Ahora el Gobierno lo sitúa entre el 7 y el 8 y eso explica el cambio". Recarte ha estimado en este sentido que el dato del PIB de este año se va a situar entre el "-1,3 y -1,5%".
En cuanto a los datos del paro, ha apuntado que el Gobierno, al llegar al poder, "a lo máximo que podía aspirar era a que España no suspendiera pagos" y que el desempleo se situara en este entorno. "La estabilización no iba a significar un crecimiento del empleo por encima del mínimo que se había tocado", ha considerado Recarte, para quien "era un absurdo" plantearse un paro del 21 por ciento este año.
"El paro va a estar en el 26 ó 27%" teniendo en cuenta "una variable fundamental que no se ha puesto suficientemente de manifiesto: va a haber más paro, pero también va a haber más emigración", ha dicho el consejero de LD, que ha considerado que "es posible que este año salgan de España 400.000 personas".
Para Recarte, las perspectivas dibujadas por el Gobierno son "el mejor de los mundos posibles". "Una cosa es no suspender pagos y otra cosa es crear empleo. La creación de empleo va a ser un proceso muy lento", ha dicho el consejero de LD, al recordar que los "dos motores de creación de empleo" en España desde el franquismo, la construcción y el sector público, "han desaparecido". "Son las otras empresas las que tienen que crear empleo y es muy complicado, no es un tema que se pueda hacer rápidamente como se hizo en los años de Aznar" o en la "etapa de Zapatero" basándose en la construcción y el sector público. "El realismo" hace pensar que "lo mejor que nos puede pasar es que dejemos de caer", ha insistido.
Recarte también ha hablado de la parte positiva de estos datos, que "España está ahorrando más de lo que invierte y se va a poder pagar parte de la deuda exterior". "Ésa es la parte en que soy un poco más optimista que el propio Gobierno", ha indicado.
En cuanto a las reformas impositivas, Recarte ha explicado que afectarán a Sociedades por el fin de las deducciones a grandes empresas y a los impuestos medioambientales y especiales, que para Recarte pueden suponer cambios en la electricidad, el juego y "las tasas de todo tipo que aplica la administración". Para el consejero de LD no va a ser "significativa o llamativa" la subida de impuestos.
En cuanto al gasto público, ha dicho que el Gobierno debería haber hecho "más esfuerzo" en reducirlo, pues un objetivo del 6,3 es "poco ambicioso". "Deberían haber ido al 5,8%", ha considerado.
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Muchos impuestos, ninguna reforma
De esta manera, con la batería de medidas anunciadas por Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, el Ejecutivo popular logra un triste récord: nunca antes en la historia de la democracia española un Gobierno subió tanto los impuestos en su primer año y medio de mandato. De hecho, tras ver lo ocurrido en estos 16 meses, resulta difícil imaginar un Gabinete socialista que hubiera ido más allá en cuestiones tributarias.
Mientras tanto, en las medidas anunciadas este viernes, los recortes de gasto brillan por su ausencia. El Gobierno demuestra que, si tiene que escoger, prefiere cargar el peso de los ajustes que está obligado a realizar sobre el bolsillo de los contribuyentes antes que enfrentarse a una reforma integral de la Administración Pública que cada día es más ineludible. Parece que Mariano Rajoy no quiere ver que, actuando de este modo tan injusto, no sólo no conseguirá sacar a España de la durísima recesión económica en la que está inmersa, sino que, además, está castigando especialmente a su base electoral, la clase media, cada día más asfixiada por la presión impositiva.
Enfrentados a la evidencia de las continuas subidas tributarias, resultan aún más indignantes las apelaciones del Gobierno a su supuesta austeridad. Parece mentira que haya que recordárselo al ministro Montoro, pero en 2012 España no cumplió con el objetivo de déficit pactado con la UE, incluso aunque éste se elevó hasta en tres ocasiones a lo largo del año. Y en las previsiones presentadas hoy se admite sin ningún rubor que los números rojos se mantendrán por encima del 3% del PIB al menos hasta 2015.
En ese año, si se cumplen las previsiones del Gobierno, la deuda pública estará en el 99% del PIB, con todo lo que eso supone. No sabemos si a Bruselas le convencerán estos datos, pero los contribuyentes españoles no pueden estar contentos con unas cuentas públicas que les anticipan un futuro de impuestos altos para abonar la montaña de deuda generada por el despilfarro de sus políticos.
Cuando llegó a La Moncloa, Mariano Rajoy tenía tres mandatos claros de su electorado en materia económica: organizar unas cuentas públicas que, tras ocho años de zapaterismo, estaban a punto de empujar a España por el precipicio del impago, impulsar un programa de reformas que devolviera la economía a la senda del crecimiento y reorganizar un Estado sobredimensionado e ineficaz, en el que las autonomías hacían y deshacían a su antojo, poniendo en peligro al conjunto de la nación con su irresponsabilidad.
Resulta triste admitirlo, pero en el Gobierno del PP, en el que tantos españoles confiaron de buena fe, no ha cumplido con ninguno de sus tres retos. Sí, hay que reconocerle que terminó con el disparatado dispendio socialista y no ha incurrido en absurdos de la magnitud del Plan E. Pero en ningún caso puede decirse que se haya enfrentado al desafío del déficit con la contundencia y la determinación necesarias.
En cuanto a las reformas, este viernes hemos vivido un nuevo y esperpéntico episodio. El esperadísimo nuevo Plan Nacional de Reformas no incluye prácticamente nada que no fuera ya de dominio público, más allá de esa Ley de Desindexación que, aunque positiva, se queda muy lejos de lo que cualquiera hubiera esperado. Es cierto, casi todas las reformas aprobadas por el Gobierno del PP desde diciembre de 2011 van en la buena dirección; pero no es menos evidente que todas ellas se quedan dolorosamente cortas, muy cortas, respecto a las necesidades de nuestra economía.
Por último, el Gobierno parece haber renunciado definitivamente a la reorganización integral de la Administración. Es más, cada semana que pasa parece más evidente la intención de Moncloa de calmar las ansias independentistas catalanas con nuevas concesiones que no sólo no sacian aquellas, sino que actúan como freno de los imprescindibles cambios en la organización territorial y el sistema impositivo.
En resumen, éste vuelve a ser un viernes decepcionante. Uno más. Impuesto de Sociedades, Impuestos Especiales, IRPF (con la ruptura de la promesa de eliminar la subida en 2014). Nueva tasa a los depósitos bancarios. Nuevas tasas medioambientales. Los motivos de queja de los votantes del PP se multiplican. Y lo más triste de todo es que ya han comenzado a acostumbrarse. Un día de estos puede que, simplemente, dejen de esperar nada de aquellos a quienes dieron su confianza hace menos de dos años. (edit.ld)
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