3/10/2008.(PD).- "Lo ocurrido el miércoles en la reunión de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados durante el debate de la Proposición no de Ley que UPyD presentó sobre el mailing electoral es un ejemplo práctico y nada edificante de la mala práctica democrática y parlamentaria". Rosa Díez cuenta en este caso otra. Ésta vez con su ex compañero de filas Txiki Benegas.
El último episodio le ocurrió el miércoles. El diputado socialista Torres Mora se ensañaba con la diputada de UPyD, mientras el presidente de la Comisión Constitucional, Alfonso Guerra, permanecía impertérrito.
"Les animo a que vean el vídeo que hemos colocado en la página del partido y a que extraigan sus propias conclusiones. Y a que se lo pasen a todos sus amigos y direcciones de correo electrónico. Sólo si somos capaces de fomentar un pensamiento crítico sobre este tipo de actitudes-- más propias del caciquismo político que de la democracia-- podremos erradicarlas de nuestra vida política. Cuando lo consigamos ganará la convivencia y aumentará la calidad de nuestras instituciones democráticas".
Según escribe la propia afectada en su blog personal:
En honor a la verdad quiero decirles que no he perdido la capacidad para sorprenderme. No esperaba, ni remotamente, que el Diputado Torres Mora pudiera llegar a tal nivel en sus ataques y descalificaciones personales. Menos aún podía esperar un comportamiento tan abiertamente hostil del Presidente de la Comisión. Don Alfonso Guerra no sólo no ejerció el papel a que está obligado por su cargo, sino que manipuló interesadamente mi posición y permitió que su compañero de partido, Don José Andrés Torres Mora, hiciera reiteradas alusiones personales descalificadoras contra mi persona.
No me lo podía creer. Y eso que la reunión tenía un precedente poco esperanzador: Alfonso Guerra se resistió a que yo defendiera una proposición que era mía y pretendió que lo hiciera quien es titular del Grupo Mixto en esa Comisión, sin querer respetar los acuerdos del Mixto que prevén que, se sea o no titular de una Comisión, el Diputado que presenta una iniciativa tiene la oportunidad de defenderla aunque el voto y la titularidad la ostente uno de sus compañeros del Grupo Mixto. Accedió a regañadientes a aceptar una práctica común y no discutida ya en la pasada legislatura, no sin antes advertir que le daban ganas de no convocar la reunión.... A pesar del antecedente, no esperaba esa actitud tan poco institucional del Presidente de la Comisión, que no sólo me negó el amparo sino que ironizó lanzando al aire la frase de que si quería más protección la fuera a buscar a otro sitio... Todo eso tras manipular groseramente, insisto, el alcance de la cuestión que se estaba debatiendo.
Pero ha tenido otras experiencias similares. O peores:
Durante la reunión ocurrió otro episodio aún más representativo de lo que se destila en ese grupo socialista hacia mi persona. Me acerqué a Txiki Benegas y me senté junto a él para preguntarle si iba a ser el Ponente socialista en la Subcomisión para la reforma de la Ley Electoral. Me dijo que sí.
- "¿Tienes intención de hablar conmigo a propósito de la iniciativa que tengo presentada para la Reforma de la ley Electoral? Ya sabes que aunque no soy miembro, esa iniciativa se va a ver en esta Subcomisión...
- "Como persona me cuesta hablar contigo..."
_ "¿Qué? ¿Que te cuesta hablar conmigo como persona...?"
- "Sí, como persona me cuesta hablar contigo, pero como ponente..."
- "Déjalo...no tengo más que hablar..."
Y me fui a mi sitio. Confieso que la primera vez que me lo dijo creí que era una broma y que cuando repitiera sorprendida sus palabras me iba a hacer un chiste... Pues no: lo dijo en serio: le cuesta hablar conmigo COMO PERSONA. Es triste que políticos socialistas que han avalado cenas y reuniones con quienes nunca condenaron los asesinatos de ETA muestren tal actitud de desprecio hacia mi . Es verdaderamente triste. Pero ahí está.
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Ya sé que mi apoyo no vale de nada. Pero me da igual. Es vergonzoso lo que hacen los socialistas con Rosa Díez. Pero, desgraciadamente, no es sorprendente. Tienen el odio en el cuerpo. Me ha costado muchos años entenderlo porque no quería creerlo, no podía aceptarlo. Odian a los que no les apoyan, odian a los que les critican, odian a lo que ellos llaman 'la derecha', y odian a los que, inicialmente del pesoe, se han dado cuenta de que no hay nada que hacer con este personal. Es decir, los que (según ellos) se han pasado 'al enemigo'. Porque de enemigos se trata y no de adversarios políticos que sería lo pertinente.
Ya fueron groseros y despreciativos con Cristina Alberdi, Ministra con F. González. Nicolás Redondo no existe. Ya antes lo pusieron a caldo, por ser suave. Injustamente. Joaquín Leguina molesta. ¿Por qué? Porque no está apesebrado. Tiene opinión propia. ¡Grave error! Durante la II República el que molestaba era Julián Besteiro. No era suficientemente sectario. Se atrevió, incluso, a advertir el enorme daño que este sectarismo (de los suyos) podía producir. ¡Imperdonable!
El motivo de este desprecio es parecido en todos los casos. Ser independiente, no comulgar con ruedas de molino. Esto no se perdona. Lo que quieren son militantes obedientes. De forma sofisticada cuando haga falta. Esto sucede, incluso, con personas que son inteligentes y cultas en otros ámbitos. Veo, en ocasiones, un programa de debate. Participa, algunas veces, un catedrático culto e inteligente. Y, sin embargo, es una de las personas más demagógicas que pueden verse.
Su voluntad es la de distorsionar, sistemáticamente, los hechos para que siempre ellos tengan razón y estén errados 'los otros'. El virus ideológico le impide una mínima ecuanimidad. Viendo el comportamiento de estos personajes entiendo de otra manera los libros de historia que nos relatan los avatares, a veces trágicos, de la II República.
Gregorio Marañón: 'Esa constante mentira comunista es lo más irritante de los rojos ...'
¡Ánimo Rosa! Hay mucha gente decente que te apoya.
Sebastián Urbina.
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