MENDIGOS.
Leo un artículo en El
Mundo (29/4/2015) de Antonio Lucas, titulado ‘Los mendigos son feos’. Dice: ‘La
propuesta de fumigar a los mendigos de las calles de Madrid es un gesto
antiguo, carca y cruel. Algo apestoso. Y peor aún si se apoya en la teoría de
que afean el recorrido de los turistas’.
¿Es cierto que
Esperanza Aguirre quiere fumigar a los mendigos? Por supuesto que no. Se trata
de una metáfora poética del articulista para que veamos la repugnancia moral
que produce la derechona, carca, reaccionaria y cruel.
Encima, a la represora
del PP, le preocupa que los mendigos que duermen en las entradas y en los
bancos de plazas y calles pudieran perjudicar el turismo. ¡Sólo se preocupan
por el dinero! ¡Qué asco! ¡No tienen ni sensibilidad ni espiritualidad, como la
izquierdona!
A diferencia de la
barbarie de la derecha, los articulistas progresistas, no solamente invitan a
los mendigos a pernoctar en sus entradas, si así les place. Les invitan a cenar
y dormir en sus casas para evitar el frío y la humedad de la noche. Y lo que es
peor, la frialdad del alma turbia de la derecha.
En esta línea, ya
avanzada por la izquierda, el Papa Francisco, el 1 de Julio de 2014, invitó a
cenar, en el Vaticano, a unos 200 mendigos que fueron recibidos y atendidos en
su nombre, por el Presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del
Vaticano, el Cardenal Giuseppe Bertello. Según informó el 3 de julio el diario
de la Santa Sede, L’Osservatore Romano (LOR), la autoridad vaticana acompañó
durante toda la velada a los invitados, con quienes intercambió palabras,
impresiones, y vivencias personales.
Pero el rojerío
moralmente superior no se conformaría con lo que ha hecho el Papa Francisco. En
primer lugar, los articulistas progresistas sentirían desdén o desprecio porque
se trata de la Iglesia Católica. En segundo lugar, dirían que es una muestra de
hipocresía catolicona porque les invita sólo una vez. En fin ¿qué quiere la
izquierda emancipatoria de progreso auténtico y verdadero?
El periódico progresista
El País abronca a Esperanza
Aguirre en el editorial ‘El Acento’ por lo de los mendigos. Porque "dormir
en la calle no es delito", que se sepa. Que "cuentan el paro, las
menores prestaciones y la mayor pauperización". Pero además si "estas
razones no le convencen" que se entere de que ‘’los mendigos no quieren
estar en albergues’’. Que ellos "desean beber a sus anchas, odian estar
encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del
XIX".
Tal vez no se enteren
o, tal vez, no quieran enterase, pero se lo voy a decir. Son, con las
excepciones de rigor, una cuadrilla de farsantes. Una persona decente, si
quiere indignarse porque dicen que los mendigos prefieren dormir al raso para
beber a sus anchas, se indigna lo diga quien lo diga. Pero si se tiene el
sectarismo y la superioridad moral metida en las entretelas suceden estas
cosas. ¿Qué cosas?
Supongamos estas dos opciones políticas. O aceptar el modelo demoliberal con economía de mercado, o aceptar la opción de ‘Podemos’, muy similar a la de su partido ‘hermano’ Syriza. Un disparate económico y político que nos hundirá un poco más, o un mucho más. Pues bien, ¿Cómo estarían los mendigos en el paraíso Podemita? No habría mendigos, por supuesto. Son demasiado hipócritas para reconocerlo. Miremos en el espejo de Cuba, o de Venezuela y veremos que desearían ser mendigos en Madrid antes que súbditos en estos paraísos progresistas.
La izquierda, la que se mira al espejo y su cara resplandece de ‘buenismo’ autocomplaciente, no quiere darse cuenta de que su modo de producción ha fracasado rotundamente. Sólo hay, al menos de momento, el modo de producción capitalista. Con otras palabras, la economía de mercado.
Habitualmente, lo que hace la izquierda- sensible y buenista- es fijarse, exclusivamente, en lo negativo. Jamás en lo positivo. ¿Por qué? Porque no lo hay. Esto es lo que sus ojitos son capaces de ver. Las lentes de progreso sin regreso obligan a esta visión exclusivamente negativa de lo existente.
No en vano son herederos, entre otros, de J. J. Rousseau y su famosa frase: ‘La Historia debe gran parte de sus desastres al primero que cerró un terreno y dijo: ‘’esto es mío’’. De ahí el desprecio- al menos de boquilla- a la propiedad privada y al dinero (ajeno), fuente de casi todos los males. Pero ni el ‘buen salvaje’ ni el ‘hombre nuevo’ han sido soluciones aceptables para la gran mayoría de los ciudadanos de las sociedades democráticas. Seguro que están alienados.
Pero el articulista no solamente se solaza con la falsa fumigación de los mendigos de la mano de la cruel Esperanza sino que, además, miente para terminar de apuntalar la agonía de los mendigos. O sea, no es cierto que Aguirre proponga expulsar a los mendigos, en vez de ayudarles. Ha dicho, públicamente, que se necesitan albergues para acoger dignamente a estas personas. También miente cuando dice que Aguirre tiene la solución para los mendigos: tapiarlos.
Estas obscenas falsedades se pueden decir cuando se mira desde arriba, cuando se cree disfrutar de una (falsa) superioridad moral.
¡Últimas Noticias! Los mendigos respiran aliviados. Les esperan agasajos de progreso. Han ganado Carmena y Carmona.
Sebastián Urbina.
(ElMundo/Baleares/29/Mayo/2015.)
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