lunes, 11 de mayo de 2015

EL IDIOTA MORAL




 (Dado el elevado número de 'idiotas morales' considero oportuno repetir este artículo.)







EL IDIOTA MORAL.

Leo en la Prensa que uno de cada siete jóvenes británicos admite tener una "visión favorable" hacia el Estado Islámico (IS), según un sondeo de Populus difundido por el diario The Times. El 14% de la población entre 18 y 24 años en Gran Bretaña confiesa que el IS le inspira una "sensación cordial". Por desgracia, no creo que estos repugnantes y peligrosos resultados sean muy diferentes en el resto de los países europeos. 

En primer lugar, digamos algo del Estado Islámico (IS).  Surgió como una organización terrorista próxima a Al Qaeda para hacer frente a la invasión de Irak de 2003, y estuvo dirigida por Abu Musab al Zarqaui. Esta organización se caracteriza por su severa interpretación del Islam y su brutal violencia contra los chiitas, ya que ellos son miembros de la fe suní. 

Precisemos que su violencia brutal no sólo se dirige contra los sunitas. Hemos podido leer en la prensa que en zonas cercanas a la ciudad siria de Kobani, los yihadistas del Estado islámico enterraron vivas a muchas personas que no quisieron convertirse al Islam. Aparte de innumerables violaciones, torturas y degüellos. Todo esto debería ser más que suficiente para mirar con horror al Estado Islámico. Entonces ¿por qué uno de cada siete jóvenes británicos tiene una  ‘visión favorable’ hacia estos criminales sin escrúpulos?

 Esta miseria moral no es exclusiva de los británicos. Un estudio del gobierno vasco (de principios de 2011) muestra que algo más de la mitad de los jóvenes de 15 a 29 años rechazan, por igual, a un vecino etarra, que a un vecino víctima de los etarras. La proporción es, aún, más repulsiva si nos limitamos a jóvenes entre 15 y 17 años. ¿Qué ha pasado?  
Ha pasado que después de más de treinta años de lavado de cerebro, gracias a las competencias educativas transferidas, una parte importante de los jóvenes vascos dice que rechaza por igual a un vecino terrorista que a un vecino víctima de los terroristas. Claro que también han ayudado mucho la radio, prensa y televisión subvencionadas por PNV y amigos. Y el miedo a las pistolas de ETA.

¿Es que acaso les enseñan lo mismo a los jóvenes británicos que a los jóvenes del País Vasco? No. En vez de la España opresora que subyuga las libertades vascas, los británicos- como los europeos, en general- reciben una similar formación progresista. ¿En qué consiste?

Aquí tenemos que hacer referencia al relativismo, el multiculturalismo y a la sociedad occidental. En la mayoría de los países europeos, por no decir todos, se enseña una materia parecida a la ‘Educación para la Ciudadanía’. Aunque hay matices diferenciales entre unos y otros hay, también, elementos comunes. Entre ellos, una defensa, más o menos clara del relativismo y del multiculturalismo. Y una crítica, más o menos intensa, del mundo occidental.

Gracias al relativismo podemos dudar, por ejemplo, de que esté mal que en Arabia Saudí prohíban a las mujeres que conduzcan. ¿Está mal? Son sus costumbres. Y si en Irán cortan la mano a los ladrones, es lo mismo. Costumbres que debemos respetar. Como lo de sajar el clítoris a las niñas. ¿Son los terroristas 'grandísimas personas'? Depende. Para ti, que no comprendes la lucha del pueblo vasco oprimido, no lo son.  
   
Y el multiculturalismo dice que hay que blindar las formas de vida porque todas son igualmente respetables. O sea, que nadie tiene derecho a criticarlas y que todas son igualmente dignas. Por eso, según los multiculturalistas- progres- hay que aceptar cualquier costumbre de los inmigrantes en vez de inculcarles y exigirles el respeto por la Constitución y  los valores democráticos que encarna.

 De ahí que en muchas ciudades europeas haya guetos en los que se aplican costumbres que violan derechos fundamentales de la persona. Por ejemplo, casar a niñas con adultos. Guetos en los que apenas se aplica la ley, y en los que la policía evita entrar. Sin embargo, cuando nosotros- blancos occidentales- vamos a sus países de origen tenemos que amoldarnos a sus costumbres y pasar desapercibidos. No hay reciprocidad.
 En España, uno de los libros de Educación para la Ciudadanía es el de C. Fernández, P. Fernández y L. Alegre, editorial Akal. ¿Qué nos dicen estos profesores para educar a nuestros retoños?

"El capitalismo es como un tren sin frenos que se acelera cada vez más...  Lo que está fuera de control es, precisamente, el capitalismo, y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia... Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo... lo bueno que tiene el comunismo es, precisamente, que no tiene porqué ser competitivo...  

Ahí tienen el caldo de cultivo para que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, se convenzan de que Occidente es criminal y que toda ‘buena persona’ debe ponerse de parte de los que luchan contra la opresión occidental-capitalista. Convendría que las personas responsables- políticos o no- se tomaran muy en serio el adoctrinamiento ideológico que reciben las jóvenes generaciones en las escuelas. Luego no se quejen de que millones de españoles se queden fascinados  por las milagrosas recetas de ‘Podemos’.  O que un sector de la juventud tenga simpatías por ETA, o por los terroristas del Estado Islámico.

En todo caso, la basura que alimenta el odio a Occidente no es de hoy. En 1925, el conocido poeta, novelista y comunista francés, Louis Aragon, pronunció una conferencia en Madrid, ante una asamblea de estudiantes:

‘Venceremos. Y en primer lugar arrasaremos esta civilización que tanto queréis, a la que os habéis amoldado como los fósiles al esquisto... el Mundo Occidental está condenado a muerte... Somos los que darán siempre la mano al enemigo’.

 Así es el idiota moral. Y está entre nosotros.    
Sebastián Urbina.



2 comentarios:

UVA dijo...

Estoy completamente de acuerdo con usted, Señor Urbina, lamentablemente, ESPAÑA ESTA LLENA DE IDIOTAS ............. ¿ Y QUÉ PODEMOS HACER HACER?????????????

Pues nada, eso : PACIENCIA Y RESIGNACIÓN ..............

Sebastián Urbina dijo...

Así es. Pero hablar en voz alta. Que se oiga.