jueves, 17 de febrero de 2011

EL PARAÍSO COMUNISTA






La vida de los otros. (reposición)


Escritor y director, Florian Henckel, protagonizada por Ulrich Muhe, Martien Gedeck, Sebastian Kock, Ulrich Tukur.




Una historia que transcurre en un paraíso comunista, la Alemania del Este, en 1984. El Estado socialista quiere controlarlo todo, quiere saberlo todo, absolutamente todo. Y a todos espía. Por su bien, claro está. Incluso a un famosísimo escritor que 'cree' en el socialismo, un hombre del régimen, que vive con una famosísima actriz. También del régimen. Aunque lean periódicos occidentales, beban güisqui de importación y se permitan ciertas críticas al poder establecido.

Todos saben, aunque no se atrevan a decirlo, que todo depende del régimen. No es casual que la famosa actriz, pareja del famoso escritor, acepta acostarse con el Ministro de Cultura. ¿Cómo es posible? Porque irritar a los jerifaltes socialistas es muy peligroso. El éxito artístico podría desvanecerse como por ensalmo. Incluso ella podría desvanecerse. Literalmente. Su doble vida, engañando al hombre que ama, la lleva a las drogas.

Se convierte en una piltrafa humana. Aunque actúe como una casquivana, lo es. Se acuesta con un político al que no quiere, y engañando al hombre que ama. Pero la han forzado a actuar así, tanto el Ministro de Cultura como los miembros de la Stasi. O sea, la policía secreta del Estado socialista. Una auténtica cuadrilla de canallas. La protagonista, debidamente aleccionada, llega a delatar a su pareja para salvarse ella misma de las garras de esta gentuza. Más tarde, ya no puede vivir en este infierno, y se suicida.

Hay un socialista decente en la película. Forma parte de la policía. Y traiciona a sus camaradas. Lo paga caro. Por eso había tan poca gente decente entre los socialistas alemanes. Era muy duro ser decente. Son cosas del paraíso comunista.


¿Cómo es posible tanta miseria moral y tanta barbarie? Porque hay gentes que son perfeccionistas sociales. Ya no pueden soportar por más tiempo la injusticia y la opresión capitalistas y se lanzan de cabeza a la sociedad ideal. Es decir, el paraíso comunista. Fracaso total. Pobreza, sufrimiento y muerte.


¿Aprenden la lección? ¿Piden excusas? Nada de nada. Se trata, dicen ellos, de una incorrecta aplicación de la ''verdadera doctrina''. Siguen igual. Lo volverán a intentar, si pueden. Son un peligro para la libertad. De los demás. Ya ven, algunos de ellos (por no decir muchos) todavía admiran a Fidel Castro, un dictador. Pero un ''dictador bueno''. ''De izquierdas''.


Así son. Y se creen moralmente superiores. Vaya con cuidado. Especialmente con sus hijos. No permita que les enseñen bazofia colectivista y ''buenismo'' de pacotilla. O utopías ensangrentadas.


Por cierto, Alemania Oriental (1984), tenía la segunda tasa de suicidios más alta de Europa. El número uno lo ostentaba otro paraíso comunista, Hungría. Gran éxito del socialismo real.

Sebastián Urbina.

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