LA POLICÍA POLÍTICA DE LA GENERALIDAD.
El consejero de Interior de la Generalidad catalana, Ramon Espadaler, es un hombre melifluo, un fofisano bonachón de mano blandengue y aires píos, como corresponde en Unió, su partido. Ya fue consejero en el último Gobierno de Pujol y ahora ejerce el cargo con un punto entre pachorra y pachuli que es muy del agrado del nacionalismo "sensato" que dice representar. Espadaler es modosito y obediente, muy bien mandado, tanto que Mas y Duran, que no se hablan, lo tienen pluriempleado como correveidile de ambos. El desprecio con el que le tratan es inversamente proporcional a las responsabilidades del andoba de la porra catalana.
Dos hechos ocurridos en los últimos días describen con profusión de trazos a este distinguido miembro de la fauna y flora política en Cataluña. Siguiendo instrucciones de Mas, ha denunciado que la Policía Nacional se chivó a unos yihadistas de que los Mossos iban tras ellos, con grave riesgo para la vida de un agente autonómico infiltrado en la célula. El argumento de la película es tan endeble como mezquino, pero los consejeros y altos cargos de la Generalidad difunden esa especie con insistencia machacona, sin aportar prueba alguna y sin mayores problemas de conciencia.
El segundo detalle que retrata a Espadaler está relacionado con la exhibición de banderas independentistas en los balcones consistoriales, la estelada o cubana en lenguaje coloquial. A consecuencia de una denuncia de Sociedad Civil Catalana, la Junta Electoral ordenó hace una semana la retirada de esas banderas de los edificios públicos, ayuntamientos incluidos. Mas conminó a sus alcaldes en público para que aguantaran la tela en las fachadas.
Ahora, en la recta final de la campaña, con los alcaldes temblando por si las moscas, Mas ha mandado arriar trapo y el inefable Espadaler llama por teléfono a los munícipes para pedirles que por favor se sirvan retirar el pendón hasta el día después de las municipales. "No nos podemos permitir la imagen de los Mossos retirando las esteladas", les dice y declara en público. ¿Y eso? ¿No está la policía para cumplir las órdenes de los jueces?
(Pablo Planas/ld)
Antonio Robles: «Los maestros son el ejército del nacionalismo»
MADRID- Antonio Robles lleva más de 30 años impartiendo Filosofía en institutos públicos de Barcelona. Afirma que utiliza el catalán o el castellano según crea conveniente. Y nunca ha tenido ningún problema con sus alumnos. «Por encima de todo han valorado mi capacidad como profesor», asegura. Ahora bien, también dice que su caso es «extraordinario».Dice haber sigo testigo de cómo 14.000 maestros tuvieron que marcharse de Cataluña –«algunos expulsados, otros por acoso» en los años ochenta debido a las leyes de política lingüística implantadas por la Generalitat. Fundador de la Asociación por la Tolerancia, ex secretario general y diputado de Ciutadans y militante de UPyD, Robles escribió en 2008 el libro «Extranjeros en su país», en el que denunciaba la «limpieza lingüística» que se ha llevado a cabo en Cataluña.
–¿Cómo ha vivido esa «catalanización» de las aulas?
–Ha sido el caballo de Troya del nacionalismo y el independentismo.
Empezó en los años ochenta, cuando entró Pujol en el poder. Y ha sido una hoja de ruta perfectamente diseñada. La primera opción fue expulsar de Cataluña a 14.000 maestros, a raíz de la ley de política lingüística, porque les obligaban a dar las clases en catalán en primaria. Unos por comodidad, otros por acoso, otros porque fueron expulsados... Y fueron reemplazados por catalanistas.
En 1995, la Asociación por la Tolerancia, grupo que lleva denunciado estas cosas desde el año 1992, hicimos una caravana por la tolerancia lingüística por toda Cataluña para denunciar lo que ocurría, que es exactamente lo que está pasando ahora. En una conferencia, dije que en Cataluña hay un sistema educativo, llamado inmersión, que implica que no se puede estudiar en castellano. Y que los maestros son el ejército de Cataluña que nos están mentalizando en contra de España. No sólo son los libros de texto. No me creyeron. Y hoy es lo que ocurre.
–¿Cómo ha repercutido en los alumnos?
–Buena parte de la juventud de Cataluña, que no saben lo que es el expolio fiscal y conocen el concepto de «España nos roba», se han sumado al independentismo como si fuera una final de Champions League del Barça, con la misma inconsciencia. Es un pensamiento, un lenguaje propio del fútbol: los míos son los buenos.
Han convertido una sociedad culta como la catalana en una sociedad muy parecida a un rebaño. Nadie se atreve a oponerse a lo que una mayoría virtual impone. Es una mentalidad totalitaria. Este tipo de actuación es la que han construido durante años las escuelas. Después de 30 años, tenemos las consecuencias: las escuelas son fábricas de nacionalistas.
–¿Se politiza a los alumnos?
–Las consultas populares por el derecho a decidir: en muchos institutos se han puesto publicidades de esas consultas en función de si el director y los profesores lo determinan. Eso se hace. Y ahí se quedan. Como hay un grupo activo, nadie se opone. Es como cuando en un claustro de profesores queda mal hablar en castellano, aunque la mitad la tengan como su lengua materna.
–¿Esta situación ha generado un nivel cultural más bajo en los alumnos?
–No. La Logse es, simple y llanamente, un «no sistema educativo». No se ha primado el esfuerzo, ni la responsabilidad ni los contenidos. Se ha destruido el sistema educativo aquí, en Galicia, en Madrid y en todos lados.
–¿Está de acuerdo con las palabras del ministro Wert sobre la necesidad de «españolizar» las aulas catalanas?
–El Gobierno tiene que hacer que se cumpla la Ley: que en todos los colegios públicos de Cataluña pueda estudiarse en catalán y en castellano.
Ahora bien, si no tienen coraje para hacer que se cumpla la ley, me conformo con que, al menos, se subvencionen colegios en castellano. Como un mal menor.
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