¿VIVIMOS EN UN ESTADO DE DERECHO?
Mañana del 4 de mayo de 2006. Diez años de investigaciones en torno al bar El Faisán, “sede” de una red de extorsión de ETA, estaban a punto de concluir. Fernando Grande-Marlaska, titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, y la jueza francesa Laurence Levert, habían dado la tarde del día anterior el visto bueno a la Operación Urogallo, que preveía la detención de diez personas en España y seis en el país vecino. Ambos jueces habían creado el mes de enero anterior el primer Equipo Conjunto de Investigación (ECI) entre policías de ambos países con el objetivo de desmantelar la trama a ambos lados de la frontera.
Los dos magistrados tomaron la decisión al detectarse el mismo día 3 una cita en una sidrería de la localidad guipuzcoana de Oyarzun entre Joseba Elosua, propietario de El Faisán, y Ramón Sagarzazu, miembros del Aparato de Extorsión de la banda, con Gorka Aguirre, dirigente del PNV, que les habría entregado el dinero del chantaje a un empresario. El papel como intermediario del dirigente nacionalista era conocido por los investigadores, que desde 2004 le habían interceptado varias conversaciones telefónicas con Elosúa en un lenguaje críptico para concretar el pago de extorsiones, según informes de la Policía incorporados al sumario.
La detención de Gorka Aguirre
Gorka Aguirre era una de las diez personas que la Policía tenía previsto detener en España, lo que iba a caer como una bomba en Sabin Etxea (sede del PNV) por la relevancia de su militante, responsable de sus relaciones exteriores y hombre clave en las relaciones con la izquierda abertzale, y porque su captura se iba a practicar el mismo día que Josu Jon Imaz, presidente del PNV tenía previsto entrevistarse con Rodríguez Zapatero en La Moncloa para trasladarle el apoyo de su partido al proceso de paz en marcha. En ese momento el Gobierno y ETA mantenían contactos tras el anuncio por la banda de un “alto el fuego permanente” el mes de marzo anterior.
El plan preveía desencadenar la operación tan sólo si el responsable de la red en Francia, José Antonio Cau Aldanur, cruzaba la frontera para recoger en El Faisán el dinero de la extorsión pagada por Gorka Aguirre (se desconocía si lo haría el día 4 o el 5). Cuando viajara de vuelta a Bayona, donde vivía, sería sometido en la frontera a un control aparentemente rutinario para comprobar si llevaba consigo el dinero. De ser así se procedería a su detención y se pondría en marcha la operación de forma simultánea en ambos países. En España, cinco equipos integrados por miembros del ECI y agentes de la Brigada de Información de San Sebastián se repartirían las detenciones y el registro de los domicilios de los detenidos.
Viaje inesperado
Los agentes apostados la mañana del día 4 en las inmediaciones de El Faisán comprobaron la llegada de Joseba Elosúa hacia las 11,08 horas, como hacía de manera rutinaria. Mientras esperaban la llegada de Cau observaron con sorpresa como Elosúa salía del establecimiento para llamar desde una cabina situada justo enfrente, algo absolutamente inusual (después se sabría que telefoneó a Cau para alertarle de que no cruzara la frontera), y acompañado de su yerno, Carmelo Luquin, montaba en su coche para dirigirse a Francia.
Los agentes desconocían en ese momento que una persona había entrado por la puerta trasera del local y había facilitado un teléfono móvil a Elosúa para que un interlocutor anónimo le alertara de la operación policial en marcha. Un hecho que descubrieron al escuchar el relato de los hechos que Elosúa le hizo a su yerno gracias al radiotransmisor instalado en el coche.
Lo que sigue a continuación es un extracto de las conversaciones que Elosúa mantuvo con Luquin en el trayecto de Irún a Bayona para encontrarse con José Antonio Cau, y en el viaje de vuelta. Una grabación que dejaba al descubierto el ‘chivatazo’ a ETA, que ha sido investigado durante tres años por un equipo policial dirigido por el juez Grande-Marlaska, primero, y por Baltasar Garzón, después, tras regresar al juzgado después de un una licencia de estudios para dar clases en Nueva York.
Joseba Elosúa: (…) cuando me ha pasado el teléfono: a ver, coge el teléfono, ¡joder!, a ver lo que te dicen aquí…y me he puesto…Y me ha empezado a decir ‘buenos días’… no me decía quien era ‘ya sabes cómo nos encontramos… eh. Tengo que advertirte que el teléfono… ayer estuviste en una reunión… luego… el pelo blanco… el Burutxuri (apodo del etarra José Antonio Cau), eh, tienes cita hoy o mañana, que le vas a dar nueve botellas de vino, tac, tac, tac’, (el interlocutor quiere demostrar a Elosúa que está al tanto de que va a entregar a Cau nueve millones de pesetas de un chantaje) y yo sin saber con quién hablo. No sé por qué me han llamado.
No hables con esta gente con los teléfonos que normalmente utilizas y el teléfono de aquí, de casa
(…)
Carmelo Luquin: Yo creo que te han llamado para ver por dónde tiras.
Joseba Elosúa: Yo no soy político, yo lo que quiero es que esto se arregle… no sé, oye, si esto se arreglara… y no me ha hablado de impuesto revolucionario, nada. Me ha dicho que ha estado en el bar, que ya me conoce. Bueno, pues mejor será si vienes al bar, te das a conocer y tomamos un café, le he dicho. Dice que no hable por el teléfono del bar, con esa gente por lo menos (se refiere a los miembros de la red de extorsión), que lo tengo machacado. ‘Oye, que tú…que esto… no vas a decir que te he llamado yo, eh, para no fastidiar todo el proceso... y que luego vamos a armar aquí un zipi-zape diciendo que te he llamado yo. Que aquí hay gente que quiere que esto se rompa claro’. Le he dicho: pero si esto (el proceso de paz) no depende de mí, que esto se rompa o no se rompa… me llamaba como si yo fuera, no sé, algo. Me ha dicho, ‘y en el coche y por teléfono no des nada (…) Le he dicho: me ha parecido que usted estaba en el portal… dice ‘sí… estaba para darte el recado… para darte este recado’.
Carmelo Luquin: O sea, que estaba en casa ya.
Joseba Elosúa: Estaba en casa… salía por el portal… y de la Ertzaintza no es porque si fuera la Ertzaintza, Gorka no... (Se refiere al dirigente del PNV Gorka Aguirre, que iba a ser detenido en la operación policial por haber mediado en el pago del chantaje a un empresario nacionalista el día anterior, 3 de mayo)
Carmelo Luquin: Es un madero.
Joseba Elosúa: Es un madero… además me ha dicho ‘tienes policía ahí en la frontera, eh… para cogerle a José Antonio (se refiere a José Antonio Cau, el etarra que iba a cruzar desde Francia para recoger el dinero de la extorsión en el bar El Faisán)… si pasa le van a detener… van a… eh… mirar el coche de arriba abajo… e igual le interrogan’.
Carmelo Luquin: ¿Subimos por aquí o tiramos por la autopista?
Joseba Elosúa: Recto, recto… ‘pero por nada quiero que… que los teléfonos que normalmente utilizas y el teléfono de aquí, de casa, no hables eh, con esta gente... y cuando das una caja o das lo que sea, dale que se vea lo que le das, que no haya confusiones’ (en alusión a la entrega del chantaje, al que los etarras se referían como botellas de vino. Los investigadores tenían previsto detener a Cau cuando cruzara la frontera de vuelta a Francia, tras comprobar en un registro aparentemente rutinario el dinero que acababa de recoger) Y me ha dicho ‘le llamas bastante a Xenpe (se refiere a Ramón Sagarzazu, otro de los miembros de la red de extorsión de ETA), eh, a Oyarzun’, así es que Xenpe también está muy marcado.
Ya sabes cuál es la situación política actual ¿no? Hay quien quiere que esto se rompa
Carmelo Luquin: Si está tu teléfono marcado, están todos.
(…)
Joseba Elosúa: A mí no me entra en la cabeza que me haya advertido por teléfono. ‘Ya sabes cuál es la situación política actual ¿no? Y hay quien quiere que esto se rompa, y lo que no queremos es armar un circo político’. Igual no me podía llamar legalmente. Aquí hay cosas raras.
Carmelo Luquin: Cosas que no cuadran.
Joseba Elosúa: A mí no me cuadran. Si él me hubiera parado, saca la chapa, me dice acompáñame, y me llevan al cuartel y allí me hace las preguntas que quiera hacer y luego me deja o no me deja, eso sí me cuadra, o que me registran el garaje, la casa. ¡Pero si no me han registrado nada!
Carmelo Luquin: Tampoco tienen por qué buscarte a ti nada, Joseba. Tú estás ahí, en la frontera, y pasa mucha gente, ya está.
Joseba Elosúa: Pero andan a ver con quién hablo.
Carmelo Luquin: Para ver si viene uno del otro lado y habla contigo porque lo conoces de toda la vida, y viene otro… tú eres el punto de unión entre todos, ya está, pero no porque seas algo… porque tú conoces a todo el mundo ahí en la frontera… también picoletos van ahí, y maderos.
El encuentro con Cau se produjo en Bayona, donde almorzaron. Hacia las 16,30 horas Joseba Elosúa y Carmelo Luquin emprendieron el camino de vuelta a Irún. Elosúa sigue preguntándose por la autoría de la misteriosa llamada.
Joseba Elosúa: Se me hace difícil que te llame un txakurra (perro en euskera, la izquierda aberzale utiliza este término para referirse a la Policía), que te diga un txakurra para que le adviertas a éste (José Antonio Cau) que le van a ligar.
Carmelo Luquin: Algo no cuadra.
Joseba Elosúa: Algo no me cuadra… algo no me cuadra.
Carmelo Luquin: Que te llamen a través del teléfono… ¿por qué no el mismo tío (el que le ha entregado el teléfono móvil) te ha identificado y él mismo te lo dice?
Joseba Elosúa: No sé, no se ha identificado, no me ha dicho quién era ni nada; nada más que me ha pasado el teléfono. Y al pasar el teléfono me dice ‘ya te habrá dicho mi compañero’… digo, ¡joder, ya está!, compañero (…) son maricones o son maderos (…) Son maderos, entonces en seguida le he dicho que su compañero no me había dicho nada, que no hemos hablado nada aún. ¿De qué se trata? ‘Pues oye, ya sabes la situación política actual, ¿no?, y yo, ¿la situación política actual? Eso lo sabrán los políticos, yo no soy político. ‘Joder, no eres político, pero ya sabes que te tenemos controlado hace tiempo’ No, si de eso me he dado cuenta, y lleváis varios años controlándome. ‘Y las nueve botellas de vino, ¿qué?… y Gorka ayer, ¿qué? (se refiere a la reunión del día anterior con Gorka Aguirre (…) éstos, que llevan siguiéndome cuatro años, ¿éstos algún favor a mí?, de qué… favor para joderme, ¿y advertirme? Yo a éstos les he vuelto locos, éstos me querían enganchar y no han podido (…) Si esto me lo hubiera hecho, qué te voy a decir, la Ertzaintza, oye, que vengo de parte de quien sea ¿no?, ¡pero la txakurrada! ¡Avisarme de la forma que me ha avisado, y encima diciendo que no diga que me ha llamado!
Carmelo Luquin: Ridículo.
(…)
Joseba Elosúa: Ese ya me conocía (se refiere a su interlocutor secreto), ya ha estado en el bar, cuidado con él.
Joder, no eres político, pero ya sabes que te tenemos controlado hace tiempo
Carmelo Luquin: Por el bar pasa mucha gente. Tú no te quedas con la cara de la gente que entra en el bar, pero el que entra sí que se queda con la cara del que está detrás de la barra.
Joseba Elosúa: Pues el tío sabe de esto.
2 comentarios:
"Si esto me lo hubiera hecho, qué te voy a decir, la Ertzaintza, oye, que vengo de parte de quien sea ¿no?, ¡pero la txakurrada!"
¡Qué curioso, no? Si le hubiese avisado un Ertzaintza no le hubiese mosqueado tanto la situación...¿qué pasa? ¿que no sería la primera vez que la policía vasca, viniendo de parte de alguien, les pone en alerta?
saludos
No deberíamos sorprendernos de eso a estas alturas. Da mucho que pensar, pero es cierto. La Ertzaintza se ha pasado AÑOS sin detener un solo terrorista, cuando eran detenidos hasta en Francia.
Por eso, cuando oigo hablar del "nacionalismo democrático" en el País Vasco me parto de la risa. No se puede llamar democrático a quien protege bajo mano a una banda terrorista sectárea y racista. Lo que me extraña es que no atentaran con ellos...
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