lunes, 13 de octubre de 2008

UNA LECCIÓN DE ECONOMÍA


Lunes, 13-10-08
Conviene señalar, una vez más, que lo que sucede en España, en lo económico es, en muy buena parte, el resultado de una gravísima equivocación en el planteamiento de nuestra política económica a lo largo del último lustro. Se creyó, contrariamente a lo que señalaban los economistas solventes que no estaban al servicio de algún interés concreto, que era posible que nuestra economía creciese de modo considerable, muy por encima de como lo hacían los otros países occidentales, gracias a un aumento enorme de la demanda de familias y empresas. El motor para ese incremento era, por un lado, tipos de interés cero, y por otro, la industria de la construcción. Ese tirón de la demanda exigía cantidades fortísimas de energía, materias primas, equipos productivos, bienes de consumo, que procedían del extranjero.

El sistema creado en España, con una productividad muy baja, con una fuerte inflación, con desajustes de todo tipo -sin ir más lejos, los derivados de una organización autonómica que, sobre todo con el Estatuto de Cataluña, segmentaba el mercado y, con ello, aumentaba los costes-, podía funcionar porque el sistema crediticio le proporcionaba créditos que no procedían de un ahorro interior, imposible con el planteamiento creado, sino con financiación exterior, a corto y medio plazo. Simultáneamente, grandes empresas españolas, reforzadas por el desarrollo interior, decidían invertir, a largo plazo, más allá de nuestras fronteras. Las extranjeras, en cambio, no veían claro el modelo económico español, y a largo plazo situaban capitales en nuestra nación muy moderadamente.
Esto se compensaba con una gran facilidad de endeudamiento en otros países, pero esa deuda externa comenzaba a ser colosal y, por ello -piénsese en lo sucedido en Iberoamérica- era amenazadora por sí misma. Y cuando desde 2007 se cortó el chorro del interbancario, todo se vino al suelo.

Por eso conviene señalar que el arreglo no puede ser, de ningún modo, algo que a corto plazo resuelva las cosas. Lo único que se puede lograr, por ejemplo inyectando liquidez o confianza, es que no se origine una catástrofe absoluta. Pero, a corto plazo, la situación anterior no volverá a aparecer. Sólo se conseguirá a medio o largo plazo y con medidas, a corto, dolorosas. Porque doloroso es tener un presupuesto, de todo el Sector público evidentemente, muy restrictivo; doloroso es flexibilizar el mercado de trabajo; doloroso para una parte de la opinión, liquidar el parón nuclear; doloroso para muchos padres, exigir muchísimo más en todos los niveles de enseñanza; doloroso en fin, es tener que esperar que, al cabo de unos años, todo esté recompuesto. Pero, eso sí; si no se aceptan estos costes, la depresión se adueñará de nuestra economía de modo irremediable. No hay opción. Lo que es escalofriante es la responsabilidad en que han incurrido quienes decidieron o corearon ese absurdo modelo económico que ahora se ha hecho añicos.
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Pedro Schwartz



Profesor extraordinario de la Universidad San Pablo-CEU, enseña Historia del Pensamiento Económico en la Licenciatura de Economía y Dirección de Empresas y dirige el Centro de Economía Política y Regulación del Instituto de Estudios de la Democracia.

-¿Es el Plan Paulson una refundación del capitalismo?
-No, se trata solamente de un intento de que el sistema tenga liquidez, una forma de permitir que los bancos que tengan peores activos puedan prestar dinero. El problema es que no sabemos cuanto valen los bancos porque el mercado ha dejado de dar precios. El sistema de precios se ha gripado y hay que volver a engrasarlo.

-¿Estamos ante una crisis más del sistema liberal?
-El liberalismo funciona en un marco legal. Esta crisis ha hecho que la forma de financiar de los bancos nacionales y privados manifieste sus defectos. Los centrales han creado demasiada liquidez, bajaron los tipos lo que dió lugar a inversiones equivocadas. Los bancos privados aprovecharon para crear nuevos instrumentos financieros que parece que tienen un sarampión. El marco institucional del mercado financiero habrá que revisarlo. No para establecer más regulación, sino para una nueva que permita que siga funcionando.

-¿España tiene la misma capacidad que EE UU para salir de la crisis?
-Nuestro sistema financiero está bien. Lo que ocurre es que la economía real tiene en EE UU más capacidad de reacción que en España. Es más flexible para realizar inversiones, nosotros nos hemos limitado a construir casas. Hay grandes compañías, pero no tenemos pymes como ellos.

-¿Qué economía está aguantando mejor el tirón?
-Japón. El yen está aguantando y Japón se ha convertido en una economía refugio. Las economías basadas en materias primas están sufriendo. Japón se basa en Investigación y Desarrollo y valoración del trabajo. Lo más probable es que sea la que mejor aguante. China tampoco está mal. Su economía se ha reformado muy firme. En cualquier caso ahora es el momento de hacer las reformas del sistema.


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