A LA MONCLOA EN SIDECAR.
Al Gobierno de Zapatero hay que reconocerle una gran imaginación. Para el despilfarro, sí, pero es un grupo de personas que no para de tener ideícas. Ninguna de ellas tiene la menor utilidad para salir de la crisis, sino al contrario, pero como de lo que se trata es de presentar proyectos para cubrir la cuota "informativa" de los telediarios, ahí tenemos al Consejo de Ministros produciendo casi diariamente nuevos planes económicos, todos basados en la misma consigna: gastar más.
Ahora quiere la vicepresidenta que vayamos en moto. Supongo que dará ejemplo, aunque para ello tenga que renovar parte de su fondo de armario incorporando pantalones, botas y chupas de cuero. Verla llegar a La Moncloa en ciclomotor (mejor en sidecar, dada su edad) sería un gran incentivo para el plan "Moto E", que así se llama el último invento para salir de la crisis, consistente, como saben, en sacar del bolsillo de unos contribuyentes 9 millones de euros para introducirlos en los de quienes decidan hacer caso al Gobierno y pasarse a las dos ruedas.
Esos nueve millones de euros son, en realidad, una subvención encubierta para los fabricantes y vendedores de ese tipo de vehículos, pero como los progres no ven demasiado bien eso de entregar el dinero directamente a los empresarios (salvo si son de la banca), prefieren hacerlo a través de persona interpuesta (los que decidan comprar una moto), así de paso todos participamos de la liturgia socialdemócrata y hacemos como que luchamos hombro con hombro para salir de la recesión.
El socialismo consiste en robar a unos para darle a otros, excepto el 40% destinado a los gastos burocráticos. El proyecto económico de Zapatero era, por tanto, tan inservible hace cinco años como ahora. La única novedad es que cuando se produce una crisis económica, el daño que las ideas socialistas provocan a la economía se multiplica hasta tener consecuencias irreversibles.
Y luego está el factor de corrupción popular que el socialismo siempre lleva aparejado. Por ejemplo, los que habían decidido adquirir una motocicleta están muy contentos con esa subvención que han trincado del bolsillo ajeno, sin embargo, bastará con que reparen un momento en los varios miles de líneas de subvención a las que no tienen derecho por sus circunstancias personales o profesionales para darse cuenta de que les están tomando el pelo y de paso vaciándoles el bolsillo. En cuanto una parte de los once millones de votantes socialistas comprendan tan sencilla ecuación, asunto solucionado. (Pablo Molina/LD)
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Las pieles de 'Lady Fashion'
(PD).- Tras la publicación, la semana pasada en Época, de un reportaje sobre el elitista fondo de armario de Elena Salgado, sus asesores desmienten que la vicepresidenta se vista con pieles. Una aversión que, en su día, no le impidió posar para Vogue cómodamente reclinada sobre un diván cubierto de mantas que hubieran producido sarpullido a defensores de los animales y ecologistas con pedigrí.
Reproducimos bajo estas líneas el texto íntegro de la carta dirigida al citado semanario desde el Gabinete de Comunicación de la vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado:
Estimado señor Director:
Le escribo en relación a la información titulada “Otro fondo de armario de miles de euros”, dedicado a la vicepresidenta Segunda y ministra de Economía y Hacienda, publicado en su revista el pasado viernes, 26 de junio.
Seguramente no coincidimos en la valoración del interés informativo de este tipo de informaciones, pero, al menos, podrían haber contrastado las afirmaciones que en este reportaje han publicado. Me gustaría destacar las dos inexactitudesmás evidentes. La vicepresidenta no utiliza prendas de piel y, por lo tanto, no sabe quién es Gilles Ricart, circunstancia que le ruego haga pública en la revista, no fuera a existir algún interés publicitario en la mención de este nombre.
Por otra parte, quienquiera que haya comentado la supuesta obsesión de la ministra por las bacterias y la exigencia de que se descalcen a quienes entran en su casa demuestra no haber sido invitado nunca a su domicilio. Difícilmente puede ser una “maniática de las bacterias” alguien que, como la señora Salgado, acostumbra a viajar por las montañas y zonas rurales de África sin más protección que una mosquitera.
Atentamente,
Nota de la Redacción:
En respuesta a esta carta de rectificación firmada por la directora de Comunicación de la vicepresidenta, la redacción de Época ha considerado oportuno reproducir las imágenes del que, sin duda, ha sido y es uno de los reportajes fotográficos más controvertidos de la era Zapatero: el posado para la prestigiosa revista Vogue de las entonces ministras del Ejecutivo. Curiosamente, apreciará el lector que la modelo que aparece más confortablemente reclinada sobre una manta de piel es Elena Salgado, a la sazón, titular de Administraciones Públicas.
Como se recordará, diversas asociaciones defensoras de los animales solicitaron entonces la dimisión de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, por prestarse a un posado en el que los estilistas de Vogue dispusieron pieles de animales para cubrir los divanes situados frente a la puerta de entrada a La Moncloa. Se dijo entonces que se trataba de pieles ecológicas. Según otras versiones, eran pieles sintéticas.
Los ecologistas contestaron que la elaboración de las sintéticas “afecta al medio ambiente”, mientras que las llamadas pieles ecológicas se obtienen “a través de animales salvajes criados en jaulas durante toda su vida”.
Además, la redacción de Época quiere hacer constar su más rotunda disconformidad con el hecho de que desde un Gabinete de Prensa de un cargo público de la relevancia del que ocupa Elena Salgado se viertan sutiles consignas -cuando no veladas amenazas-, rayanas en la censura de tiempos felizmente pretéritos, sobre “la valoración del interés informativo de este tipo de informaciones”.
Obviamente, entendemos que “el interés informativo” de los reportajes y/o informaciones que se publican en éste y otros medios es competencia exclusiva -además de responsabilidad única- del medio en cuestión, sin que desde instancias públicas superiores deba -siquiera sutil ni veladamente- sugerirse la conveniencia de publicar o no tales o cuales reportajes o informaciones.
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