lunes, 12 de marzo de 2012

PAÍS DE MIERDA

 
El absurdo y la cobardía.
Los únicos que muestran firmeza son los dinamitadores de la unidad. 
La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para teóricamente hacer ejecutar otra previa del Supremo sobre el derecho de las familias en esa comunidad a escolarizar a sus hijos en la lengua oficial del Estado ha puesto de nuevo en evidencia algunos hechos que sitúan a España a medio camino entre el surrealismo y la postración.  Somos el único país del mundo en el que existen parcelas del mismo en las que no es posible recibir la enseñanza obligatoria en la lengua declarada constitucionalmente como común. Y también somos una prodigiosa excepción en todo el orbe en la medida que partidos nacionales mayoritarios se someten a tan humillante imposición por parte de fuerzas secesionistas. De la misma forma que los nacionalistas han retorcido la Carta Magna y se saltan las resoluciones judiciales despojando a la lengua oficial de su condición de tal –porque oficial en todas partes sólo hay una, las otras son cooficiales en porciones de nuestra geografía–, el actual Gobierno, que tiene mayoría absoluta en las dos Cámaras que encarnan la soberanía nacional, podría perfectamente presentar y hacer aprobar una ley orgánica de utilización de las lenguas en el sistema educativo y en el espacio público que pondría orden de una vez en este asunto. Al fin y al cabo, tan constitucional es por lo que se ve el modelo de eliminación del español de los separatistas como uno alternativo que estableciera la libertad de elección de lengua vehicular en las aulas Es una simple cuestión de voluntad política y de claridad de ideas y parece que aquí los únicos que muestran firmeza y determinación son los dinamitadores de la unidad y de los derechos fundamentales, mientras que los que supuestamente deben garantizarlos flojean de remos y de convicciones. Simplemente patético. (Alejo Vidal Quadras/La Gaceta). vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv
PAÍS DE MIERDA.
Que nadie se equivoque. No estoy insultanbdo a España. Soy español (de Mallorca) y me siento muy honrado de serlo. Por eso puedo cabrearme y soltar cuatro tacos contra algo que quiero y que me decepciona.
Algúna vez habrán visto u oído que una madre (o un padre) le arree una colleja a su hijo (hoy es cárcel y pérdida de la patria potestad) pero no permitiría que otro se la arrease. Pues algo parecido. Si los nacionalistas insultan a España, me cago en ellos, porque lo hacen de mala fe. No como yo.
En sentido estricto, España no es una mierda, ni puede serlo., ya que es un ente colectivo. Lo que es una mierda, metafóricamente hablando, es el comportamiento de muchos españoles. Y de muchos, muchos, políticos.
Su falta de sentido de Estado, su cobardía política, su despilfarro (corrupción incluida) y su entrega, con los pantalones a la altura del astrágalo, a los separatistas antiespañoles, merece todo mi desprecio. Y lo tienen. ¡Vive Dios!
Creo que el problema, o uno de ellos, es que millones de españoles no se atreven a ser radicales, en el buen sentido de la palabra. Esta gentuza que quema coches, tira piedras, mea y defeca en las calles, y otras manifestaciones revolucionarias, no es radical. Es guarra y antisocial.
Un radical, en el buen sentido de la palabra, se toma las cosas en serio. Las que valen la pena. No de esos que se supercabrean por un partido de fútbol y, luego, pasan de puntillas por el 11-M, o la Memoria Histórica, o el 'cordón sanitario', o las 'caguetas de Rajoy ante CIU'. Espero equivocarme. Y si me equivoco, lo diré aquí. ¿Dónde sino?
Pues sí. Un país de mierda. Cobarde y políticamente ignorante. Que deja que sus enemigos meen encima. Me refiero a Bildu, Amaiur y cuadrilla. Esos que tanto 'comprende' Patxi López. Y otros camaradas. Y otros que no son camaradas.
Claro que siempre hay alguna excusa jurídica, o política. Hay que hilar muy fino. 
''Pues a mí no me hace gracia que cobren sus dineros de nuestros impuestos y los utilicen para cosas dudosamente democráticas, como poner bombas. Pero las garantías del Estado de Derecho y los derechos fundamentales ...... ''
Decir esto queda finísimo, mientras te la meten hasta el corvejón. Democráticamente, eso sí. Lo dicho, un país mierdoso en el que un asesino de 25 (veinticinco) seres humanos ha pagado nueve o diez meses por asesinato. De Juana Chaos. ¿Cómo ha sido posible?  No me miren. Han sido los políticos. Quieren que las cosas sean así. Si no quisieran cambiarían las leyes. Mientras el pueblo pague y calle, ya va bien. Y le hacen creer que esto es progresista. ¡Ahhhhh!
Como la huelga general. 'Justa y necesaria', según Mendez y Toxo. Sólo falta que recen el rosario. Y así todo. Pero lo que digo, el verdadero problema está en la madurez política de los ciudadanos.
Ya que somos el primer país de Europa en consumo de cocaína, ¿no podríamos ser el primero en nivel educativo?  Digo yo.
¡Joder, qué tropa!
Sebastián Urbina.

1 comentario:

Arcoiris dijo...

Sí, país de mierda. Y sí, como afirma Vidal Quadras, nuestros partidos nacionales mayoritarios se someten a las humillantes imposiciones de las fuerzas secesionistas. ¿Por qué, si éstas son minorías? En Cataluña hay que buscar en los lugares 21 o 22 de la lista oficial de primeros apellidos más frecuentes para encontrar el primero catalán: Vila o Vilà. En el año de 1900, Cataluña tenía una población de 1,966.000 habitantes; Lérida, 21.432; Manresa, 23.252; Santa Coloma de Gramanet, 1.510. En 1981, 6,059.000, 106.814, 67.007 y 140.613, respectivamente. Por otra parte, de la consulta de http://www.sabinetxea.org/libro/libro/12.html y http://www.sabinetxea.org/libro/libro/c.html, entre otras fuentes, uno se entera de que “… en tan sólo diez años, entre 1887 y 1897, Bilbao duplicó su población…, Baracaldo la triplicó… y Sestao llegó a multiplicarla por nueve…” (a costa de la inmigración desde otras provincias españolas, claro) Otrosí: V. Blasco Ibáñez firma en la primavera del 1904 su obra “El intruso”. En ella, Goicochea, uno de sus personajes confiesa: “… Nuestra empresa es algo difícil por la continua inmigración de gentes, que traen con ellas las malas costumbres de España. Lo peorcito de cada casa, que viene aquí a trabajar y hacer fortuna. Son intrusos que toman por asalto el noble solar de Vizcaya. Cada vez son más: en Bilbao hay que buscar casi con candil los apellidos vascongados. Todos son Martínez o García, y se habla menos el vascuence que en Madrid…” A todo ello habría que considerar que las poblaciones de esas comunidades no ha parado de aumentar a pesar del crecimiento vegetativo negativo de los autóctonos desde los años sesenta-setenta para acá, de forma que el nombre más común impuesto hoy en Cataluña a los neonatos es el de Mohamed. Pero siendo así las cosas, sin embargo, en sus parlamentos se invierte la proporción real de la calle y predominan los apellidos locales y cuando no, como el “honorable” Montilla, están casi siempre al servicio de partidos nacionalistas. Y por supuesto, legislan por sus intereses y en contra de la mayoría, a la que no representan. En Cataluña, de entre los grandes partidos con posibilidades de alcanzar el gobierno de la Generalitat, sólo el PP no es nacionalista. El resto, PSC, CiU, IUCV y ERC son claramente independentistas y a los niños se les enseña desde las escuelas a odiar al PP y, en definitiva, a cualquier persona o partido que discuta esa aspiración. ¿Le condonarían las cajas catalanas al PP una deuda multimillonaria en euros como sí hicieron con el “honorable” y su PSC?
No importan ni el artículo 2 de nuestra Constitución ni el 26.3 de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” (“Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”) Parece claro que nuestros distintos gobiernos centrales alientan implícitamente las aspiraciones federalistas y secesionistas de esos nacionalistas. Los hechos son los hechos. Por otra parte, hay que ser imbécil para no entender que quien educa a los infantes es dueño de sus voluntades: más bien pronto que tarde, los jóvenes nacionalistas actuales votarán masivamente por la independencia. ¡Adiós, Madrid!