domingo, 11 de marzo de 2012

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La "sociedad civil independentista" de Cataluña se pone en marcha este fin de semana con la creación de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), una entidad cuya meta es conseguir la independencia de esta comunidad para que se convierta en un Estado dentro de Europa “siguiendo los sistemas previstos en las convenciones internacionales vigentes”. La asamblea constituyente se celebra entre hoy y mañana en el Palau Sant Jordi de la capital catalana. El magma que ha alimentado esta organización fue la convocatoria, durante año y medio, de los referéndums independentistas en distintos municipios catalanes.

Según los promotores, a esta entidad se han afiliado ya unos 7.000 soberanistas. Y a su frente, se encuentran varios de los más activos partidarios de la independencia, empezando por el actor Joel Joan o el cantante Lluís Llach. En su consejo permanente figuran, entre otros, el filósofo Josep Maria Terricabras, el catedrático Enric Canela, el ex diputado Jaume Rodri, el ex dirigente de ERC Jaume Renyer,  el empresario Ramon Carner, el ex alto cargo de la Generalitat Josep Maria Violant, el escritor Julià de Jòdar o el presidente del Ciemen Aureli Argemí. Pero también acoge a activistas que habían estado en los movimientos radicales de los años 70 y 80, como el ex miembro de Terra Lliure Carles Benítez, Carles Castellanos y las hermanas Eva y Blanca Serra.

El germen de la ANC se remonta al 30 de abril del año pasado, cuando se realizó la Conferencia Nacional por el Estado Propio para aprovechar la euforia de las consultas independentistas. Desde entonces, miles de activistas han estado trabajando para preparar una estructura que recoja ese espíritu. Además, su hoja de ruta subraya que, según los datos del barómetro de opinión pública de la Generalitat, “los partidarios de un Estado independiente casi han doblado su número en los últimos cinco años”. Y parten de una premisa: "La vía autonomista se ha acabado. Ni la queremos nosotros ni la quiere España”.

Esta hoja de ruta también señala que son necesarias tres condiciones para que la independencia sea posible: que haya una mayoría social suficiente de ciudadanos que la quieran; que haya una mayoría de diputados en el Parlamento; 

Su hoja de ruta es meridianamente clara: quiere que el Parlamento catalán proclame unilateralmente la independencia; y que sea reconocida como tal por la comunidad internacional. En este sentido, constata que hay una gran mayoría de indecisos que han de atraer a su órbita para alcanzar el 55% fijado por la Unión Europea como en el caso de Montenegro y que ha de servir para el reconocimiento internacional de un nuevo Estado por la vía democrática”. Las encuestas de opinión sitúan los partidarios de la independencia, actualmente, en el 44,5%, según el último barómetro.

La ‘Marcha por la Independencia’

Entre las acciones que prepara se encuentra la Marcha por la Independencia el 11 de septiembre, Diada Nacional de Cataluña, constituida por “diez columnas” que han de converger en Barcelona, donde encabezarán una gran manifestación con el lema Cataluña, nuevo Estado de Europa

Otra de sus acciones es configurar “el censo nacional catalán, recogiendo el máximo número posible de inscripciones”.
El movimiento independentista es básicamente asambleario. Lo era por tradición y lo sigue siendo. Quizá por ello nunca fructificó una alternativa independentista radical en Cataluña y todos los intentos por articularla acabaron históricamente como el rosario de la aurora. Y éste no quiere ser menos. Una gran parte del protagonismo lo tendrán las asambleas territoriales y locales, “que han de hacer la tarea de think tanks por la independencia”.

A partir del 11 de septiembre, comienza una nueva fase, cuyo objetivo es ya conseguir la mayoría social para constituir el “Estado catalán”. El relato de la hoja de ruta es algo parecido al cuento de la lechera: primero, hasta mediados del 2013, se quiere llevar un manifiesto a favor de la independencia, que se ha de aprobar todavía, para que los plenarios de los ayuntamientos lo suscriban. Esta fase coincide con las elecciones europeas, por lo que la ANC propondrá una gran coalición de partidos catalanes cuya propuesta estrella debería ser el reconocimiento de la independencia. 

Además, quiere “multiplicar las denuncias sobre todo aquello que nos perjudica (uso de la lengua, condiciones laborales, acceso a la vivienda, aplicación de derechos básicos...) aplicando métodos de resistencia colectiva, pasiva y pacífica, en la línea de las acciones practicadas por la Crida a la Solidaritat durante los años 80 y 90 del siglo pasado”.

Luego, propone que, a mediados del 2013, se celebre una consulta municipal en todos los ayuntamientos con una pregunta similar a la que se hacía individualmente en cada municipio durante los referéndums de hace un año. A partir de ahí, los ayuntamientos en los que gane el sí, ”han de pedir (a través de sus plenos municipales extraordinarios) al Gobierno de la Generalitat que inicie conversaciones con el Gobierno español para negociar las condiciones de la separación de los dos Estados”.

Para apoyar las acciones de esta fase, se considera conveniente que el Gobierno catalán y el máximo de partidos incorporen a su hoja de ruta la independencia, paralelamente, otras medidas de fuerza, como un “cierre de cajas”, pagando los impuestos estatales, pero en vez de dárselos al Estado, ingresándolos en cuentas abiertas para las administraciones catalanas. El horizonte para la finalización de esta fase se sitúa a finales del 2013, aunque reconoce en sus documentos internos que “puede que esta fase se alargue unos cuantos años y es preciso estar preparados para no precipitarnos ni frustrarnos”.

Declaración unilateral
Pero, ¿qué pasa si el Gobierno central no lo acepta? Sencillo: El presidente de la Generalitat disuelve el Parlamento y convoca elecciones, pero todos los partidos deberán incluir en su programa electoral que “en la primera sesión ordinaria del nuevo Parlamento propondrán, y votarán favorablemente, la convocatoria de un plebiscito de autodeterminación nacional”. 

Y en el caso de que el Gobierno de Madrid tampoco acepte el referéndum, “el Parlamento catalán puede optar por hacer la Declaración de Independencia de forma unilateral”. Pero si tampoco pueden hacer este gesto en el Parlamento catalán, los diputados electosse reunirán en una ciudad europea y, constituidos como Asamblea de Parlamentarios, procederán a la Declaración unilateralmente de independencia”. La fecha idónea para la proclamación definitiva sería el 11 de septiembre del 2014, coincidiendo con el 300 aniversario de la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V.

En los documentos que la ANC lleva a su asamblea constituyente, se explica que este periodo coincide con la negociación del pacto fiscal entre los gobierno catalán y español. “Es preciso que el Gobierno catalán acelere el proceso negociador (...). La posibilidad más plausible es que no se produzca ningún tipo de acuerdo realmente favorable a los intereses catalanes. En este contexto, durante esta fase sería muy conveniente que el Gobierno catalán llegase a la convocatoria de un referéndum sobre esta cuestión”. 

Y apunta a que si se llega a celebrar este referéndum sobre el pacto fiscal ”se abriría la puerta  a la celebración de un plebiscito sobre la independencia. La negativa del Gobierno del Estado a celebrarlo también sería un elemento favorable para avanzar en el camino de la independencia”. 

Y no se queda ahí: “Durante esta fase, se habría de continuar dando apoyo a los ciudadanos del País Valenciano, las Islas [Baleares] y la Cataluña Norte [comarcas del sur de Francia] que impulsen la constitución de movimientos similares”. Porque el siguiente paso del Movimiento por la Independencia (MxI) que se consolida con esta hoja de ruta también quiere que “los restantes países de la nación catalana” sigan el mismo sistema para independizarse de España. (Antonio Fernández/El Confidencial)

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